Las agresiones sexuales son los delitos que más están aumentando porcentualmente en España en los últimos meses. No hay semana en que no se produzcan violaciones perpetradas, en la mayoría de los casos, por «son sus costumbres» que cuentan con antecedentes penales y han entrado de forma ilegal en nuestro país.
El último caso que acabamos de conocer se ha producido en la madrugada del 9 de octubre el barrio de Ruzafa (Valencia). Un hombre de 31 años, de origen magrebí, ha sido detenido por la policía por haber violado a una mujer de 52 años.
Al parecer, según publica el diario Levante EMV, el violador, de nombre Farooq A., se coló por el balcón de la casa situada en el primer piso, buscó el dormitorio donde descansaba la mujer, que vivía sola, y se sentó en la cama junto a ella. Se bajó los pantalones y despertó a la mujer pidiéndole que le hiciera una felación. La víctima, aterrada, empezó a gritar pidiendo ayuda mientras cogía su teléfono móvil de la mesita de noche para llamar a la policía. La reacción del delincuente no se hizo esperar, le arrancó el móvil de un manotazo y comenzó a golpear y a morder a la mujer de manera muy violenta. Sujetó a la víctima para violarla y, aunque ella trató de escabullirse, el animal le hincó los dientes en varias partes del cuerpo y quemó con un mechero algunas partes del mismo al tiempo que introducía sus dedos en las partes íntimas de la mujer y le realizaba tocamientos por todo el cuerpo.
La víctima logró zafarse y trató de llegar a la puerta de la calle, pero el agresor la alcanzó y la tiró al suelo para seguir agrediéndola. Los gritos de la mujer alarmaron a los vecinos que llamaron inmediatamente a la policía. El violador, al intuir la llegada inminente de la policía, se fugó a través del balcón por el que había entrado llevándose consigo el teléfono de la víctima. Minutos después fue detenido por una patrulla de la policía local.
Según afirma el citado medio, se desconoce si el depredador sexual actuó de forma aleatoria o si atacó a la víctima tras haberla sometido a vigilancia.
Si no se ataja este problema de manera inminente por parte de políticos y jueces, las agresiones sexuales y demás delitos, cometidos por delincuentes que provienen de la inmigración ilegal ayudados por las mafias subvencionadas, continuarán creciendo exponencialmente con las consecuencias que esto conllevará.