Tras ver lo sucedido a lo largo de toda la farsemia, en nuestra inocencia, penábamos que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no podían caer más bajo, pero nos equivocamos, sí podían.
Y ahora nos damos cuenta de que es lógico que las pruebas para acceder a cualquiera de estos cuerpos cada vez sean accesibles, en los que se refiere al aspecto cultural y educativo, porque, al parecer, lo que busca el estado son armarios empotrados con cuerpos moldeados en un gimnasio, pero con cabezas que solo tengan lo justo para cumplir órdenes sin rechistar.
De esta forma, se producen situaciones como las que se han dado estos días delante de la sede del PSOE convertido en un fortín para que la plebe de pagadores de impuestos no pudieran expresar sus protestas al felón de la Moncloa. Imaginamos que, en breve, Marlaska empezará a repartir medallas entre los aguerridos agentes que se llevaban a un anciano a comisaría, mientras que sus compañeros se dedican a hacer la ola a inmigrantes que entran ilegalmente en España porque, ya saben, solo cumplen «órdenes».
Vean, por ejemplo, de qué forma y cómo han detenido a un jubilado en Ferraz, al que han acabado llevando a comisaría.
Cuando todo se acaba supeditando a cobrar y a mantener un puesto de trabajo, cada vez más deshonorable, se producen situaciones como estas.
Después esperaran que, cuando tengan reclamaciones laborales que hacer, los españoles les apoyemos de la misma forma que lo hacíamos antes. En lo que a nosotros respecta, lo llevan claro.
Llevan siendo el brazo armado del poder desde hace mucho tiempo, pero desde que Sánchez llegó al gobierno parecen sus sicarios. Es lamentable que actúen de esta forma contra la gente a la que se deben y que, además, les paga.
No es fácil advertirlo pero estamos en manos de «posesos» al servicio del enemigoo