Réquiem por el Régimen del 78

Hace ya algunos años, en esta misma tribuna, concretamente el 6 de agosto de 2020, se publicó un artículo que titulé “Requiem por una dinastía”.

En él hacía mención a que la Dinastía Borbón se había condenado a sí misma desde el momento en que Juan Carlos I sancionó con su firma y se publicaba en el BOE el 27 de diciembre de 2007, la infausta ley 52/2007 de 26 de diciembre por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, también llamada “Ley de Memoria Histórica”.

El rey que promulgo esta ley, se ha convertido en víctima de ella y todos los que votaron en el congreso de los diputados a favor de esta ley, son cómplices de las consecuencias de la misma. El PP votó, junto a comunistas y separatistas,  a favor de siete preceptos del dictamen, los mismos que apoyó en la Comisión Constitucional, entre ellos los referidos a la «despolitización» del Valle de los Caídos y a las ayudas a las víctimas de la Guerra Civil y el franquismo. En resumen, por medio de esta ley se satanizó a Francisco Franco y a toda su obra, incluida la monarquía nacida del régimen del 18 de julio y la Transición Española de la cual nace el régimen de 1978.

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Juan Carlos I no quiso obedecer el mandato que el viejo general en su lecho de muerte le daba: “No olvidéis que los enemigos de España y de la civilización cristiana están alerta. Velad también vosotros y deponed, frente a los supremos intereses de la Patria y del pueblo español, toda mira personal. No cejéis en alcanzar la justicia social y la cultura para todos los hombres de España y haced de ello vuestro primordial objetivo. Mantened al unidad de las tierras de España exaltando la rica multiplicidad de las regiones como fuente de fortaleza en la unidad de la Patria…”

Hasta tal punto llega el pago que sus “amigos” de negocios marxistas hacen a Juan Carlos I, que tiene vetado acudir al Congreso a la jura de la Constitución de la heredera de la Corona el próximo 31 de octubre. El gobierno de Pedro Sánchez impide al abuelo de la princesa, acudir a los actos protocolarios de una sesión plenaria conjunta del Congreso y el Senado y al acto del Palacio Real en el que la Princesa Leonor recibirá el Collar de la Orden de Carlos III en presencia de los poderes del Estado. .

Creo que ese artículo que escribí en un ya lejano agosto de 2020, fue premonitorio con los hechos históricos que han de acontecer en muy pocas semanas, que llevarán a la liquidación de facto y de iure, del régimen nacido de la Constitución de 1978. 

Tras el intento fallido de Núñez Feijoo de ser votado por el congreso de los diputados como presidente del gobierno, la pelota envenenada vuelve al tejado del monarca. El rey ha llamado a consultas a los partidos políticos con representación parlamentaria, siguiendo el orden de menor a mayor por el número de diputados conseguidos. El artículo 99 de la Constitución nos dice que: «El Rey, previa consulta con los representantes designados por los grupos políticos con representación parlamentaria, y a través de la Presidencia del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno».

Ante esto surge una pregunta ¿Puede el rey proponer como candidato a presidente del gobierno, para ser elegido por el Congreso de los Diputados a un individuo que sólo tiene 152 diputados conocidos, es decir, tiene 20 diputados menos que Núñez Feijoo?

No puede, evidentemente no.

El rey no puede proponer como candidato al Gran Felón, ya que sólo van a ir a la ronda de consultas con el Jefe del Estado, los partidos que apoyan abiertamente a Sánchez, pero Junts, ERC y Bildu no van a ir al palacio de la Zarzuela para exponerle al rey que van a apoyar a Sánchez. Entonces ¿Cómo sabe Felipe VI que Sánchez tiene sus apoyos si no van a ir a hablar con él? ¿Lo ha de saber porqué lo diga Sánchez? ¿Qué valor tiene la palabra de Sánchez?

Por lo tanto, Felipe VI se encuentra metido en una encrucijada en la que haga lo que haga sólo tiene que perder él y la institución monárquica. Sánchez y los suyos habrán metido al rey donde ellos querían, en el desprestigio ante los votantes del Frente Popular. 

Si el rey dice que no propone a Sánchez porque carece de apoyos conocidos suficientes y convoca elecciones generales, Sánchez agitará las masas, las turbas saldrán a la calle y sus hordas intentarán derribar la corona de las sienes del monarca. El régimen del 78 habrá caído junto con su rey.

Si Felipe VI nombra como candidato a Sánchez, la destrucción del Régimen del 78 esta orquestada de antemano, por haber negociado el Gran Felón con los golpistas y separatistas, una amnistía, unos referéndum de independencia y otro plebiscito contra la Corona, que dinamita la Constitución y la Monarquía.

El lunes y el martes 2 y 3 de octubre de 2023, Felipe VI de Borbón, llamará al Gran Felón, comenzarán las rondas de consultas y sucederá lo que Felipe de Borbón quiera. Está en su mano pasar a la Historia como el rey que paró el golpe de estado protagonizado por Pedro Sánchez, no proponiéndole como Presidente del Gobierno y convocando elecciones, o pasará a la posteridad como el último rey de su dinastía, por haber propuesto al Gran Felón, como candidato a Presidente del Gobierno, para posteriormente erigirse este como dictador perpetuo de una república confederada de naciones independientes ibéricas.

De nuevo la suerte de la monarquía está unida a la suerte de España. Nunca los enemigos de nuestra patria lo tuvieron tan cerca. Ahora sólo hay que ver si Felipe VI se comporta como lo que formalmente es y corta el golpe de estado de raíz, y si el pueblo español está dispuesto a defender al rey y el propio monarca a luchar por la Corona y por nuestra patria.

Alea iacta est.