viernes, noviembre 22, 2024
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Disidencia controlada: una siniestra jaula de grillos a sueldo del NOM

Por Pascual Uceda Piqueras
Doctor en Filología, especialista en Cervantes y escritor

Forma coloquial de referirse a un espacio cerrado donde impera el desorden y el caos, la jaula de grillos nos parece un buen símil con el que identificar hoy a ese conjunto de productores de opinión en nómina del NOM, que, siempre vigilantes ante cualquier resquicio por donde se pueda filtrar una verdad incómoda a los intereses de su perversa agenda 2030, jalean nerviosos su estridente y magufo discurso polifónico con la finalidad de acallar las voces que surgen descontroladas y disidentes en defensa del género humano y de la vida. 

Podría así decirse que la disidencia controlada es una especie de pandilla de sicarios a sueldo que, a diferencia de los antiguos familiares del Santo Oficio o de los modernos hampones rompepiernas, se muestra más sibilina y educada en sus cuitas delictivas, al punto de desarrollar un instinto cuasi fraternal; como una especie de hermano mayor que ha venido para protegernos de nuestras “malas compañías”.

A sueldo del Estado profundo, estos condenados agentes encubiertos sometidos -muchas veces sin ser plenamente conscientes de ello- al tradicional pacto con el Maligno, tratan de ganarse, con su mefistofélico y amañado discurso, a un amplio sector de nuestra sociedad: a ese elevado tanto por cierto de habitantes que, desencantados de la clase política y de sus dirigentes, de sus desmanes y de sus mentiras, del siniestro devenir de la sociedad y de su funesto futuro, empiezan a mirar hacia otro lado con la esperanza de encontrar respuestas que puedan reportar algo de paz a sus vidas.

Surgen, de este modo, una gran variedad de “grillos” al objeto de tener bien surtida de opiniones contrapuestas y confusión el interior de la jaula, también, símil de nuestra sociedad en época actual. Así las cosas, y al grito de: “¡la mentira os hará esclavos!”, tratarán de ofrecer al vulgo una buena dosis de respuestas a sus preguntas más acuciantes, ingeniosamente calculadas de manera que la falsedad parezca una verdad dogmática y la tiranía el summum de las libertades.

Y, entre la fauna insectívora que puebla la ruidosa jaula tenemos varios tipos de grillo, aunque, el más eficaz de los empleados por las huestes de lo oscuro es la especie denominada Acheta domesticus; pues, este ortóptero es capaz de introducirse en nuestros oídos a través de su “canto”, como, transformado en harina “alimenticia”, también en nuestra boca. Su influencia sobre el ser humano es incuestionable.

Destaca, entre el género de los domesticus, el Acheta politicus, pues es la subespecie más ruidosa y que más oídos traspasa. Su abdomen presenta una franja de color verde muy característica. Con relación a su “canto”, exhibe una VOZ muy del gusto de la disidencia, que lo hace especialmente grato a los oídos que dejan embaucarse por un canto de sirenas de corte tradicional. A la hora de su ingesta en forma de harinas, el consumidor lo acepta resignado, en el sentido de preferirlo antes que el zurdo escarabajo del estiércol; el cual, resulta insufrible al paladar.

En un rango de influencias ligeramente menor que el anterior se halla el Acheta communicatio. Característico de esta subespecie es su gran capacidad para volar, aunque siempre restringido a los límites de la jaula. Surgen, de entre ellos, comportamientos singulares muy eficaces, como es el caso del communicatio ikeri y resto de insectos afectos a él, cuyo “canto” da forma al mejor antídoto contra el “virus” de la conspiración disidente; sobre el cual, viene aplicando una estrategia de solidarización muy del gusto del auditorio. Es decir, que, repitiendo solo lo que este desea escuchar, deja al necesitado espectador siempre en el mismo estado de ignorancia en que se hallaba al principio; o, en el mejor de los casos, le ofrece algún tipo de información clasificada, como si de un secreto de confesión se tratara, con la intención de desviar su mirada y así poner a salvo las verdades inconfesables del NOM.

Los dueños de la jaula también emplean a una clase de grillo capaz de batirse en duelo con alguna de las bellas y coloridas mariposas que de vez en cuando se cuelan en ese espacio sometido. Nos referimos al Acheta spicum, que es una variedad de insecto menos ruidoso, pero más beligerante, que se centra en el ataque de puntos vitales muy concretos y con el objeto de contraponer, desviar o desprestigiar, bajo el paraguas del sistema corrupto, verdades científicas demostradas por eminentes personalidades de renombre internacional (incluso se atreven con premios Nobel, como Luc Montagnier). 

Por último, y para no alargar más este insectario, colocaremos en cuarto lugar a un tipo especial de grillo, el Acheta retis, cuya aparición es más reciente, aunque el poder de su “canto” va en ascenso. Esta subespecie deriva también del communicatio, y se identifica por el gran número de seguidores y “likes” en la red, cuyo efecto llamada produce un ruido ensordecedor muy del gusto de las élites corruptas.

Pero de la jaula se sale, o, al menos, en ella se puede sobrevivir. Hagamos el ejercicio de ignorar a esos grillos y comportémonos como seres humanos inteligentes. No dejemos que nos reduzcan a simples insectos y cuestionémonos todas esas noticias que, a través de los diferentes medios oficialistas, pretenden anular nuestra capacidad crítica y de elección para, finalmente, arrastrarnos mansos al matadero.

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Es Diestro. Opinión en Libertad
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