Uno de los hechos más curiosos que se producen cuando alguien llega el poder, es que, de repente, entre medios afines subvencionados, pelotas del partido y algún que otro seguidor lerdo, se le atribuyen una serie de cualidades de semidios, rozando la perfección absoluta, que no son más que pura literatura barata para ensalzar una personalidad que, muchas veces, es incluso enfermiza.
Ese es el caso de Sánc-HEZ. Gracias a esa cohorte de vividores de la subvención pública se le ha diseñado un disfraz de estratega, de tipo inteligente que, bajo nuestro punto de vista, nada tiene que ver con la realidad. Un claro ejemplo es aquel libro que tituló, le titularon, «Manual de Resistencia».
Y a todo esto, un libro que de publicó después de que todos nos enteráramos que, por ejemplo, su famosa tesis doctoral no fue más que un burdo copia-pega que, a pesar de ser demostrado, no ha tenido consecuencia alguna. Una demostración de esto que estamos diciendo es que, cuando no era presidente y su cuenta de Twitter la manejaba él mismo, escribía con faltas de ortografía. ¿Qué clase de doctor universitario en lo que sea es capaz de escribir de esta forma?
Ahora, tras siete años en la presidencia del gobierno, después de contar con un ejército de asesores, de tener en sus manos a la policía, al ejército, al CNI, a INDRA, al CIS, Correos, Hacienda… y todo ello regado con nuestro dinero, se nos cuenta que el tipo es un lince y un gran estratega. ¡A otro perro con hueso!
Ese «lince», ese «estratega», ese «resistente», en cuanto tiene el más mínimo problema no pisa por el Congreso de los Diputados. En cuanto se le tuerce un poco el asunto, da ruedas de prensa sin prensa. En cuanto su trasero empieza a oler a chamusquina, es capaz incluso de buscar enfrentamientos diplomáticos internacionales para desviar la atención. ¿Y este es un estratega?
Estén seguros de algo, en cuanto el tipo se levanta de la cama no tiene necesidad de usar ni siquiera su cerebro para nada, porque otros lo van a hacer por él. Nos extraña incluso que sea capaz de ir al baño él solo sin que alguien se la sujete, al «valiente estratega».
Lo que no tiene son escrúpulos y ya tenemos claro que sería capa de vender a quien fuera con tal de seguir viviendo bien. Porque eso es lo único que le preocupa: vivir bien sin dar «palo el agua».
Este hombre no es más que un vividor que ha tenido buena suerte en su vida por saber usar su buena planta y los negocios de su suegro. Va con el USB puesto desde por la mañana con la lección bien diseñada y usa la boca para replicar lo que tiene insertado. Sin más.
De estratega nada. Un mentiroso y un cobarde protegido con el dinero con el que el estado saquea a los españoles.