En los últimos meses, Europa está siendo testigo de una oleada de protestas que reflejan el creciente descontento ciudadano con sus gobiernos. Desde Serbia, donde las manifestaciones lograron la dimisión del primer ministro, hasta Grecia en estos días, con reclamos contra el encubrimiento de un accidente ferroviario. En el caso de España, concretamente en Valencia, la ira se centra exclusivamente en el presidente autonómico Carlos Mazón tras la trágica riada.
Estos movimientos comparten un hilo conductor: la exigencia de responsabilidad y transparencia, aunque en España esa exigencia es limitada. Veamos:
Serbia: Una tragedia con víctimas mortales y la corrupción como detonantes de la dimisión del primer ministro
En Serbia, las protestas alcanzaron su clímax con la renuncia del primer ministro Milos Vucevic el pasado 28 de enero, tras casi tres meses de movilizaciones masivas. El detonante fue el derrumbe del techo de la estación de tren de Novi Sad en noviembre de 2024, un accidente que dejó 15 muertos, incluida una niña de seis años. Lo que comenzó como una tragedia se transformó en un símbolo de la corrupción endémica que los manifestantes, liderados inicialmente por estudiantes y luego apoyados por amplios sectores de la sociedad, atribuyeron al Gobierno.
Los serbios señalaron irregularidades en la reconstrucción de la estación, acusando a las autoridades de negligencia y desvío de fondos. Las pancartas en las calles de Belgrado y Novi Sad proclamaban que sus líderes «tienen las manos manchadas de sangre», y la presión culminó con la dimisión de Vucevic. Aunque su renuncia marcó una victoria parcial para los manifestantes, estos siguen exigiendo elecciones anticipadas, evidenciando que el malestar va más allá de un solo político.
Grecia: el eco de la tragedia ferroviaria y la lucha contra el encubrimiento
En Grecia, las manifestaciones han resurgido con fuerza para exigir justicia por el choque ferroviario en 2023, que dejó 57 muertos y expuso las deficiencias del sistema ferroviario. En las últimos días, las protestas se han intensificado ante las sospechas de un encubrimiento gubernamental. Los ciudadanos, junto a todo tipo de movimientos sociales, acusan al gobierno de Kyriakos Mitsotakis de proteger a responsables políticos y empresariales mientras la investigación judicial avanza con lentitud.
Las marchas ponen en evidencia la desconfianza hacia un ejecutivo percibido como distante y más enfocado en mantener el poder que en atender las necesidades de su pueblo. Aunque aún no ha habido dimisiones de alto perfil como en Serbia, la presión social sigue creciendo.
España: Mazón como único blanco tras la riada de Valencia
En contraste, las manifestaciones en Valencia tras la devastadora riada del 29 de octubre de 2024, que dejó 227 muertos (según las cifras oficiales que no se las cree nadie) y miles de afectados, se han dirigido exclusivamente contra Carlos Mazón, presidente de la Generalidad Valenciana. Desde la primera protesta el 9 de noviembre de 2024, que reunió a 130.000 personas, hasta la quinta convocada para el 1 de marzo de 2025, el clamor ha sido unánime: «Mazón dimisión». Los valencianos culpan a Mazón de una gestión caótica, marcada por la falta de avisos tempranos y una respuesta tardía mientras la catástrofe se desarrollaba.
Pancartas como «Tu incompetencia cuesta vidas» o «Estamos manchados de barro, vosotros de sangre» reflejan la furia hacia un líder que, según los manifestantes, priorizó la negación sobre la acción. Curiosamente, el gobierno central español, encabezado por Pedro Sánchez, ha quedado al margen de las críticas más feroces, a pesar de compartir responsabilidades en la coordinación de emergencias. Este enfoque singular en Mazón, revela una dinámica política polarizada donde la figura autonómica se ha convertido en el chivo expiatorio de una monumental tragedia que muchos consideraron evitable.
Las protestas en Serbia, Grecia y España comparten un trasfondo de indignación ante la negligencia gubernamental, pero sus objetivos y resultados difieren. En Serbia, la dimisión del Primer Ministro es un triunfo parcial en una lucha más amplia contra la corrupción sistémica. En Grecia, la batalla continúa sin victorias concretas, mientras el gobierno resiste el embate. En España, la obsesión con Mazón podría estar eclipsando una reflexión más amplia sobre las fallas institucionales compartidas entre niveles de gobierno.
Estos movimientos subrayan una verdad incómoda: los desastres no solo exponen vulnerabilidades físicas, sino también las grietas de la confianza ciudadana. Mientras los serbios celebran un paso adelante, los griegos persisten y los españoles canalizan su dolor en un solo culpable, el mensaje es claro: la paciencia se agota, y la rendición de cuentas ya no es negociable.
Es todo muy interesante.Por que estás inundaciones pueden ser precedentes de otras.
Nadie protesta ni se manifiesta contra los banqueros jazaros sionistas.
El líder de la CEE y jefe del Clan de Rosthchild,Jean Michael de Rothschild,presentado al mundo como Brigitte Macron,celebra a toda prisa un evento en París.Estan en pánico por qué Trump se prepara para quitarles el control del sistema financiero el dolar estadounidense frente a un euro en declive.
Entonces están organizando todo tipo de manifestaciones,repetición de elecciones como siempre enfrentando a la gente,para que no vean lo que de verdad sucede.
Otra cuestión,es que el Estado Profundo han abandonado Suiza y Ucrania y se han dirigido a Japón,donde están desapareciendo niños japoneses para extracción de órganos y adrenocromo,que luego venden en China.