miércoles, marzo 12, 2025
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Mejor, con gran angular

Por Alfonso de la Vega

“Quien no sabe donde va nunca encuentra viento favorable” (Séneca) 

A veces las cosas se pueden comprender mejor cuando se emplea el gran angular en vez de objetivos convencionales. El análisis ad hominem que es el más común por estos pagos puede explicar bien algunas cosas, normalmente de segundo orden, pero no los grandes movimientos históricos que hacen posible el poder de esas gentes. Así, el que se reconociese la victoria de Trump en vez de robar otra vez las elecciones como antes con Biden, puede resultar extraño salvo que se trate de comprender como dentro de una pugna por el futuro entre dos grandes facciones de la plutocracia americana.  Desde luego cabe la visión naif de lo buena que es la democracia en EEUU, un pueblo capaz de derrotar a la poderosa plutocracia en las urnas pero también que detrás del singular Trump existe toda una forma diferente de entender las glorias futuras del Imperio.

Tras los sucesivos fiascos el Deep state se habría dado cuenta de la necesidad objetiva de revisar la estrategia global ideológica, geopolítica, diplomática de los EEUU, quizás en una especie de Presupuesto Base Cero sui generis. Se precisa una minuciosa revisión a partir de ahora. Trump más que un fallo técnico sería una manifestación de una crisis real y fundamental del globalismo y quizás incluso de su fin. El actual mandato de Trump no es sólo un episodio más en la alternancia de demócratas y republicanos con los mismos objetivos custodiados y apoyados por el Deep state más allá de los resultados electorales, sino que se trata del comienzo de un nuevo giro en la historia de la hegemonía estadounidense. Es una profunda revisión de su estrategia, su ideología, su diseño y sus estructuras.

La política norteamericana desde el colapso de la antigua URSS se basaba en la potencia militar a la que dedicaba estratosféricos y ruinosos presupuestos, vía OTAN u otras organizaciones, mientras tanto una potencia emergente, China, especializada en producir barato incluso con la tecnología occidental aportada por la industria deslocalizada, iba tomando posiciones a nivel mundial mediante el comercio internacional, a veces pagando los recursos ajenos necesarios para su producción mediante infraestructuras, es decir mediante inversiones no con gasto militar como los EEUU. Para colmo, China apenas recirculaba los dólares provocando que hubiera que seguir dando vueltas a la famosa maquinita de fabricar papel moneda. La reforma del sistema financiero internacional es otra de las propuestas de la nueva administración.

El gasto de EEUU en mantener la hegemonía por la fuerza ya no va funcionando y su poder real va menguando. La situación se iba haciendo insostenible. Es preciso rectificar. Para la facción plutocrática detrás del Partido Demócrata el modelo es el dominio de la industria militar, la destrucción de las naciones mediante promoción de golpes de estado y políticas woke de devastación económica y social. Políticas que también causaban creciente sufrimiento en la propia sociedad norteamericana, propias del neomarxismo cultural de los Alinsky y compañía más que del clásico marxismo que hace preponderante la estructura de producción sobre la superestructura.

Lo que encabeza Trump significaría un cambio de modelo en EEUU: la reconversión de potencia militar a industrial donde quiere dejar de pagar la parte mollar de la factura del gasto militar para mantener su hegemonía mundial para que en el caso de Europa sean los propios europeos quienes la paguen para mantener su imperio comprando armamento al conglomerado militar industrial ya denunciado por el ex presidente general Eisenhower. Esto parece claro. Pero para hacer pasar por el aro y que los europeos se arruinen pagando a escote el tinglado hay que seguir agitando el espantajo del peligro ruso. En realidad, para EEUU el peligro verdadero para su hegemonía es China. Según ha manifestado Trump desea hacer negocios con Rusia sobre los escombros de Ucrania, por lo que desea terminar la guerra cuanto antes.

