¿Se ha rendido ya Su Majestad?

Artículo de Alfonso de la Vega

El nombramiento de un socialista que hasta hoy ejercía de jefe de gabinete del tenebroso comisario Borrell, un diplomático que llegó a estar imputado por la acogida en España del líder del Frente Polisario, para sustituir a Alfonsín en calidad de Jefe de la Casa Real parecería indicar que el complaciente marido de Letizia se habría rendido definitivamente al socialismo golpista impune que asola la nación española con la complicidad fáctica de las demás instituciones de la Monarquía.

El extraño comentario en el discurso de la ministra Robles con ocasión de la Pascua militar se explicaría porque la Letizia sigue estando protegida por el sanchismo y habría logrado este cambio palaciego. Así, el falsario pudiera estar informado al momento y de primera mano de lo que acontece en Palacio. Además, se espera la publicación de nuevos preocupantes datos sobre las hazañas de la consorte y del «Preparao», de modo que este relevo sea un modo de prepararse con un personaje que pueda gestionar mejor los nuevos escándalos. La represalia contra el periodista Peñafiel puede ser otro aviso a navegantes u otra constatación de dónde están hoy los derechos constitucionales de los que tanto presume don Felipe.

Continúa, en un interminable “suma y sigue» tan insólito como lamentable, el esperpento borbónico que ya hacía exclamar a Valle Inclán que «el sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. España es una deformación grotesca de la civilización europea».

Pues sí, ahora disfrutamos de un caciquismo con nuevas tecnologías en un marco estético atrozmente degradado. Soy de los que creo que el origen del desastre español actual se encuentra en la quiebra estética. En lo grotesco sino esperpéntico del funcionamiento real de nuestras instituciones que hace juego con el no menor de las almas descarriadas de toda esa horrible chusma desarrapada de lumpen, horteras, busconas, tribadas, envidiosos igualitarios, trinca subvenciones, descuideros y amigos de lo ajeno que el sistema borbónico cría en abundancia tan contundente como “sobrecogedora”, y engorda en los partidos del prostituido consenso globalista progre y que, por desgracia para España y la civilización, mete frívola o irreflexivamente papelitos viciados en la tramposa urna.

Todo un modelo estético que las instituciones del Régimen se encargan de promover y establecer a mayor gloria y beneficio de la plutocracia escondida. Porque aunque Aristóteles no lo explicase de modo tan directo mucho me temo exista una gran conexión de fondo entre modelos políticos e ideales estéticos. El bien común propio de las aristocracias del mérito no puede buscarse ni prosperar entre la deformidad de lo grotesco de las democracias degradadas, demagogias o tiranías.

El gran Valle Inclán nos explica en La Lámpara maravillosa que

“Hay dos maneras de conocer, que los místicos llaman Meditación y Contemplación. La Meditación es aquel enlace de razonamientos por donde se llega a una verdad, y la Contemplación es la misma verdad deducida cuando se hace sustancia nuestra, olvidando el camino que enlaza razones a razones y pensamientos con pensamientos. La Contemplación es una manera absoluta de conocer, una intuición amable, deleitosa y quieta, por donde el alma goza de la belleza del mundo, privada del discurso y en divina tiniebla». 

La Estética no se reduce solo a eso pero para ser “contemplado” por el populacho don Felipe suele mostrarse al gentío muy impoluto y acicalado, con casi todo el surtido de condecoraciones perfectamente colocado al milímetro que le cabe en su heroica pechera, haciendo las veces de un precioso icono. 

Lo que está pasando en la Casa Real, más propio de un culebrón venezolano del irredento marujeo que de una institución merecedora de un mínimo respeto, es incomprensible e increíble. Y por si no había bastante con todo el abigarrado lío de abusos, cuernos, adulterios, mentiras, odios africanos, venganzas, dudosas paternidades… que sin embargo no les merecen sino la más espesa omertá, ahora la confesión de parte de tal rendición ante el enemigo.

Los Borbones son así y resignadamente hay que sufrirlos tal como son o bien volver a echarlos al merecido exilio. Don Juan Carlos ofreció lecciones muy precisas de su personal estilo de ejercer la jefatura del Estado. Arropado y protegido por los medios y la clase política colaboracionista hasta que se abrió su veda, pero al menos las ejercía.

La Justicia se administra en nombre del Rey. Con don Felipe el estado de derecho se encuentra en retirada próxima ya a la desbandada del sálvese quién pueda. Se ha abierto la veda de los jueces que en Su reino inefable pueden pasar a ser juzgados por los terroristas y criminales cómplices de Su gobierno. Estamos viendo que el TC se pretende sea convertido en la práctica en cómplice de delincuentes para burlar las posibles sentencias condenatorias del TS.

No hay Estética, no hay Ética, no hay dignidad ni vergüenza. Hay Borbones.