La presidente de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, se encuentra en el centro de una polémica política que ha derivado en una moción de censura presentada en su contra ante el Parlamento Europeo. Esta iniciativa, impulsada por un grupo de eurodiputados liderado por el eurodiputado rumano Gheorghe Piperea, se fundamenta en el conocido como ‘Pfizergate’, un escándalo relacionado con la ocultación de mensajes de texto intercambiados entre Von der Leyen y el consejero delegado de Pfizer, Albert Bourla, durante las negociaciones para la compra de vacunas contra la COVID-19 en la pandemia.
El caso, denominado ‘Pfizergate’, tiene su origen en abril de 2021, cuando una periodista de The New York Times solicitó a la Comisión Europea acceso a los mensajes de texto intercambiados entre Von der Leyen y Bourla. Estos mensajes, según se reportó, fueron clave en las negociaciones para la adquisición de millones de dosis de la vacuna de Pfizer/BioNTech contra el coronavirus. Sin embargo, la Comisión Europea afirmó inicialmente que no podía identificar dichos mensajes, a pesar de que la propia Von der Leyen había reconocido en 2021 haber alcanzado acuerdos mediante llamadas y mensajes de texto. Esta falta de transparencia generó críticas y acusaciones de opacidad en la gestión de la presidenta.
En mayo de 2025, el Tribunal General de la Unión Europea dictaminó que la Comisión había violado los principios de buena administración al denegar el acceso a los mensajes, anulando la decisión de la Comisión y ordenando que se publicaran los detalles de las negociaciones con Pfizer. Esta sentencia fue el detonante para que un grupo de eurodiputados, liderado por Piperea, del grupo Conservadores y Reformistas Europeos (ECR), decidiera presentar una moción de censura, argumentando que la actuación de Von der Leyen socava la transparencia y el proceso democrático en la Unión Europea.
La moción de censura fue registrada formalmente el 26 de junio de 2025, tras obtener el respaldo de al menos 74 eurodiputados, superando el umbral mínimo requerido de una décima parte de los 720 miembros que componen la Eurocámara. Según el reglamento del Parlamento Europeo, para que la moción prospere y obligue a la dimisión de toda la Comisión Europea, se necesita el apoyo de una mayoría de dos tercios de los votos emitidos, además de representar la mayoría absoluta de los eurodiputados. Este elevado umbral hace que las posibilidades de que la moción sea aprobada sean escasas, especialmente considerando que los principales grupos parlamentarios —populares, socialdemócratas y liberales— renovaron su apoyo a Von der Leyen hace menos de un año tras su reelección como presidenta de la Comisión.
El eurodiputado rumano Gheorghe Piperea, del partido AUR, ha liderado esta iniciativa, afirmando que su objetivo es defender la transparencia y garantizar un proceso democrático justo. En un mensaje publicado en su cuenta de X, Piperea ha confirmado que la moción cuenta con 74 firmas y que, según el procedimiento, el debate debería celebrarse en la próxima sesión plenaria del Parlamento Europeo, prevista para el 7 al 10 de julio de 2025 en Estrasburgo. Sin embargo, ni siquiera el grupo ECR, al que pertenece Piperea, ha ofrecido un respaldo explícito a la moción, y el grupo Patriotas por Europa aún está evaluando su posición.
Aunque la moción no prospere, su presentación tiene un impacto político significativo. Refuerza la narrativa de una Comisión Europea cada vez más distanciada del Parlamento y pone en entredicho la imagen de Von der Leyen, cuya reelección a largo plazo podría no verse afectada, pero cuya autoridad se enfrenta a un gran desgaste. Algunos analistas, como los de Politico, señalan que, aunque Von der Leyen superará el voto, el episodio no será «indoloro» y podría alimentar futuras críticas a su liderazgo.