La nueva desamortización

Por Alfonso de la Vega

Se está produciendo en todo el mundo una nueva “desamortización” como la famosa del ministro judío masón Mendizábal de 1836 en España que trataba de “corregir” el que buena parte del patrimonio nacional sobre todo en bienes inmuebles estuviese en lo que se entonces los ilustrados llamaban “manos muertas”, propiedades de la nobleza, la Iglesia o instituciones oficiales. En realidad, causa principal era la deuda. Cabe definir a la desamortización como la apropiación por parte del Estado por decisión unilateral suya de bienes inmuebles pertenecientes a dichas “manos muertas”, su venta en lotes mediante subastas y la asignación del importe obtenido con las ventas a la amortización de los títulos de la deuda.

En parte realidad económica ya criticada en anteriores ocasiones, en parte pretexto de lo que terminaría resultando un tremendo expolio era que obstaculizaba la economía de mercado y la funcionalidad de la tierra, como se entendía en el Informe sobre La Ley Agraria de Jovellanos. Entonces se pretendía el desarrollo económico, entendido como crecimiento de realización imposible con la estructura económica del Antiguo Régimen.

Ahora nos encontramos en un proceso histórico opuesto, una especie de “contra-desamortización”. La plutocracia globalista internacional está expropiando por la vía de los hechos consumados a los agentes sociales y económicos activos para concentrar poder y riqueza en una nueva clase sui generis de manos muertas, sobre todo de carácter financiero. Con un agravante decisivo, las anteriores estaban sujetas a códigos morales de conducta y las actuales, no. En efecto, ahora es al revés, bajo la hipótesis fraudulenta o mohatrera del pretendido cambio climático de origen antrópico o cualquier otra engañifa semejante se trata de imponer el decrecimiento porque ya no se pretende satisfacer las necesidades reales de la gente sino perpetuar el predominio hegemónico absoluto de una reducidísima casta. La economía de mercado tiende a desaparecer bajo la concentración y colusión oligárquica o monopolista. La monarquía, la nobleza y el clero nacionales han sido sustituidos en parte por los plutócratas jázaros apátridas que son los principales acreedores de la creciente deuda cada vez más difícil de redimir.

Este decrecimiento supone pobreza y al cabo, reducción de población y descomposición social, pérdida de orden político social, arrumbamiento de la civilización. Entonces como ahora cabe estudiar la crisis de Hacienda como síntoma de disfuncionalidad estructural. El aumento de los gastos del Estado incluso para cubrir desfalcos o cosas innecesarias o perjudiciales, burocracia inútil, paguitas para invasores, tenderetes varios, sólo puede mantenerse ceteris paribus si se produce simultáneamente un periodo de crecimiento de la riqueza nacional. De lo contrario, aumenta la deuda y o la carga impositiva, como sucedió entonces y ahora estamos padeciendo. Pero esta desamortización actual hasta ahora no viene siendo producto de violencia física abierta. Se basa en el engaño y el disimulo o en la promoción del apocamiento de la desorientada derecha social. También es producto de la desnaturalización de las democracias, el fraude electoral y la ocupación de las instituciones clave, Corona, Judicatura, Parlamento, monopolios, por gentes afines al movimiento revolucionario cuyas funestas intenciones finales se pretenden ocultar. El proceso va ligado a la creciente pérdida de soberanía nacional secuestrada por instituciones internacionales falaces no democráticas como la ONU, la UE, la OMS, la OTAN…Así la agenda 2030 se camufla de buenismo pseudo filantrópico abusando de la credulidad  ignorancia de parte de la sociedad y la corrupción intelectual y moral de buena parte de la clase política actual.

Pero hace falta financiar este enorme proceso subversivo a escala internacional. El globalismo es corrupción sistémica basada en un sistema de redistribución del patrimonio y la renta a nivel global que canaliza la riqueza o el dinero de los pobres y la clase media de los países desarrollados a los plutócratas, pasando por bolsillos de ciertos próceres. Los prostituidos medios de comunicación occidentales cohonestan el mayor expolio perpetrado en la historia bajo el disfraz de de un sistema institucional globalista, democrático, filantrópico sostenible. La contra-desamortización como botín de la casta globalista internacional, compinchada con las degradadas élites autóctonas.

Como cuando el avance del ejército ruso iba destapando los horrores del nazismo, ahora Trump está haciendo labor similar con las aberraciones criminales de wokismo comunistoide. Un ejemplo: se están destapando las aberraciones y desfalcos de la USAID, a la que según parece ningún crimen resultaría ajeno. Ahorro al sufrido lector la larga letanía de desfalcos y desafueros que se viene conociendo. Especial para sufridos denostados conspiranoicos: la USAID curiosamente financió la geoingeniería de plantación de nubes. 

Sin embargo, sería muy de agradecer que se supiera qué parte de este escándalo nos afecta directamente aquí en el desgraciado reino de España. ¿Quién o quiénes cobran o han cobrado de esta gigantesca mordida?

De todos modos nuestro sanchismo impune también hace sus pinitos con instituciones como el equivalente español de la USAID. Me refiero a la Agencia Española de Cooperación Internacional que riega abundantes ayudas a diversos países sin olvidar a  Movimiento por la Paz (PSOE) o la República Dominicana, preferido paraíso de merecido descanso de personas y capitales de nuestros más encumbrados y enmacetados próceres.