El presidente Donald Trump ha vuelto a expresar su oposición a las energías renovables, específicamente a las turbinas eólicas, durante un evento reciente. Trump declaró con vehemencia que no desea ver «ni una sola turbina eólica» construida mientras esté al mando.
En una publicación realizada en su perfil de la red social Truth, Trump hacriticado duramente las políticas ambientales que favorecen la energía eólica, argumentando que estas «turbinas son un desastre para nuestro paisaje y nuestra fauna». Según Trump, las turbinas eólicas no solo son «visualmente detestables», sino que también tienen un impacto negativo significativo en la vida silvestre, especialmente en las aves:
«Los molinos de viento son un desastre económico y ambiental. No quiero que se construya ni uno durante mi Administración. Los miles de muertos y rotos deben ser derribados lo antes posible. La energía más cara, solo funciona con subsidios masivos del gobierno, ¡que ya no pagaremos!»
Trump ha mantenido una postura crítica con respecto a la energía eólica desde hace tiempo, incluso durante su primer mandato. Su oposición se remonta a su experiencia personal con una granja eólica planeada cerca de uno de sus campos de golf en Escocia, donde expresó su disgusto por las «vistas arruinadas» por lo que él llama «monstruosidades».
Además, Trump ha cuestionado la eficacia y el costo de la energía eólica, argumentando que son «extremadamente caras y dependen de subsidios». Según él, su política sería centrarse en fuentes de energía más tradicionales como el petróleo y el gas, que considera más fiables y económicas para el consumidor estadounidense.
La declaración de Trump llega en un momento en que las políticas medioambientales y el cambio hacia energías renovables están en el centro del debate político en Estados Unidos. Sus comentarios subrayan una clara división en la visión energética entre los partidos, con los demócratas promoviendo un enfoque hacia la sostenibilidad y los republicanos, liderados por críticos como Trump, abogando por una reversión o al menos una ralentización de estas iniciativas.
La industria eólica, por su parte, ha respondido a estas críticas destacando los avances tecnológicos y la disminución de los costos de producción, así como su contribución a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el discurso de Trump resuena con una base que ve en las energías renovables un riesgo para la estabilidad económica y la independencia energética de Estados Unidos.