Desconocemos por completo qué es lo que nos tendrán preparados nuestros «amos» para después de eso que se ha venido en llamar «elecciones generales», pero lo que tenemos claro es que ya hay más de un personaje que, a estas alturas, ya estaría en esa lista en la que acaban muchos: la de los juguetes rotos.
Han durado lo que han durado y es evidente que, suceda lo que suceda, su futuro estará lejos de la política nacional. Quizás consigan algún puesto funcionarial con un buen sueldo como agradecimiento a los servicios prestados, pero poco más.
Uno de esos personajes a los que ya rechazan incluso los teóricos «suyos» es Irene Montero. No la quieren en el experimento que encabeza Yolanda Díaz, por supuesto en el PSOE de Sánchez tampoco y veremos lo que dura con el ya agonizante Podemos.
El caso es que con 35 años que tiene ya parece que va a ser guardada en el baúl de los recuerdos, pero, tal y como sucede en muchos casos similares, ella sigue dando los últimos bandazos, como si se negara a ver una realidad que ya todos vemos.
Y para eso tiene su cuenta de Twitter, para seguir intentando llamar la atención aunque, seguramente, incluso ella tenga claro que su historia tiene una fecha de caducidad cercana, como la de un yogur.