sábado, julio 27, 2024
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Merece la pena leer esta tierna historia en la UCI de un Hospital contada por una sanitaria «despierta»

Dentro del caos que nos rodea y la indignación que nos provocan las noticias que estamos conociendo en las últimas horas, merece la pena leer esta tierna historia que ha querido compartir en las redes una sanitaria «despierta», en relación a un episodio que ha vivido en su trabajo en la Cuidados Intensivos de un hospital:

«Una vez más, quisiera compartirles una historia humana de la UCI.
Esta semana he estado al cargo de una anciana. Tras caerse en casa (vive sola, con andador) ingresa en el hospital por fractura de cadera, que se complica con tema respiratorio por lo que acaba en UCI. Lleva ya unos días con nosotros. Al hacerle la higiene matutina me fijo en que lleva las uñas muy largas y desaseadas. Se lo comento a la compa:
”Buff si” -me contesta- “yo… es que uñas… no corto, me da mucho repelus” -dice muy digna mi TCAE (Técnico en cuidados auxiliares)- Ni le respondo, es batalla perdida en mi servicio (con honrosas excepciones, por supuesto). Así que, al terminar, cojo una silla, el alicate y me pongo a ello.
-“Es usted de por aquí?” ”Cuénteme, a qué se ha dedicado en la vida?” -y con esas dos sencillas preguntas, sus ojos cobran vida, y la silenciosa anciana me abre la puerta de su historia. Me cuenta que fue peluquera (“en aquellos tiempos éramos 4 gatos“ -sonríe-), se formó con nombre ahora míticos en nuestra ciudad. Vivió en Barcelona, y estuvo a punto de casarse dos veces.
“Mis mayores sufrimientos en la vida han sido por amor” -me cuenta con una sonrisa triste-
Y con el clic clic del cortauñas me va desgranando su vida. Su madre viuda cayó enferma, así que volvió para cuidarla y tuvo que dejar de trabajar para atenderla. Han vivido juntas hasta que su madre, muy mayor falleció. A raíz de la escasa herencia (el piso donde vivían) perdió relación con sus hermanas.
Su salud en los últimos años se ha deteriorado. En casa se maneja con andador, pero para salir a la calle necesita silla de ruedas…

Hasta hace poco se aseaba sola, y cocinaba. Ahora, dos veces por semana una asistenta la visita para sacarla de paseo, hacer la compra y asearla. El resto del tiempo lee novelas (siempre fue una lectora ávida) y ve los documentales de la 2. Le encantan, sobre todo los de viajes.

Siempre fue muy coqueta, pero, al llevar ingresada más de un mes, “ya no sé que pelos llevaré“ -me dice entre risas- “ y las uñas…” -comienza avergonzada-
Le quito importancia y sigo en ello. “Cuénteme más“…
Me dice que se cayó por la noche al ir al baño, que estuvo unas horas en el suelo hasta que la teleasistencia llego . Debió de perder el conocimiento, y al despertar en el hospital, lo primero que vio fue la cara de su hermana, con la que no se veía desde el tema de la herencia, años atrás. ”Gracias a lo que me ha pasado la he recuperado”, “me ha dicho que cuando me manden a casa vendrá a ayudarme” -me dice emocionada-
Y así, mientras termino, descubro en esa anciana frágil a la mujer que fue. A pesar de todo no pierde la sonrisa y su optimismo y aceptación son un bálsamo.

Durante la semana hemos hablado de muchas más cosas. Poco a poco ha ido recuperándose y para el viernes se planificó su alta a planta. El jueves, al final del turno me despedí de ella:
“que vaya todo muy bien y a ver si nos vemos fuera y echamos un cafecico”
”Acércate un momento” -me dice, y sus manos arrugadas me acarician el rostro- “quiero recordar tu cara”. Y con esas palabras y una sonrisa, nos despedimos.
Ayer por la noche su box ya estaba vacío. Y no pude evitar pensar en cuántos ancianos en nuestro país pasan sus días solos, con la única compañía de sus recuerdos y viejas fotos de tiempos mejores. Mientras el mundo gira cada vez más deprisa, abducido por la tecnología, el postureo y la dictadura de la juventud. Dejando de lado, no pocas veces a esos ancianos, y permitiendo que sus historias se diluyan y se olviden.

Sea este hilo extenso (mis disculpas por su longitud) un pequeño homenaje a todos ellos.
Y permítanme un ultimo ruego. Si tienen la suerte de tener todavía padres y abuelos, hablen con ellos. Pregúntenles por su infancia, por su juventud. Y atesoren esos testimonios.

Porque no importa cuan alto el árbol crezca, o qué hermosas flores cree. Si dejamos secar sus raíces, el árbol, y por ende, nuestra civilización, desaparecerán.
Feliz fin de semana.»

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
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3 COMENTARIOS

  1. Pues igual que Pablo Iglesias ..igualico,o que los del PP que también garantizan la eutanasia,que ricura!.
    Pero está enfermera…dice algo sobre las vacunas?.

    Esta noticia,lógicamente no ha ocurrido en España:
    Varios médicos estadounidenses son arrestados por salvar a niños del Holocausto de las Vacunas al administrarles inyecciones de solución salina en lugar de inyecciones mortales de proteína de pico.
    Oskar Schindler fue un industrial alemán que salvó a más de 1.000 judíos polacos del Holocausto de Hitler dándoles trabajos en fábricas considerados «esenciales» para el esfuerzo bélico alemán de la Segunda Guerra Mundial. Esto impidió que las malvadas fuerzas nazis de las SS llevaran a estos judíos a campos de concentración, donde seguramente morirían de tortura, hambre, cámaras de gas o dos balas en la cabeza. Del mismo modo, hoy, los estadounidenses deberían defender a los médicos y científicos que están denunciando las tóxicas «inyecciones de coágulos» de Covid-19, que son armas biológicas genocidas de la Tercera Guerra Mundial, la «guerra silenciosa» contra la humanidad.
    Ciertos médicos están literalmente salvando a los niños, en este momento, de las inyecciones mortales del virus de Wuhan al darles inyecciones de solución salina y tarjetas de vacunación falsas, en lugar de matarlos con inyecciones genocidas, mutantes de genes, de coagulación vascular y de proteína de pico.

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