Recientemente conocimos que Hunter Biden había acordado con la Fiscalía declararse culpable de tres delitos (dos de ellos relacionados con fraude fiscal y otro relacionado con posesión ilegal de armas) con el fin de evitar su entrada en prisión. Pero ahora su situación, lejos de arreglarse, se le complica por momentos.
Varios medios norteamericanos entre ellos The New York Post han publicado que Hunter Biden dedujo ilegalmente de sus impuestos decenas de miles de dólares en pagos realizados a prostitutas y a un club de sexo elitista, según denunciaron varios informantes de la Agencia de Recaudación Impositiva de los Estados Unidos (IRS) en una entrevista ante el Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara de Representantes. Estos informantes detallaron cómo el hijo de Joe Biden hizo todo lo posible para no tener que declarar sus ingresos y evitar pagar 106.000 dólares en impuestos, incluso descartando sus escapadas sexuales como gastos comerciales.
Se descubrió que Hunter Biden deducía dinero de pagos destinados a su “asistente de la costa oeste” quien en realidad era prostituta y que en muchas ocasiones abonó vuelos diciendo que viajaba por negocios pero en realidad iba a solicitar prostitutas ucranianas y rusas.
Con respecto al Club de sexo, los informantes también descubrieron que Hunter gastó un depósito para una membresía del club sexual de élite de Los Ángeles al incluirla como membresía de golf. El fundador del exclusivo club, Damon Lawner, aseguró al New York Post que Hunter fue miembro de su club en un momento, pero fue expulsado por «agarrar el trasero de las mujeres» y actuar «como un niño mimado».
Por si esto no fuera poco, hace unos días un grupo de investigación sobre la corrupción llamado ‘Marco Polo’, ha sacado a la luz un libro con un informe de 630 páginas sobre el ordenador portátil de Biden el que se documenta minuciosamente 459 delitos (191 sexuales, 128 de drogas y 140 comerciales) cometidos por los Biden y sus socios. El libro está disponible de forma gratuita para todo el que tenga estómago para ver cómo se las gastan esos degenerados.