Algunos científicos, militares, miembros de los servicios secretos o altos cargos de los organismos, cuando se jubilan o están próximos a la muerte, deciden contar secretos que habían permanecido ocultos, desvelar tramas y mentiras, e incluso retractarse de ciertos actos de su pasado de los que no se sienten especialmente orgullosos. Por eso mantenemos viva la esperanza de que toda esta conspiración mafiosa contra la humanidad tenga vuelta atrás.
Tal es el caso del investigador William Thompson, que admitió públicamente que él y sus colegas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) mintieron, engañaron y cometieron un fraude científico al ocultar en sus informes que la vacuna triple vírica tenía claros vínculos con el autismo.
Otro científico que se animó a contar la verdad es el doctor británico Peter Fletcher, que fue director científico del Departamento de Salud y asesor médico de la Comisión de Seguridad de los Medicamentos, lo que significa que era responsable de decidir si las nuevas vacunas eran seguras o no. Fletcher expresó sus primeras preocupaciones acerca de la vacuna triple vírica en el año 2001, afirmando que los ensayos de seguridad antes de la introducción de la vacuna en Gran Bretaña eran inadecuados. Ahora reconoce que los temores teóricos que planteó en su momento, parecen estar convirtiéndose en realidad.
Este acaba de acusar a su gobierno de ser excesiva e inexplicablemente complaciente sobre la vacuna triple vírica en los niños. Dijo que “si se demuestra que la vacuna triple vírica causa autismo, la negativa de los gobiernos a evaluar los riesgos adecuadamente harán de este uno de los mayores escándalos de la historia médica”.
El doctor Fletcher llegó al convencimiento de la relación entre la vacuna y el autismo después de estudiar miles de documentos relacionados con el caso, tras haber aceptado ser testigo experto en las pruebas sobre la seguridad de los medicamentos para los abogados de los padres de los niños afectados. Pero, además, añade que ha visto “una acumulación constante de pruebas procedentes de científicos de todo el mundo que confirman que la vacuna triple vírica está causando daño cerebral en ciertos niños”.
La creciente tasa de casos de autismo y la cada vez mayor comprensión científica de la enfermedad intestinal relacionada con el autismo, lo han convencido de que la vacuna triple vírica puede ser la culpable. “Los datos clínicos y científicos se están acumulando y empiezan a indicar cada vez de forma más clara, que el virus del sarampión vivo contenido en la vacuna triple vírica, puede causar daños en el cerebro, el intestino y el sistema inmunológico en un subgrupo de niños vulnerables. […] La constante acumulación de pruebas, procedentes de un buen número de universidades respetadas, hospitales universitarios y laboratorios de todo el mundo, lo que realmente importa aquí. Hay demasiados indicios como para ignorarlos. Sin embargo, las autoridades sanitarias gubernamentales, al parecer, prefieren ignorar estos claros indicios”. Escalofriante. Dice que el público tiene derecho a conocer esta información. Las declaraciones del doctor son de 2016.
Hay esperanza. Afortunadamente, algunos científicos están dando la cara y lavando sus conciencias, y es de agradecer. Hay mucho daño detrás que habría que reparar, al menos moralmente. Aunque, como reconoce el doctor Fletcher, hay gente muy poderosa en las cúpulas de poder en Gran Bretaña y en otros lugares, que han apostado toda su carrera y reputación sobre la seguridad de la vacuna y que están dispuestos a hacer casi cualquier cosa para protegerse a sí mismos del posible escándalo. ¡Ya lo han hecho!
Nuestra opinión es que los gobiernos ya están más que desprestigiados, lo mismo que las asociaciones médicas y las revistas científicas de renombre. Después del escándalo Wakefield, ¿cómo vamos a fiarnos de cualquier artículo que publique The Lancet?
Era un crío y mi madre que era Médico me decía: «Hijo, los científicos se parte en 2 ramas: Unos de chequera y otros que luchaban a no poder más para llegar a la cúspide de lo científico y no se puede, si no se vende o no tienen enchufe haya arriba, ya sabes tu niño». Un aparto llamado MICROSCOPIO, siempre delata lo escondido, o quién quiere esconder la pura verdad del FALSO CORONA/19. Deberían estar colgados todos y cuando opino esto me baso en hechos reales aparte de nombres de unos que se considera elite y realmente: No son nadie, sin dinero robado de las ciudadanías que les pagamos todos nosotros en todos los países.