Como cómico en Cuaresma

Por Alfonso de la Vega

«Leonor se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!.
Leonor se fue a la guerra,
no sé cuando vendrá.
Do-re-mi, do-re-fa,
no sé cuando vendrá…

Leonor no viene ya.
Do-re-mi, do-re-fa,
Mambrú no viene ya.

Que Mambrú ya se ha muerto,
¡qué dolor, qué dolor, qué entuerto!,
que Mambrú ya se ha muerto,
lo llevan a enterrar.
Do-re-mi, do-re-fa,
lo llevan a enterrar…

La lamentable y temeraria excursión belicosa real a las Repúblicas bálticas paradójicamente muestra la debilidad de Su Majestad, empeñado en hacer méritos a costa de nuestros legítimos intereses con los amos del NOM. Se presenta urbi et orbi como un personaje pirandelliano en busca de autor o mejor aún: un cómico desesperado que se ofrece y cohecha para que algún empresario le contrate aunque ponga en almoneda su dudosa virtud, o sea por caridad o por costumbre, cara las nuevas funciones a representar cuando pase la semana santa.

Su Majestad galleando en solitario por la pasarela naval en la exótica Estonia me recuerda en forma de farsa a la diva olvidada Gloria Swanson bajando la escalera después de la no menos estupenda hazaña de haberse cargado a su gigoló en la famosa Sunset Boulevard o El crepúsculo de los dioses.

Confiemos en que Su Majestad sea más consciente de sus actos que la diva venida a menos hollywoodense. Parece estar muy desesperado para que poco después de alegar en su descargo que como rey constitucional no puede hacer política ni oponerse a las fechorías, felonías y vulneraciones constitucionales de su gobierno abandone tal presunta neutralidad constitucional y se meta nada menos que a adoptar la peligrosísima posición ideológica de desafiar bélicamente a Rusia, usurpando funciones que corresponden a su gobierno, hablando imprudentemente en nombre de España, cuyos empobrecidos y humillados ciudadanos no le han dado vela en este entierro, que se sepa. El solito, vestido de curtido lobo de mar ¡quiere atemorizar ¡a Rusia! Hemos renunciado a defender nuestras fronteras ¡y queremos defender las de Ucrania!

Él, que según lo publicado y no desmentido, ni siquiera en lo personal se muestra capaz de poner orden ni la más elemental dignidad dentro de Palacio, se ofrece a arreglar la cuestión geoestratégica mundial y declara muy puesto en razón que «España» considera a Rusia como enemiga. Lo que dice la constitución de: “Colaborar en el fortalecimiento de unas relaciones pacíficas y de eficaz cooperación entre todos los pueblos de la Tierra.”, va a ser mejor dejarlo para más feliz ocasión. 

No deja de ser digno de estudio que la sumisa y desvalida paloma palaciega doméstica se transforme en belicoso agresivo halcón a conveniencia. La cosa mueve a risa de no ser tan trágica… ni tan peligrosa. Afortunadamente, Su Majestad ha regresado sano y salvo de modo que aún nos sirve para otra incursión bélica.

Pero no deja de ser curioso que la prensa cortesana subvencionada ditirambo alabanciosa jalee tales imprudencias reales, esos temerarios arranques de “ardor guerrero” propios de su bisabuelo Alfonso XIII, el causante del famoso y sangriento desastre de Annual. Su labor cortesana junto a la de sus asesores debiera ser hacer comprender a Su Majestad que lo suyo es una mezcla de ridícula impostura y de imprudencia temeraria, de no constituir incluso traición al ponerse al servicio sumiso de una potencia extranjera y en contra de nuestros legítimos intereses.