sábado, noviembre 23, 2024
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No llores por mí, Argentina (2)

Artículo de Alfonso de la Vega

(Continúo aquí el texto ya publicado con ese mismo título, https://eldiestro.info/2023/10/no-llores-por-mi-argentina/

Este domingo se celebró la tercera y puede que definitiva parte contratante continuidad de la segunda parte contratante del pintoresco espectáculo de las votaciones argentinas. Otra querida nación que junto al infortunado reino de España ha sido convertida en teatro preferente de la política globalista de devastación nacional y de pérdida de soberanía perpetradas por la plutocracia del NOM y la complicidad de sus títeres locales. 

La sombra de la sospecha de trampa embarga ya cualquier votación posmoderna. Sin embargo, al parecer esta vez no se ha denunciado un pucherazo, al menos tan masivo como para cambiar los resultados como habría ocurrido aquí en España. 

¿Elegía ya definitiva por Argentina? Los habituales beneficiarios de anteriores recientes golpes globalistas muestran su disgusto por la victoria del candidato más aparente fuera del tinglado. Es verdad que Milei se había procurado el siniestro apoyo de Davos y del sionismo de modo que en rigor cabe sospechar que su aventura no constituya sino una nueva maniobra de distracción, un gambito con sacrificio de piezas para mejor despistar. Y lo de Milei huele al ensayo de otra forma de promover la victoria definitiva de la plutocracia internacional distinta de la clásica socialdemocracia fabiana ahora degradada sin el peligroso paso intermedio de las zurdas comunistas o comunistoides. De modo que el rojerío tiene motivos para estar enfadados y preocupados de confirmarse tal hipotético cambio en el rol de mamporreros del amo. 

El Poder habilita alternancias, a veces estrafalarias o casi inéditas como esta para impedir auténticas alternativas. Ofrece la tramposa elección entre una cosa mala y otra aún peor. No hay que ser agoreros pero tampoco conviene ser contumaces capaces de tropezar siempre en la misma piedra.  Pero la gente está ya tan desesperada que es capaz de votar incluso a un tipo como Milei en su intento de zafarse de la dictadura habitual, en este caso del peronismo. La triste realidad posmoderna es que los Estados se encuentran fuera del control social de los pueblos respectivos.  A veces con los media prostituidos basta para que no sea ya siquiera necesario realizar un pucherazo propiamente dicho manipulando los votos. La fuerza del pensamiento único enmucetado a conveniencia debe impedir que el populacho votante adquiera verdadera conciencia de sí y del conflicto real entre la sociedad y la plutocracia.  

Ambos candidatos del «ballotage» eran pro imperio norteamericano, pro Davos y pro sionistas. Es decir, al final obedecerían a los mismos siniestros amos. Milei se muestra como un raro verso suelto pero se trata de un tipo con trayectoria de corrupción y apoyos personales inconfesables, lo que le haría fácilmente chantajeable. Ojalá no resulte así pero probablemente significa otro modo de liquidación del Estado argentino por la vía rápida. O de llevar a la conciencia de los pueblos sometidos que no existe posibilidad pacífica de librarse de la servidumbre. 

Cada vez resulta más necesario y al mismo tiempo más difícil arrojar algo de luz donde las tinieblas dominantes nos impiden entender dónde se encuentra el error que nos encadena la servidumbre. 

Llegados a estas alturas de degeneración, parece preciso recuperar la mejor tradición del pensamiento griego y occidental para no confundir medios con fines. El objetivo de una Política elevada digna de tal nombre radica en el logro y conservación del Bien común de la sociedad, y los medios para conseguirlo pueden variar de acuerdo con las contingencias históricas. La democracia es una forma de lograrlo, no un fin en sí mismo, pero tiene un problema además de los pucherazos, el que apenas hay demócratas dignos de tal nombre, gentes con valores metafísicos y no demagogos sectarios. 

El Bien común no es cuestión de la simple opinión voluble o interesada de grupos políticos ni menos de dictadores. Siempre está relacionado con la realización personal, social e histórica de los valores metafísicos. Como decía Cicerón  ¿los hombres pueden hacer bueno lo que es malo, y malo lo que es bueno? O bien se hacía eco nuestro señor don Quijote en sus magníficos consejos a Sancho gobernador. La primera premisa o referencia del buen gobierno es externa al gobernante cuya acción debe tenerla en cuenta y servirla. La Ley natural, un código de conducta, un sistema axiológico o constitucional, no vale la simple voluntad del gobernante ni dictador. La siguiente condición del buen gobierno es la indagación de nuestra propia relación con la Ley natural: “lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse; del conocerte saldrá el no hincharte como la rana que quiso igualarse con el buey…” Se trata del famoso “conócete a ti mismo” del templo de Apolo en Delfos. O de la pregunta que el servidor del Grial dirige al caballero buscador: ¿a quién sirves?

La democracia, aún sin trampas, nunca debiera ser motivo ni pretexto para justificar los crímenes ni para destruir la civilización.

Veremos qué gobierno forma Milei, pues parece que su grupo incluso se encuentra muy infiltrado por los peronistas. Aquí, en el martirizado Reino de España objeto también de experimentos parió la burra y ya disponemos de flamante nuevo Gobierno de Su Majestad. Se mantiene el núcleo duro y se renueva los que están por cuota o para hacer bulto y aumentar la gusanera. 

Demasiado lejos en el tiempo y en el espacio pero sobre todo en la conciencia de cuando Don Quijote iluminaba al pobre pero noble y bienintencionado Sancho gobernador.

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