Si viviéramos en lo que considerábamos un mundo normal nunca pensaríamos que lo sucedido en Valencia pudiera ser algo completamente orquestado para provocar la masacre que se ha provocado. Pero habiendo madurado a la fuerza es imposible que podamos pensar en causas naturales, cuando las evidencias del crimen son, bajo nuestro punto de vista, demasiado claras.
Porque veamos, sobre todo como mensaje para las almas cándidas, ¿cómo es posible que se hayan abierto las compuertas de los pantanos para, supuestamente, evitar que estos se destruyeran por la fuerza del agua embalsada, y ahora nos encontremos con que están vacíos?
Y es que viendo las imágenes grabadas por los testigos y las víctimas nos encontramos con una riada, por la velocidad con la que circulaba el agua, y no con una inundación. Olvídense de lo que digan los medios, de lo que digan expertos o de que les tachen de locos o conspiranoicos. Fíense de lo que les muestran sus sentidos y dense cuenta de que lo que ha sucedido no ha sido debido a una inundación provocada por la lluvia.
Y ahora es el momento de pensar, ¿nos vamos a quedar tan tranquilos esperando a la siguiente? ¿Vamos a seguir tratando de hacer como si tuviéramos una vida normal con lo que estamos viviendo?
Muchos tenemos ya muy claro que la cosa con esta gente empezó, como mínimo, en 2020. En ese test masivo de inteligencia ellos sacaron muchas conclusiones. La principal es que las víctimas se fiaban de su verdugo y cumplían a rajatabla con todo lo que se le ordenara, si el verdugo les metía demasiado miedo. Ahora están haciendo exactamente lo mismo.
Pero esta vez ha sido demasiado evidente y, bajo nuestro punto de vista, se les ha ido de las manos, de ahí que intenten ocultar las cifras de fallecidos y desaparecidos. Pero somos muchos los que tenemos claro que mienten. Los primeros, los supervivientes. Y ahora que han pasado ya cuatro semanas de la masacre la pregunta es, ¿qué hacemos?
Pasado ya un tiempo prudencial desde que se cometieron los crímenes de Valencia, ya no sabemos qué pensar. No sabemos si la gente, en general, va a seguir en las mismas que hasta ahora, o pretende cambiar. Pero los que tenemos claro lo que ha sucedido. Los que tenemos sospechas más que fundadas de lo que ha pasado en Valencia, pretendemos salvarnos y luchar contra los verdugos.
¿Y ustedes? ¿Van a esperar a la próxima como si nada? Porque tengan claro algo, va a haber una próxima, de eso ya no tenemos la más mínima duda.
Yo no creo que se les haya ido la mano, más bien creo que el genocidio ha quedado por debajo de sus preparativos, al igual que esperaban que la voladura del Nord Stream fuese mucho más aparatosa visualmente y se quedó en burbujillas de pedo de Zelenski. Tampoco tengo ninguna duda de que los asesinados superan los diez mil, de largo. Y tampoco tengo ninguna duda de que en el «mira la bolita» de Bonaire (mientras recogían miles de otros cadáveres a lo largo de la provincia) hay un número no bajo de muertos, cosa que puedo argumentar razonadamente.
No me creo las cifras hidrográficas. Una de las formas en las que han perpetrado este acto de guerra criminal consistiría según mis sospechas e indicios en haber saboteado de alguna forma el sistema de medición de embalses y caudales. Entre otras muchas cosas.
El sistema genocida y satánico, bien encarnado en las caras espeluznantes de Ribera y Sánchez y sus ojos opacos, lleva tantas décadas construidos que no se antoja tarea fácil derribarlo, más viendo el lamentable espectáculo de esa minoría supuestamente no borrega que ha galopado para volverse a meter en el redil pastoreado por coroneles reBaños y periodistas «rebeldes». Por no mencionar la ‘visión’ (para los que vemos con otros órganos) de las «fuerzas armadas» y las «de seguridad» trabajando en deshacerse del cuerpo del delito. Es impresionante, pero están logrando tapar todo un genocidio y encubrir a todos unos genocidas.
Para esa minoría no borrega que piensa que el «reemplazo» es relativamente sibilino (la mayoría borrega lo ignora le digan lo que le digan sus ojos), la imagen gráfica de la situación que tenemos ahora mismo es que los españoles son desaguados hacia el mar y las alcantarillas, recogidos como restos orgánicos y eliminados como residuo engorroso, o abandonados para consumirse entre miseria, lodo y violencia, mientras los reemplazadores entran en cómodos asientos de avión y se alojan provisionalmente en hoteles y balnearios. Todo ello por gentileza de las «autoridades», el open pockets, la cruz pioja, los jueces, los militroncos, la policía emparedadora, y la charocracia.
«¡Populista! ¡Manipuladora!». Sí, sí. Ahí lo tienes. Si quieres lo ves, y si no, no lo veas.
El Obispo Witzila o Wulfiñas pacto la invasión de los moros en España,desde Constantinopla,este Obispo lo fue también de Valencia,y lo hizo a cambio del ‘granero de Africa’,para alimentar a toda Europa.
Las casas antiguas de Valencia suelen ser altas y grandes,por un motivo:eran para almacenar el grano,eran graneros,cuyo último uso fue el del tabaco.Estaban diseñadas para soportar las riadas naturales,muy habituales.
Todavía en los años 60,había mucha agua en Valencia y gota fría,que solía durar tres meses…llovía durante tres meses seguidos,y esto provocaba desbordamientos de los ríos,por eso las casas a la vereda del río no servían y quedaban abandonadas.Eso era un fenómeno anual y natural.
A partir del régimen del 78 todo cambió,se talaron por ley los árboles de tercera magnitud y se prohibieron los de segunda magnitud,se canalizo toda el agua,se cambió la forma de riego para hacer negocio con el riego por goteo en vez de ‘bancal’,los ríos fueron desviados incluso cubiertos de cemento otros fueron contaminados a causa de las industrias del curtido y vertidos de fábricas de productos químicos y medicamentos.
Paulatinamente,dejo de llover tanto.Y aumento el número de sequías,tal vez por qué incendiaron muchos bosques,por la industria de la madera de pino,o para recalificar suelos.
Hasta que comenzaron lo de las estelas químicas,cuya finalidad es puesta en duda,para que luego digan que es incierto,este año ha sido el verano más cálido de la historia!,batiendo records de temperaturas en Andalucia,Murcia y Valencia y enorme sequía en Cataluña.
Se puede gestionar peor el medio ambiente?…y eso,sin contar que la aglomeración de inmigrantes justo donde la gran catástrofe eran indigentes y vagabundos en su mayor parte.
Todo esto nos hace reflexionar.