El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, Ángel Víctor Torres, ha revelado este domingo que ha sido diagnosticado con cáncer. El anuncio, realizado por el propio Torres a través de sus redes sociales y en una breve comparecencia pública, llega en un momento particularmente delicado para el político, cuya trayectoria se ha visto ensombrecida en los últimos meses por acusaciones de corrupción vinculadas a la trama PSOE y caso conocido como «los pisitos».
Torres, visiblemente afectado pero manteniendo la compostura, ha informado que iniciará un tratamiento médico en las próximas semanas, sin especificar el tipo de cáncer que padece ni su gravedad. «Es un golpe duro, pero estoy decidido a enfrentarlo con toda mi fuerza y con el apoyo de mi familia y seres queridos», declaró. Asimismo, ha asegurado que continuará desempeñando sus funciones como ministro en la medida que su salud lo permita, aunque no descartó una posible reducción de su agenda pública.
Sin embargo, este anuncio no logra eclipsar las sombras que persiguen al político, quien está cada día más acorralado. En el centro de la controversia está su supuesta conexión con Víctor de Aldama, el empresario señalado por presuntamente gestionar comisiones millonarias a cambio de favores políticos y la presencia del ahora ministro en un «piso con señoritas» en la calle Atocha de Madrid. El caso, que ha salpicado a varios miembros del gobierno, apunta a que Torres pudo haber participado en una trama de corrupción durante su etapa como presidente de Canarias, beneficiándose de pagos ilícitos relacionados con contratos públicos. Aunque el ministro ha negado rotundamente estas imputaciones y ha prometido plena transparencia, las investigaciones judiciales siguen su curso y la presión pública no cede.
Curiosamente, este episodio recuerda a otros casos notorios en la política española donde la enfermedad y la corrupción han coincidido de manera llamativa. El exministro Eduardo Zaplana (PP), también diagnosticado con cáncer en su momento, enfrentó acusaciones por desvío de fondos en el caso Erial, mientras que el expresidente de Andalucía, José Antonio Griñán (PSOE), igualmente afectado por esta enfermedad, fue condenado por el caso de los ERE pero eludió la cárcel para tratarse el cáncer que padecía. Qué casualidad, dirán algunos, que estos políticos enfrenten diagnósticos tan graves justo cuando los focos de la justicia se posan sobre ellos. La coincidencia no ha pasado desapercibida y ya genera murmullos entre la ciudadanía y los medios.
La noticia de su enfermedad ha generado reacciones encontradas. Mientras algunos sectores han expresado solidaridad y deseos de pronta recuperación, otros han señalado el riesgo de que este anuncio sea percibido como un intento de desviar la atención de las investigaciones en su contra. «Es humano lamentar su situación personal, pero eso no borra las preguntas que aún debe responder», comentó un portavoz de la oposición.
Por ahora, el futuro político de Ángel Víctor Torres queda en suspenso, atrapado entre la lucha contra el cáncer y la presión de un escándalo que no da tregua. El tiempo dirá si logra superar ambos desafíos o si, por el contrario, marcan el fin de su carrera en la primera línea de la política española.
El caso más sonado,es el del Antipapa Bergoglio,acusado de muchas infamias.
Sigonifa esto que tendrán que reconocer que las vacunas producen cáncer?.