Artículo de Alfonso de la Vega
En España pese a la cada vez más cierta y cercana amenaza de golpe definitivo para la nación tras el contubernio palaciego de Cataluña y la corrupción desbordada impune parece que no pasa nada. Nadie reacciona. Nadie se mueve. Bueno siempre hay algún héroe que lucha contra corriente. Sin aparente apoyo institucional, más bien al revés, ante la incomprensión de los más y la sonrisa cínica maliciosa de los socialistas un juez heroico y esforzado está echando sobre sus hombros la hercúlea tarea de tratar de impartir justicia en este desolado reino.
Sin embargo, aparte de los graves conflictos bélicos abiertos en Ucrania u Oriente medio en otros lugares del mundo se están produciendo importantes disturbios. Así en la desgraciada Venezuela para protestar por el autogolpe de Maduro mucha esforzada gente desesperada se ha echado a la calle desafiando la feroz represión y los crímenes impunes de la sanguinaria narco dictadura comunista.
Pero quizás lo más insólito por su gravedad se está produciendo en un jardín florido como dice el cínico Borrell de la Europa alegre y confiada: en el Reino Unido donde el cobarde asesinato de tres niños pequeños en una guardería y las heridas infringidas a otra docena de criaturas perpetrado por un musulmán viene a ser la gota criminal que bordea el vaso de manera que está provocando gravísimos disturbios más propios de la revueltas indias contra los paquistaníes tras finalizar la dominación británica.
En España estos gravísimos sucesos se han intentado tapar o disimular, pero por lo que se ve el Reino Unido la gente ya está harta y se ha enfrentado a la policía que actúa como defensora de los agresores y en contra del propio pueblo inglés al que la tenebrosa ministra laborista de Interior ha acusado con prisión como si fuera una esbirra de Maduro. El propio flamante primer ministro ha amenazado con tomar medidas muy duras contra los que, según él, contribuyan a la protesta desde las redes. La situación es tan grave que en Irlanda del Norte, se ha producido el fenómeno inaudito de que unionistas y católicos se hayan aliado para combatir juntos al enemigo islámico común. El grado de indignación es tal que la cosa parece propia del Tercer mundo, y se ha intentado quemar un hotel residencia de musulmanes donde se habrían perpetrado agresiones sexuales con total impunidad. Sin embargo, la complicidad de la policía se estría demostrando cuando que se hace ayudar por hordas musulmanas y terroristas “antifas” en la violenta represión del pueblo británico.
Pero la reflexión que cabe hacerse para intentar comprender estos sucesos en profundidad es que con la criminal complicidad de los Estados la Plutocracia globalista internacional está promoviendo una invasión incontrolada e inasimilable para destruir la civilización cristiana occidental y sustituir la población autóctona europea por otra más acorde a sus sucios intereses misántropos. Parece claro que se busca la violencia y la guerra civil con el aparato del Estado a favor de los invasores. Es el Poder contra el pueblo y en el marco de una supuesta o pretendida democracia para más INRI. No sé si el retrato diabólico ígneo que se ha hecho pintar Carlos III es o no casualidad.
Se sirven de unos media prostituidos que ocultan o tergiversan los hechos que el Poder plutocrático no quiere que se sepan, de modo que impiden la formación de una opinión pública digna de tal nombre que se oponga eficazmente a la devastación inducida. Se pretende degradar Europa a Tercer Mundo.
Quizá sea esta la principal diferencia con respecto a anteriores crisis históricas. Siempre han existido enfrentamientos entre civilizaciones o entre diferentes naciones pero nunca como hasta hora el empleo del poder de cada Estado contra su propia nación. Demostrado incompatible con la sharia islámica, valores, espiritualidad, tradiciones, instituciones, cultura, economía real… la propia sociedad, todo es arrojado al fuego devastador. Pero cuando estos patrones se vienen repitiendo con matices en cada país lo lógico es pensar que forman parte de una agenda subversiva revolucionaria única.
Aquí en el infortunado reino de España a la luz de estos sucesos en Reino Unido, Francia, Suecia o Alemania, pudiéramos intentar comprender lo que pasa para prevenir o al menos paliar el desastre total que se nos avecina. Pero no, no ponemos las barbas a remojar y estamos condenados a repetir los mismos errores que nuestros vecinos a añadir a los tan propiamente nuestros ya tantas veces señalados. Parece que no ha servido de nada nuestra historia y el que nos costase nada menos que ocho siglos de Reconquista recuperar la España perdida por la corrupción y traiciones de sus dirigentes.