La bomba que llevan alimentando desde aquellas primarias amañadas del 2014 para gloria de Pedro Sánchez, psicópata con diploma, tesis fake y marioneta de diseño de las élites, ha estallado en plena cara del corrupto gobierno de España. Pero el yerno de Sabiniano, como si no fuera con él. ¡A ver si ni siquiera está casado con la “catedrática” y conseguidora Begoña, y es todo un bulo de la fachosfera! ¡A ver si su suegro, más conocido como el proxeneta que se enriqueció con la prostitución y el chantaje, fue todo un hombre de pro, injuriado y calumniado por la extrema derecha! ¡A ver si tampoco tiene un hermano que canta la tarara! ¡Qué vergüenza leer en los periódicos extranjeros sobre nuestro gobierno, que más que gobierno es una mafia organizada, un grupo creado para delinquir, expoliar y entregar el país como si España fuera una finca familiar heredada!
España está medio vendida, o casi regalada. Sobre esto, vamos teniendo información a cuentagotas, pero existen traidores que guardan secretos inconfesables que conocen bien algunos personajes que han formado parte de gobiernos anteriores: socialistas y populares. En las cúpulas –o más bien en las cloacas– rigen otras normas, otras leyes. Entre iguales se entienden y se protegen. ¿Desde cuándo conocían lo de Gibraltar, que se iba a abrir la verja? ¿Cuántos conocen la letra pequeña del acuerdo? Los ciudadanos no. ¿Desde cuándo, aparte de Sánchez y sus cómplices, sabían del plan de inmigración para desestabilizar países, incluido el nuestro? ¿Desde cuándo conocían el asunto de la entrega del Sáhara? ¿Cuándo van a decirnos que está pactada la entrega de Ceuta, Melilla y parte de las Canarias, y no precisamente en plan pacífico?
A estas alturas, dudo que se pueda ser político de profesión sin tener un acusado carácter psicopático y estar dispuesto a pasar por el aro de la dictadura globalista. Y si alguien aparece en clave salvadora, denunciando la Agenda 2030, enseguida le salen al paso los sicarios.
Es cierto que el robo, la malversación, la prevaricación, el cohecho, el nepotismo, el tráfico de influencias y demás tentaciones es algo inherente a los políticos, sobre todo, cuando llevan tiempo en el cargo, viviendo del dinero público, en una realidad a la cual consideran tener derecho. ¿Cómo es posible que haya diputados o senadores que llevan diez o incluso veinte años en el cargo? Es una de las muchas vergüenzas de la democracia.
Expuesta esta triste evidencia, lo de ahora es algo nunca visto. Sánchez entró en la Moncloa a saco, a paso de Atila, con un plan muy concreto y se fue rodeando de los mejores practicantes de la maldad; de los realmente capaces de presentar en una bolsa la cabeza de un familiar querido. Así hacen los grandes mafiosos para formar la banda de leales. En su jerga lo llaman iniciación. Es cierto que el último en caer suele ser el jefe del cártel. Lógico, el director de operaciones dirige el cotarro desde su escondite de confort; se expone menos y se protege entre sus muros. Pero, tarde o temprano, el trullo es su fin. Así acabaron el Chapo Guzmán, Palma Salazar, Felix Gallardo o el televisivo Pablo Escobar, entre otros cientos de escorias. Todos estos capos también andaban rodeados de prostitutas que llevaban vida de lujo. ¡Curioso! Y Sánchez caerá, o mejor dicho, lo dejarán caer.
Colocándonos desde una perspectiva más alta, no está de más decir que Pedro Sánchez no emprendió el derrumbe de España por propia iniciativa. Conociendo su ambición, su carencia de valores y su temperamento narcisista, sociópata y capaz de tragar con todo, se le propuso el plan maquiavélico que había iniciado Zapatero y continuado Rajoy en clave más suave a través de la inacción. Zapatero también fue “colocado”, primero en su dirigida elección de primarias y después con el atentado de los trenes; por cierto, investigación a la que el PP le dio carpetazo, en contra de lo prometido.
Sánchez llegó para el remate, y hay que reconocer que ha servido a los plutócratas que dirigen y se reparten el mundo como un buen lacayo obediente. Ha formado un gobierno amoral con lo peor de la política: grupos separatistas, comunistas, filoterroristas y chantajistas, odiadores de España, garantía de que no abandonarán el barco de la perdición, porque jamás se les va a presentar un nuevo crucero por estas aguas procelosas. Por eso, para sorpresa de algunos ingenuos, en Europa no dicen nada. Para Van der Leyen, política fiel –otra psicópata–, representante de la plutocracia en Europa, es una bendición. El enigma es hasta cuándo. Algunos dicen que ya, que Sánchez no pasa de agosto. Muchas veces hemos pensado que ya lo tienen amortizado, pero desconocemos qué “labores” tiene aún pendientes de ejecución.
Ahora, las tertulias que protegieron a Sánchez y sus ministros corruptos, incluido el Fiscal General del Estado; los mismos que omitieron el caso Delcy Rodríguez y su conexión con el narcotráfico, mostrándose cómplices del ejecutivo de Sánchez, hablan de la corrupción socialista como si acabaran de llegar de Marte. No se habían enterado de nada. ¿O sí, pero cobraban por callar?
Lo cierto es que el gobierno del que han sido cómplices todos estos periodistas apesebrados tiene a sus espaldas los casos, entre otros, Delcy Rodríguez, Barrabés (mascarillas), Globalia (Air Europa), Complutense (Begoña), Hidrocarburos, Jéssica, ADIF; y en danza los nombres de David Sánchez, García Ortiz, Leyre Díez, José Luis Ábalos, Koldo García, Víctor Aldama, y lo que te rondaré morena. La verdad es que el tufo apesta.
Y todo esto lo sabíamos desde hace tiempo. Faltaba confirmar los nombres y los hilos de la trama. Ánimo a la UCO y a los jueces valientes. Ellos son nuestra esperanza.