Protestas «peperas»: el rebaño necesita ser pastoreado

Este domingo 12 de noviembre, el Partido Popular organizaba en toda España unas concentraciones «contra la amnistía» y contra esos pactos que el impresentable Sánchez necesita para seguir manteniéndose en el gobierno. Al contrario que cuando se convocan concentraciones pidiendo que no se inocule a los niños con un veneno, o pidiendo explicaciones sobre el enorme número de muertes que se está produciendo tras inocular el brebaje, estas, del Partido Popular, fueron unas protestas que tuvieron un enorme éxito de asistencia tanto en Madrid, como en las principales capitales de España.

Nosotros estuvimos pendientes, principalmente, de la manifestación de Madrid a la que acudieron los pesos pesados del PSOE azul, que abarrotó la Puerta del Sol y calles aledañas y que se convirtió, como quien no quiere la cosa, en un mitin, como si de una campaña electoral se tratase con un Feijóo cada día más gris y equivocándose, una y otra vez, en su intervención.

A pesar de que pensamos que las protestas contra Sánchez son necesarias, e incluso fundamentales, con todo lo que estamos viviendo en estos momentos, lo que pudimos ver ayer con las concentraciones del PP nos produjo una sensación agridulce. Y es que, al final, el PP es esto que demostró ‘Canarias Despierta y Unida’ en este magnífico vídeo que grabaron en las concentraciones que se produjeron en Las Palmas.

Es decir, cuando se les pone delante la cruda realidad y las tremendas sospechas que muchos tenemos sobre un fraude electoral, los líderes peperos se convierten en firmes defensores del sistema y justifican unos resultados que se nos han ofrecido sin que se haya producido el obligado escrutinio general.

¿Con qué nos encontramos entonces? No solo con que el PP es más de lo mismo, también nos encontramos con que ese partido se ha convertido en una vía que tiene el sistema para pastorear a la oposición política más cercana al propio sistema, que no es otra que la de los votantes y seguidores de este partido agendista.

En realidad, si lo piensan fríamente, es incluso absurdo ya que las manifestaciones que tienen más éxito de asistencia son las que te marca el propio sistema con sus reglas. Fíjense en las declaraciones de muchos de los asistentes, no solo a las del PP, también a las de Ferras y otras: «pedimos nuevas elecciones», «nosotros no somos ultras, rechazamos tal bandera o tal partido en las manifestaciones».

En realidad, lo que están haciendo es, a pesar de la que nos está cayendo encima, excusándose por protestar. Están obsesionados con no ser encasillados en los típicos mantras que utiliza el sistema para protegerse. No quieren que se les llame «fascistas», «ultras», «cayetanos», ni nada parecido. No se dan cuenta de que esos calificativos son a los que recurre el sistema para desactivarles de forma «pacífica» y, si no funcionan, siempre les quedará el gas o las pelotas de goma, que no «tienen más remedio que usar», debido al comportamiento «violento» de alguien que atufa a infiltrado.

Por desgracia estamos tan acostumbrados a que nos pastoreen que poca gente sabe ya, ni tan siquiera protestar, sin que alguien le lleve de la mano, aunque sea la cara B del represor.

Mientras la gente no se quite de encima complejos, nada funcionará. Hay demasiados a los que todavía les preocupa más el «qué dirán», que la cruda realidad de lo que está sufriendo él, y su familia, en sus propias carnes. Aquí ya no estamos hablando solo de dinero o de impuestos, aquí ya estamos hablando de supervivencia, de proteger la vida.

Es una terrible desgracia que todos hayamos crecido siendo adoctrinados incluso en la protesta, pero es un lastre que debemos quitarnos de encima individualmente, nadie lo puede hacer por nosotros. Mientras no nos quietemos ese velo de la cabeza, en jornadas como la de ayer pensaremos que hemos hecho mucho, cuando la cruda realidad es que no hemos hecho nada ya que hemos ido a protestar de la mano del propio sistema para ser desactivados.