Llegó el esperado día 9 de marzo y esta mañana llevó a cabo la manifestación contra Pedro Sánchez que había sido convocada hace algunas semanas. Y aunque en teoría la manifestación había sido convocada por varias asociaciones de la sociedad civil, a ella acudieron miembros de algún partido, como Santiago Abascal, de Vox, o del ya casi desaparecido Ciudadanos.
Según algunas fuentes, el número de manifestantes ha sido de unos 400.000, aunque según otros medios como ‘La Vanguardia’ el número de manifestantes fue de 15.000.
Y efectivamente, muy bien, muchos más asistentes de los que dice ‘La Vanguardia’ de esos que solo salen a las calles si les convoca algún partido político, pero ha habido algo que a nosotros nos ha llamado mucho la atención: la gran cantidad de banderas de la Unión Europea que hemos visto, demostrando que todavía hay muchos españoles que no se enteran de nada, a pesar de que todo lo que estamos sufriendo, en gran parte, es culpa de esa propia UE de la que tan orgullosos portan la bandera.
Y es que parece mentira que el Pacto Verde se haya aprobado hace tan poco tiempo en el Parlamento Europeo. O que los SMS entre Von der Brujen y Fiaser hayan desaparecido como por arte de magia. Parece mentira que se nos quieran imponer todo tipo de controles digitales, se nos llene España de molinos o de placas solares, o que desde la UE se pretena acabar, por ejemplo, con el sector agrícola español.
Parece mentira que las víctimas de la Agenda 2030, como si fueran tontos, lleven la bandera de una de las organizaciones que más apoya esa aberración.
Da la sensación que el folclore, o lo que les digan por la tele, se sigue imponiendo sobre el raciocinio, el sentido común y la lógica más elemental: cientos, si no miles de asistentes a esa manifestación acudieron a la misma con el símbolo de una organización mafiosa cuyo objetivo es el que se está consiguiendo, la destrucción de España.
Lo de España ya es como si los borregos protestaran contra el matadero, mostrando orgullosos en sus lomos el sello de la empresa que lo gestiona. Parece que en España hay muy pocas opciones para la esperanza porque la gente no se quiere enterar de nada y sigue en su mundo de Sálvame, de fútbol, de cañita en la terraza y de Benidorm una semana en agosto.
¿Cómo se lo va tomar Sánchez en serio? Beeee, beee, beeeeeee…