¡Ay! ¡Pero qué viejo es tu coche, cuánto lo siento!

Soñar que conducimos un coche, que es nuestro vehículo, significa que vamos adónde deseamos, de manera cómoda, sin impedimentos y que somos soberanos de nuestras vidas, sin que ningún sátrapa ose violar nuestro espacio y mucho menos nuestra intimidad, donde están nuestros seres queridos. La publicidad opera de esa forma: se fundamenta en arquetipos como este deseo innato del ser humano que se simboliza en un objeto de cuatro ruedas, sin que éste tenga nada que ver ni con nuestra libertad, ni nuestros anhelos. Es así como nos engañan, nos toman por estúpidos y nos guían para comprarnos el coche más caro, o al menos, es lo que llevan años haciendo.

Con la recién instaurada nueva religión del cambio climático, cuyo fundamento reside en lo perverso que es el ser humano (al igual que hacen con el pecado, cosa curiosa…), que no cuida su planeta, lo contamina, lo ensucia y lo altera hasta el punto de alterar el clima y en ese ínterin mata a otros seres humanos, se trata ahora de hacernos creer a todos estúpidamente culpables de lo que hacen las grandes multinacionales que se benefician con el petróleo, y ahora pasarán al litio, el cual contamina mucho más, pero claro está que los coches serán eléctricos, de modo no echarán humo, pero lo necesario para que funcionen será tan caro y tan problemático, que acabarán dejando restos tóxicos por doquier, más que con la gasolina. Podrían haber lanzado la investigación por los coches solares, que reciben la energía del astro rey, del agua (como ya se han hecho motores) y de otras fuentes de energía. Claro está que el litio es más provechoso y, como los coches eléctricos tendrán menos autonomía que los actuales de gasolina, habrán adquirido una forma de control nunca vista. No olvidemos que los intentos por vender este tipo de coches hasta ahora no han funcionado, debiendo retirarlos a millones, razón por la que, como buenos sionistas y masones que son, buscan la forma más letal para imponernos su tanta y sagrado voluntad luciferina.  Nos introducirán su sucia ideología por la tecnología y las leyes, todas aposta y muy mal intencionadas. Poco a poco, lentamente, relatándonos los desastres climáticos que ellos realizan con sus experimentos sobre el cambio climático, provocan sequías, inundaciones, huracanes y todo tipo de desastres. ¿Y quiénes somos los responsables? nos preguntamos.  ¡Obviamente nosotros, los humanos de a pie que pagamos los impuestos a nuestros dictadores! ¡Hay que cuidar el planeta, señores, y el que no se haya enterado es un negacionista del cambio climático, lo peor de lo peor y todo un insolidario, igual que el que no le daba la gana de inyectarse el veneno covidiano y era condenado por periodistas comprados a ser encerrados en campos de concentración!

Entrando en materia, las medidas que se están aplicando van en esa línea. En España ya hay una norma para las ciudades de más de 50.000 habitantes, donde se prohíbe la entrada de vehículos llamados contaminantes porque no tienen una pegatina o no cumplen ciertos requisitos. En Madrid, sin ir más lejos, se establecía como límite desde el 1 de enero la M-30, según tengan el distintivo B en amarillo o el C en verde. “En Madrid, a partir del 1 de enero de 2024, solo se restringirá el acceso a los vehículos A (sin distintivo medioambiental) de fuera de la capital en todo el término municipal, han confirmado fuentes del Ayuntamiento de Madrid a 20minutos. No obstante, sí podrán seguir circulando en el resto de la comunidad autónoma. Hasta ahora, el límite de acceso lo marcaba la M-30, que forma un anillo alrededor del centro urbano. En este sentido, desde enero de 2023 quedó prohibido el acceso y circulación de vehículos A por las vías públicas urbanas del interior de la M-30, incluyendo la propia M-30.” Es fácil ver como van poquito a poquito y a poquito… Y la gente no se entera.

Dado que la idea es no parar, existe un proyecto de ley en el parlamento europeo, el antro de la Unión Europea, una de las instituciones que se asegura el cumplimiento de todos los planes sionistas, garantizando sus políticas, junto a la ONU, haciendo el papel de la CMR o del Club Bilderberg, donde se aglutinan los ejecutores de los más perversos objetivos políticos. ¿Y quiénes están detrás de estas medidas, sobre las cuales no legislan al principio y luego te la meten con embudo, como la gasolina entra en los motores de los coches? Las élites y las grandes compañías que desean eliminar nuestros derechos. Mas, vayamos a la cereza del pastel. Aquellos coches que tengan más 15 años, en el caso de que tengan problemas de frenos, motor o cualquier achaque que se considere normal, no podrían ser reparados en ningún garaje porque lo va a prohibir la Comisión Europea y sus santos cojones. Es más, si llevaras su vehículo a reparar, estarías cometiendo una acción ilegal y puede que incluso hasta delictiva (los gobiernos son raudos en crear nuevos delitos y normas, pero no en cuanto a lo que preocupa realmente a los ciudadanos), por lo que tendrías que ir a un mecánico clandestino. En el caso de no hubiese porque eliminarán antes todo el gremio, tendrías que llevar tu viejo coche al desguace y declararlo en siniestro total. ¡Y no se te ocurra venderlo fuera de la horda de fascistas que gobernará Europa porque lo tendrías también prohibido!

Dado el silencio, la quietud, la parsimonia con la que esta mafia que sólo persigue la “pasta” fácil (venderán los coches bien caros, los seguros serán tan elevados que nadie podrá tener un vehículo), cuando te des cuenta, ya no puedes conducir, a menos que te lleven en autobús, porque Yolanda la salvadora del pueblo ya ha propuesto hasta eliminar vuelos aéreos nacionales, porque contaminan, mientras el gobierno se va en falcon para dar sus nauseabundos discursos comunistas.

Mientras tanto el parlamento europeo, por cierto, completamente inoperativo al no poder tener iniciativa propia que no sea derivada de la Comisión Europea para sus votaciones, está amordazado, al estilo de los palmeros que, a cambio de recibir increíbles sueldazos, han de acceder a todos los planes de las élites satánicas.

La religión del cambio climático persigue modificar todos nuestros hábitos, incluso de consumo, donde tenemos un ápice de libertad, para llegar a controlarlos completamente, de modo que seremos continuamente vigilados y sin derechos dignos, pues nunca hemos sido considerados personas, sino instrumentos para que otros ganen millones a expensas de nuestra ingenuidad e ignorancia. Todo sea para amordazarnos, prohibirnos expresarnos y no desear más ser personas libres, eliminando toda forma de placer, aunque sea inconscientemente simbólica: me refiero al coche.

Haciendo una hilación del entramado, las piezas encajan a la perfección, guiados por la sucia sabiduría de la masonería y de sus maestros del grado 33, sentados en la Unión Europea, a la que hemos cedido nuestra soberanía, identidad y alma, pero es sí, somos el primer mundo. ¿O seremos el tercero o el cuarto dentro de unos pocos años si seguimos a este ritmo y habrá que escapar de la adorable Europa antes de que la conviertan en una dictadura de ultra fascismo?