viernes, junio 6, 2025
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Razzia cultural en la Feria del libro

Por Alfonso de la Vega

Se han hecho tradición las razzias de la consorte Ortíz Rocasolano por las casetas de la feria del libro madrileña. Este año se apareció en el Retiro como una Virgen pudorosa escoltada por el ministro indigenista de la Corona para la cosa esa de la incultura y el alcalde demediado, famoso por sus embustes. Entre el nutrido séquito de becarios, mandarines y hombres de estaca previsoramente llevaba a dos fornidos fámulos con sendos bolsones donde ir recogiendo los libros que cogiese la eximia señora, que algunos expertos calculan a ojo y por el bulto en no menos de tres docenas. La razzia literaria suele hacerla, sola, sin su augusto esposo que ya se sabe que los Borbones tienen muchas demostradas habilidades y sensibilidades pero se llevan fatal con el rollo ese de la letra impresa y la Cultura. Además, esta vez don Felipe tenía fatigosa tarea que hacer, luego de oír piadosa misa había que condecorar a la repugnante satánica corrupta y belicista von Trinken, colocando sermón estupefaciente woke al canto.

No todo son pérdidas en la razzia real, algunos libreros aseguran que “culo veo, culo quiero”, el populacho sin más referencias que la telebasura o la prensa cortesana se lanza a comprar los títulos que Su Majestad consorte apanda. Esta vez cotillean que Letizia se hizo con títulos variados: Alcaravea, de Irene Reyes-Noguerol; El hombre de mi vida, de Santiago Isla; Contar es escuchar, de Ursula K. Le Guin; Tal vez viajar, de Ricardo Martínez Llorca; Atalaya, de Álvaro del Castaño Villanueva y No soy uno de los vuestros, de Marc Casanovas. Una biografía de la eximia filóloga cuyo diccionario del uso del español tenemos todos María Moliner Hasta que empieza a brillar; Pretérito imperfecto, de Julia Alonso, La fortaleza, de Lucía Carballal y Memoria de la melancolía, María Teresa León.  Señales, de Tim Gautreaux;  ¿Y si pongo otra palabra?, de Antonio Vega y El pan perdido, de Edith Bruck. También pilló Historia del Vacío, de José Luis de Segovia; Mosaico de trazospalabras, materiales, de Reggio Children; Poemas selectos, de Gabriela Mistral y Hable con ellas, de Ana María Matute.

Entre los más clásicos Cartas a un joven poeta, de Rainer Maria Rilke o Poeta en Nueva York, de Federico García Lorca. Este año la feria está dedicada a la enorme y para muchos monstruosa ciudad norteamericana. La impresión que Nueva York diera a Federico fue tremenda. Más matizada y para mí más interesante desde la perspectiva costumbrista  se encuentra en La Ciudad automática del extraordinario y hoy relegado Julio Camba. Se cuenta que durante una sesión de espiritismo con escritura automática en el palacio de su protectora la princesa Marie von Thurn und Taxis, Rainer Maria Rilke recibió la indicación de viajar a Toledo, situarse en un puente y ponerse a cantar. Cumplida la petición así lo explica, muy emocionado: “Jamás sabría decir cómo es esto, mi querida amiga, un lugar que está expresado en el lenguaje de los ángeles, tal como ellos se ingenian para convivir entre los hombres, pero vais a tener que fiaros de mi palabra…me he grabado en la memoria los puentes, ambos puentes…la hermosa España me parece ciertamente el país donde al arte le fue dado mantener su hegemonía, incluso cuando en la tormenta de los Treinta Años huía por todas partes al borde de la destrucción”. Al borde de la destrucción está ahora gracias al lenguaje y las salvajadas de los ángeles caídos que mandan. Pero entre Toledo y Nueva York, no hay comparación posible. Como tampoco la hay entre Ángel Guerra y Manhattan transfer.

Junto a los ya mencionados se han sugerido más títulos de indudable interés y utilidad: Cómo pegar patadas a un mueble sin lastimarse el pie. El varón domado. Los cuernos de don Friolera. Divinas palabras. Los Borbones en pelota. Memorias de una geisha. La flagelación erótica. Marta y María. Pantaleón y las visitadoras. Tirano Banderas. Señor Presidente. Yo, el Supremo, La venganza de don Mendo. La muchacha de las bragas de oro. Tobogán de hambrientos. Teurgia y Goecia. Lady Macbeth. El varón domado, Mambrú se fue a la guerra. Memorias de una guardiamarina en tierra…

Este año en sentido y merecido homenaje a las mañas erótico artísticas de las huestes cardenalicias del finado Bergoglio o de su misma audaz minerva porteña podemos escoger: Sáname con tu boca, El arte de besar, Amoris Laetitia o Fiducia supplicans.

Pero la mejor fuente para valorar la auténtica situación cultural española actual es la prensa feminista o del higadillo que glosa a su manera la gran gesta cultural de la consorte. Por ejemplo, cabe reproducir como la revista Elle se recrea en el ditirambo: «siempre luce impecable. Da igual si está estrenando un diseño o si, de lo contrario, se trata de un estilismo reciclado. Su capacidad para escoger la pieza correcta para cada acto u ocasión la ha convertido en una de las mujeres más aclamadas por su estilo no solo en nuestro país, sino también en el extranjero. Ahora bien, ¿por qué nos gusta tanto cuando la monarca apuesta por un look que ya ha llevado? La respuesta es simple: porque está dando un mensaje positivo y muy necesario en estos tiempos: el valor de la sostenibilidad y el consumo responsable en la moda…durante la inauguración de la Feria del Libro de Madrid, volvió a deslumbrar a todos los presentes con un look que calificaríamos con matrícula de honor. Y sí, era reciclado…  ¿Lo mejor de este diseño? Está elaborado a partir de un 60% de materiales reciclados. Eso sí, si bien el día de su estreno lo combinó con unas cómodas alpargatas de cuña beige, ahora ha querido darle un toque más elegante y «formal» llevándolo con unas ideales sandalias blancas de tacón cómodo con detalles de tiras que realzan a las mil maravillas no solo la propuesta, sino también su figura. ¿De dónde son? Por ahora es todo un misterio, aunque seguro que lo averiguamos pronto. Eso sí, el resultado final era simplemente maravilloso.»

Por lo que se ve ni con ocasión de un acto pretendidamente cultural como la Feria del libro descansa la sonrojante prensa cortesana. Maravillosa es la estupidez humana que no deja de sorprendernos.

 

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