La Agencia Estatal de Enfermedad Pública

Nuestra encantadora ministra de sanidad, siempre tan preocupada por nosotros, ha sido quien nos dio la noticia de que se ha creado la Agencia Estatal de Salud Pública, prestando especial atención en las desigualdades en salud. Este término es tan socorrido que sirve tanto para un cocido como para unas buenos judiones de Segovia, es la excusa perfecta para meternos esa igualdad comunistoide que sabe a rancio para que todos estemos igual de sometidos a sus santas y divinas voluntades, donde quien saque la cabeza o sobresalga del montón hay que decapitarlo porque los pone en evidencia. Ya se sabe que la inteligencia brilla por su ausencia en el Palacio de la Moncloa sine die.

“La vigilancia, identificación y evaluación del estado de salud de la población y sus determinantes y (…) amenazas” nos suena a aquel 2020 cuando encerraron a toda la población en sus casas y sólo podían salir las mascotas, todo porque lo dijo la OMS, a la que el gobierno español se somete, como no puede ser de otro modo. Si su director ha sido puesto a dedo por Bill Gates, uno de los mayores asesinos y criminales de estos tiempos (mucho peor que Hitler), nos podemos imaginar un futuro distópico en el que Pedro Sánchez, como buen miembro de la secta Illuminati y de la masonería (no sabemos qué grado tiene), da la orden para invalidar la constitución y someterse a la voluntad del genocida y asesino Tedros. Si ya lo hace con Puigdemont, un tipejo que huyó de España en el maletero de un coche, al presidente de la Organización Mundial de Sicarios le besa las manos como en la película del padrino.

“La coordinación de actividades de preparación y respuesta ante crisis y emergencias sanitarias” nos recuerda a todas las medidas que se tomaron hace casi 4 años, todas ineficaces, con miles de muertos en las residencias (sin que nadie haya respondido por ello), más de un millón de multas anuladas por resultar ser nulas de pleno de derecho y millones de venenos injertados que matan sin diferenciar ni edad ni clase social, todo ello sin que hubiese Consejo de Expertos (de eso nos enteramos en mayo de 2020) y jugando con medidas tan absurdas como toques de queda a las once de la noche. ¿A eso se refiere señora ministra?

“Dado  el relevante papel de los agentes patógenos de origen animales en las enfermedades infecciosas humanas”, el enfoque one health supone un disparate, ya que un humano sólo se puede contaminar de la célula de un animal si se le es introducida, de hecho es algo que no suele ocurrir, a menos que lo que acostumbran a  llamar vacunas lleve estos engendros de manera intencionada, en cuyo caso, se producen males como la viruela del mono, coincidiendo con que una de sus célebres vacunas asesinas, exactamente, la Johnson y Johnson llevaban células de estos animales. ¿No será que están tratando de justificar hechos que los podrían llevar a los tribunales y a sufrir unos cuantos años en la trena, y que otras vacunas criminales los contengan? Nos creen estúpidos, pero no lo somos.

“El proyecto de ley también prevé la obligación del suministro de datos a la AESAP por parte de todas las administraciones públicas, instituciones, entidades y organismos del sector público o privado, así como de las personas físicas y jurídicas, en especial aquéllos necesarios para evaluar el estado de salud de la población, realizar las funciones de seguimiento y vigilar la salud pública, así como la detección precoz y la evaluación de los riesgos de salud”. Es decir, que tú y yo tendremos que decir si estamos vacunados o no, que es lo mismo que responder si accedimos a las órdenes de los genocidas de la OMS o no, en cuyo caso seremos descubiertos como negacionistas o antivacunas, una especie muy peligrosa para ellos, teniendo en cuenta que cada vez son menos personas las que deciden meterse el veneno dentro de la sangre y que la UE busca que en la huella digital estén esos datos también; así,  el Estado español se convierte en garante de la obsesiva salud pública, que no es otra que la salud de la agenda 2030. Si nos negamos a la agendita, valga la redundancia, se va a las tuberías y eso es lo que temen. España no tiene independencia de ningún tipo porque estos ministros con tan pocas luces nos han vendido a las mafias y ya sabemos qué eres por con quién te acuestas. O sea…

En países como Australia o Canadá los gobiernos dan órdenes para que revisen el historial de vacunaciones de los enfermos que van a ser anestesiados y operados, de modo que se las ponen por su bien, como podrían justificar por razones de salud pública. ¿Señora ministra, sería muy difícil que me respondiese si eso también pasa en España? Porque, de lo contrario, ir a un centro de salud o a un hospital va a ser una acción de tan elevado riesgo para el ciudadano que mejor trata de evitarlo y acude a un naturista para que lo cure con remedios más sanos y alternativos.

Aunque, dado el afán del gobierno de proteger nuestra salud, porque la mental le importa un pimiento, al menos que tengan el detalle de dar ejemplo poniéndose ellos la bivalente, explicando sus componentes y justificando con informes serios, no los que nos ofrecen de la OMS que tienen menos validez que un garabato de cinco años, qué efectos tienen y si hay alguna víctima por ahí suelta o la ha habido. Ya es hora de que ellos corran el riesgo comenzando por Pedro Sánchez, Félix Bolaños, Chiqui Montero, Yolanda Díaz, la ministra de Sanidad, Marlasca, la ministra de infancia y juventud, la ministra de igual da, el ministro comunista de cultura y todo el séquito de serviciales súbditos de su majestad para ver si hay algún atisbo de igualdad en los españoles y ellos se ponen un poco de grafeno en la sangre. Sería interesante ver si se convierten en superhéroes, ya sea en esta vida o, como muchos les ha pasado, en el más allá. Sería, concluyendo, una buena verificación del resultado de sus extraordinarias y amorosas medidas, en el nombre de la salud pública, del bien común y, de paso, pisoteando los derechos de las minorías que no comulgan con sus ruedas de molino.

Tiene un gran trabajo, Señora ministra, aunque no sabemos si podrá hacerlo. Los rebeldes llevamos años diciendo las cuatro verdades y no sé, sinceramente, como nos va a convencer de lo contrario. Ni con camisa de fuerza. 

Estaremos a la espera del Real Decreto que emita el Consejo de ministros y no pierda cuidado. Los españoles sabrán contestar como merecen a su lamentable e ilegítimo gobierno.