En estos momentos de cambio en el que lo progre está siendo atacado, es donde se les ve verdaderamente el plumero. En tiempos de paz aquéllos en los que todo sale a pedir de boca y no hay contratiempos (es decir, de idilios de soñadores y autócratas sin problemas), hablar de democracia, de derechos o cantando aquella canción que decía “What a wonderful world”, se nos muestran dulces y comprensivos como ángeles que nos quieren guiar al cielo.
Sin embargo, no nos dejemos engañar pues se ponen faltones en cuanto alguien los critica o los pone en su sitio, lo cual consideran una injusticia que merece una respuesta urgente y efectiva, aunque no tengan ni la más mínima idea de que van a hacer, ellos siempre tienen que dar miedo para no soltar la poltrona.
En cuanto a sus lenguas viperinas, comienzan soltando insinuaciones y chismes sobre defectos irreales del enemigo, diciendo lo peligroso que son, para que a sus acólitos no se les ocurra acercarse, sin importar si es verdad o no, si han cometido alguna acción o no. Eso da exactamente igual, aquí se trata de actuar al estilo de Joseph Goebbels diciendo lo malo que son los judíos por radio mañana, tarde y noche y madrugada, porque algo colará y quedará en la mente de los sufridos y agotados ignorantes. En vez de ello, hablan de extrema derecha, nazis, antidemócratas y otras lindezas verbales para calificar al enemigo; se trata de que queden tan aislados que no puedan tener poder alguno ni influencia. Estos comentarios, que son especialmente dañinos, no son para nada lo más peligroso que pueden hacer.
Otra intención de estos comentarios falsos, que por otra parte encierran los verdaderos rasgos de los que hablan, que son dictadores, no respetan los derechos de nadie, salvo los propios y sus intereses, que es lo único que les importa, encierran la idea de que son grupos violentos capaces de las peores atrocidades: no respetan, actúan con una agresividad verbal y de acción desmedida, aferrándose a antiguos clichés de hace 90 años (el fascismo nazi, por ejemplo) para justificar sus críticas y sus geniales discursos. Todo vale para demostrar que se trata de grupos violentos, aunque no hayan hecho nada.
Si ello no les funciona y se ven predicando como pobres locos en medio del desierto, provocan al enemigo para ver si reaccionan y dejan constancia de lo malo malísimo que es. Es lo que ha ocurrido en la guerra de Ucrania, que fue provocada por la administración Biden mediante comentarios despectivos y acciones muy concretas con el fin de, y ése es el secreto, poner nervioso al enemigo, para ver cuándo salta. En febrero de 2022 incluso salían en las noticias fechas en las que supuestamente Rusia atacaría Ucrania, lo cual no ocurría y eso ponía tanto a los de la OTAN, como a la administración Biden de más mala leche. Finalmente lograron la reacción de Putin e incluso destrozaron la única forma de que el gas ruso llegara a Alemania con una bomba, los de la OTAN, todo gracias a algunas reacciones eufóricas de algún político polaco, claramente vendido a los globalistas. Si en vez de haber gobernado Biden hubiera sido Trump no habría habido guerra de Ucrania, eso se los puedo asegurar con mi vida.
Y es que el recurso de provocar al enemigo y presentarlo a la sociedad como un muestro fue lo que ocurrió en la segunda república. Como la izquierda, formada por socialistas, comunistas, marxistas y todas ratas que pululen en esos ambientes, no es para nada democrática, necesita de la provocación para gritar al mundo lo bueno que son y el gran regalo que tienen para la humanidad. Quemar iglesias, crear leyes dictatoriales que controlaban la ideología de la segunda república al estilo soviético, matar a opositores, secuestrar y asesinar a José Calvo Sotelo, generar huelgas generales y problemas sin sentido para crear el caos, siguiendo la doctrina de la masonería y crear una guerra civil si es necesario, a modo de fuegos artificiales para que no se descubra su verdadera naturaleza, llena de odio, deseos de venganza y autoritarismo, fue la causa de tres años de dolor en España. Lo que ocurre es que perdieron y eso a los rojos les dolió demasiado, tanto que ahora quieren introducir esas creencias del 36 porque no han superado el trauma.
Es lo que ocurre entre los políticos que parecen defender lo woke como si estuviesen dispuestos a coger un fusil y pelear en Ucrania. Thiery Breton dijo en televisión que había que tener mucho ojito con las elecciones alemanas porque podría ganar afd (lo que implicaría el fin de los partidos tradicionales y vendidos a la asesina agendita 2045 de la ONU), en cuyo caso se podría intervenir para volver a repetir las elecciones, tal como ocurrió en Rumanía no mucho antes. Parece que los resultados electorales que no concuerdan con las aspiraciones de los tan democráticos líderes europeos, tanto que nos quieren censurar por nuestro bien, son muy importantes y que no van a permitir que los echen de sus poltronas, al igual que Pedro Sánchez prepara sus cazuelas antes de cada vez que tiene que examinarse en las urnas.
Y no sólo eso. El escaso sentido democrático en los miembros de la Comisión Europea o el Consejo de Europa son evidentes. Hace poco ya autorizaron el consumo de larvas, por orden firmada por Von der Leyen, ( Reglamento de Ejecución (UE) 2025/89 de la Comisión, de 20 de enero de 2025, por el que se autoriza la comercialización de polvo tratado con radiación ultravioleta de larvas enteras de Tenebrio molitor (gusano de la harina) como nuevo alimento y se modifica el Reglamento de Ejecución (UE) 2017/2470) la misma que el año pasado hablaba de la censura para evitar la desinformación y que en la reunión de este año en Davos nos decía con tono lastimero que no se habían cumplido los planes de los últimos 25 años para convertir a Europa en una dictadura tecnocrática pura y dura. Éstos son los cargos que tenemos en las sagradas instituciones que dirigen nuestras vidas.
Más, yendo a la segunda república, vemos que son las mismas armas. Verán la forma de demostrar que afd es un partido violento y peligroso, describiéndolo como un monstruo para ver si salta la liebre y ya tienen la razón perfecta para criminalizarlo; de hecho, una de las excusas que tienen para eliminar el dinero en físico e imponernos la huela digital con el euro virtual del BCE es controlar el dinero que reciben ciertas organizaciones que consideran peligrosas y no pueden prohibir, porque si corrieran otros tiempos harían como Stalin, dejando sólo el partido comunista, soviético en este caso, o los que son de su cuerda, pero se les fueron de las manos y corren otros tiempos.
Los intentos por sabotear las elecciones alemanas están garantizados, las acciones provocativas para que reaccionen de manera violenta también porque estas reacciones están en el adn de los que defienden todo lo progresista, woke, comunista y por el mismo estilo. Las mismas formas de actuar y ya deberíamos conocerlos y no sorprendernos. Lo malo es que no descansan ni un segundo.
El otro día hablando con Cristina Martin Jiménez llegamos a esa triste conclusión: “Si tenemos que morir con las botas puestas así será, porque esta guerra no sólo no ha finalizado, sino que nunca acabará.” Este enjambre de tramposos, de mentirosos, de criminales, están comprados y aleccionados por el estado profundo, los mismos que han convertido el siglo XX en un baño de sangre innecesario y desean hacer lo mismo con el que estamos ahora, simplemente se transforman cual camaleones y se nos cuelan con las más bellas intenciones de amor, de amor tan falso como el mismo Lucifer que los inspira.