Trump quiere reactivar la economía y necesita bajar impuestos americanos para pasar el coste posible a Europa. También le conviene aliarse al menos como UTE, (Unión Temporal de Empresas) con Rusia para recuperar el nivel económico anterior a la emergente influencia china. Quiere el gas ruso, las tierras raras para el desarrollo de la IA, el control de gasoductos…

El corolario es que se precisa poner fin a la guerra lo antes posible. De modo que Trump ha declarado que está dispuesto a comprar y arreglar el gasoducto europeo que antes ha destruido y a cobrar la energía rusa a los europeos cobrando peajes. Aquí choca probablemente con los intereses de la facción de la plutocracia que representados por el Partido Demócrata y la onerosa tecnoburocracia europea que pretende seguir engordando las cuentas de resultados prolongando la guerra lo más posible. Los “Soros, BlackRock, etc. intentarían hacer fracasar a Trump y su alianza con Rusia. En este orden de cosas la reciente compra de dos puertos en el Canal de Panamá por parte de BlackRock no se sabe aún a qué opción correspondería.

Como se decía en los manuales de economía cuando yo era estudiante: “o cañones o mantequilla”. Nos quieren obligar a comprar cañones made in USA y para nosotros se acabó la mantequilla. Los contribuyentes europeos deberán hacerse cargo de la factura de la OTAN que pagaba EEUU quien seguirá imponiendo a la desastrosa UE sus propias políticas imperiales con nuevas mañas.

La UE muestra su estado de corrupción moral y del entendimiento. Bajo la tutela anglosajona, los “dirigentes” europeos, salvo alguna honrosa excepción, intentan salvar la cara, tapando sus propias vergüenzas, su propia falta de discurso europeo y de pensamiento estratégico independiente. Para disimular su servidumbre se aferra a la falsaria idea dominante en el Imperio inglés del entonces llamado «el Gran Juego», de lo mala que es Rusia y así poder consolidar una posición geoestratégica y dar el deseado sablazo a los indefensos contribuyentes. Para mantener el tenderete del conglomerado militar industrial norteamericano debemos pagar lo que los EEUU ya renuncian a seguir haciendo. La factura es suculenta, los 800.000.000.000  de euros con los que ahora nos amenaza la depravada von Leyen darían para financiar la corrupción sistémica en la UE mucho más que las vacunas o las mascarillas. Para más calamidades ni siquiera ese aumento en el gasto de defensa se dedicaría a oponerse a las posibles amenazas particulares de las diferentes naciones. En el caso de España, por ejemplo con Marruecos. Las ventajas políticas de mantener abierto el conflicto serían seguir con la corrupción, la ruina programada, la deuda, la inflación, la censura y el despotismo que favorecen la descomposición nacional cara a la agenda 2030 y el NOM. El cinismo mayestático de Macron en su último sermón, mintiendo como un bellaco y perorando acerca de la defensa de la verdad, de la libertad, y de la libertad de expresión movería a risa de no ser tan trágico.

Zelenski ha rectificado. Le huele el culo a pólvora y parece querer apuntarse, si le dejan, a la lucrativa explotación de las tierras raras. Acaso como buen actor está a lo que exija el guión incluidas las morcillas que haya que improvisar sobre la marcha. Pero, ¿trabaja contra Trump o actúa como el oportuno catalizador necesario para el montaje londinense de los próceres europeos para salvar la cara?

Parece que la prueba del algodón de lo que está pasando será si finaliza pronto o no la guerra y si se van a desplegar o no y cuándo fuerzas europeas en la frontera con Ucrania.

Y ¿Qué pasa aquí, en este infausto reino? Debido a la probada indigencia moral e intelectual de casi todas nuestras más encumbradas elites nos encontramos como una patera con vías de agua, a la deriva y a merced de la tempestad. Y el dinero que nos quitan se va para construir o calafatear otras naves ajenas cuando no hostiles.

Un objetivo gran angular posibilita abarcar mayor porción de escena desde una distancia inferior, lo que permite considerar varios objetos a la vez, de modo que lo que se pierde en detalle se gana en comprensión del conjunto, la visión holística que permite entender más la complejidad de la realidad y situarnos mejor en ella.

 

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