Oslo, la capital de Noruega, ha sido pionera en la adopción de autobuses eléctricos, considerándolo una «gran victoria para el medio ambiente». Sin embargo, el entusiasmo ha sido eclipsado por problemas operativos durante el invierno, ya que numerosas salidas se han cancelado debido a que los autobuses eléctricos no pueden operar eficientemente en temperaturas extremadamente bajas.
A pesar de la inversión significativa en 320 nuevos autobuses eléctricos este año, Oslo se enfrenta a un caos en el transporte público. Cerca de 50 salidas fueron canceladas el lunes, y los problemas persistieron el martes, afectando a un total de alrededor de 90 salidas, según informes de TV2.
La gestora del transporte público en Oslo, Ruter, atribuye las cancelaciones a la incapacidad de los autobuses eléctricos de Solaris para funcionar de manera óptima en condiciones de frío extremo, aproximadamente doce grados bajo cero. Aunque estos autobuses suelen tener una autonomía de 250 kilómetros en condiciones meteorológicas favorables, el frío ha afectado negativamente su rendimiento.
Cathrine Myhren-Haugen, jefa de comunicaciones de Ruter, señala: «Es el frío lo que significa que la autonomía de los autobuses eléctricos no sea tan buena como de costumbre».
A pesar de los contratiempos, parece que los responsables de la ciudad no han aprendido y han incorporado 320 nuevos autobuses eléctricos en el último año y planean la adquisición de otros 183. Bernt Reitan Jenssen, CEO de Ruter, previamente describió esta inversión como una «gran victoria para el medio ambiente».
Suponemos que los habitantes de Oslo estarán encantados de proteger al medio ambiente con unos autobuses que no pueden utilizar. Cosas «chulísimas».