En un reciente intercambio en la red social X, la ministra de Sanidad de España, Mónica García, ha generado una polémica significativa con un comentario que no solo ataca al líder de Vox, Santiago Abascal, sino que también falta al respeto a gobernantes extranjeros, lo cual resulta profundamente cuestionable para una figura pública de su posición.
En un post publicado el 11 de marzo, García respondía a Abascal, quien había calificado de «basura totalitaria» al Gobierno por aprobar una ley que prohíbe el consumo de alcohol en espacios donde los menores son mayoría. García escribió: «Tranquilo, Abascal. El brandy con tus amigos Orbán, Milei, Trump y Putin no te lo vamos a prohibir. Pero no habrá ni una gota de alcohol en espacios de menores. Si eso es lo que te parece basura totalitaria».
Tranquilo, Abascal. El brandy con tus amigos Orbán, Milei, Trump y Putin no te lo vamos a prohibir.
Pero no habrá ni una gota de alcohol en espacios de menores. Si eso es lo que te parece basura totalitaria. https://t.co/fkPz29v0Od
— Mónica García (@Monica_Garcia_G) March 11, 2025
Este mensaje no solo busca ridiculizar a Abascal, sino que incluye una mención despectiva hacia líderes internacionales como Viktor Orbán (primer ministro de Hungría), Javier Gerardo Milei (presidente de Argentina), Donald Trump (presidente de Estados Unidos) y Vladimir Putin (presidente de Rusia).
Aunque el comentario está dirigido principalmente a Abascal, la inclusión de estos nombres, sin una base argumentativa sólida y con un tono claramente ofensivo ya que está insinuando que son unos borrachos, representa una falta de respeto hacia gobernantes de otros países, incluso si el objetivo principal era atacar a un adversario político interno.
El papel de una ministro de Sanidad, cuya principal responsabilidad es proteger la salud de los ciudadanos españoles, no debería incluir intervenciones públicas que desacrediten a líderes extranjeros en un contexto tan frívolo.
Mencionar a Orbán, Milei, Trump y Putin como «consumidores de brandy» con Abascal no solo es una generalización simplista, sino que puede interpretarse como un ataque gratuito hacia mandatarios de otros países con fuerte respaldo popular.
Las relaciones con Argentina, liderada por Milei, ya han atravesado tensiones diplomáticas en los últimos años, especialmente tras declaraciones polémicas de ambos lados. Un comentario despectivo de una ministro española podría ser interpretado como una provocación innecesaria, afectando potencialmente la colaboración bilateral en áreas como salud, comercio o cultura. Del mismo modo, las menciones a Orbán, Trump y Putin, figuras polarizadoras con fuertes bases de apoyo en sus países, podrían ser vistas como un desaire diplomático, aunque el tono sea sarcástico.
El cargo de ministra no es una tribuna para descalificaciones personales o internacionales sin fundamento. Aunque las redes sociales permiten una comunicación más directa, no eximen a los representantes públicos de mantener un lenguaje respetuoso, especialmente cuando sus palabras pueden tener repercusiones más allá de las fronteras nacionales.