En esta España en la que vivimos, que antes estaba cargada de valores y de principios, se ha acabado con todos ellos «por la pasta». Todo vale «por la pasta». Los medios de manipulación venden un veneno a la población y para que se lo administren, les mienten sabiendo que les va a perjudicar. Pero ojo, no pasa nada porque todo está justificado por la pasta.
Médicos, sanitarios, «expertos» de algo en general, antes respetados, callan ante lo que ven y lejos de denunciar o alertar, lo promueven. Incitan a todo el mundo para que se inoculen. Destacan bondades inexistentes y ocultan perjuicios mortales. Pero no pasa nada, porque todo está justificado «por la pasta».
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Y lo peor es esa, esta, sociedad que recibe toda esta información. Una buena parte de ella, con clara incapacidad para filtrarla, porque no da para más. Otra, con pocas ganas de hacerlo porque son incapaces de hacer nada por iniciativa propia y prefieren abrir la boca para tragarse todo lo que le echen por la televisión aunque sea mentira, porque puede más su vagancia que cualquier otra cosa. Y después están los del «qué dirán».
Los del «qué dirán» son esos que, aunque pueden ser capaces de ver la realidad, lo único que les importa es no ser identificados con un colectivo atacado por los medios de comunicación. No pueden ir de la mano de «negacionistas», «antipinchazos», no sea que vayan a decir los demás algo de ellos. Mejor permanecer callados aunque no se esté de acuerdo e incluso se sepa la verdad, no sea que vayan a decir.
Entonces, en la España de las «Jennis» llega una de las Jennis a la que convierten en heroína de algo inexistente a cambio de dinero. La Jenni, lejos de tener principios y de identificarse públicamente con algo que no ha hecho, se deja utilizar públicamente, «todo por la pasta», y sale delante de millones de personas a dar lecciones de algo que no ha hecho y a convertirse en imagen de algo que no ha sufrido.
¿Y se va a avergonzar de algo, alguien se lo va a reprochar públicamente? Lo dudamos, porque en la España del «todo por la pasta» se ha perdido todo lo honorable, los principios, los valores, los ideales, no existen. Solo tenemos una sociedad que ha vendido su alma al diablo y que prefiere ignorar, con ese cortoplacismo que tiene, cuál es el precio que van a pagar más pronto que tarde.
Yo el día de fin de año fui a las 21 horas para cama, no esperé por las campanadas de esas monadas que sirven y lamen el culo al gobierno comunista y que son especialistas en mentir y difamar para seguir con la agenda criminal que es la Agenda 2030 y la Agenda siglo 21 de esa organización mafiosa y criminal que son las Naciones Unidas a la que los derechos humanos de los individuos les da lo mismo, en marzo del año 2020 se han conculcado nuestros derechos y nuestra libertad y ni la ONU ni nadie nos ha defendido porque están todos podridos y vendidos a Lucifer. En este mundo el que quiere tener fama y triunfar tiene que vender su alma a Satanás y eso es lo que han hecho esos despojos inhumanos que dieron las campanadas de fin de año en los medios de comunicación terroristas.
Otro bufon o payaso que ha pasado de gracioso a complice.
Sr Ramón con la Jenni ni a la vuelta de la esquina no despues de lo que ha hecho pero vd no tiene dignidad aunque haga galas de inocente, inocente. Vd debería haber dicho NO.
Vaya gentuza los de la foto,daban arcadas el verles con ese rictus de falsedad y malicia…
Vaya añito nos espera…