sábado, noviembre 23, 2024
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¿Por qué la gente está tan mal?

Es notorio que la salud mental de la población en general y de los españoles, especialmente, es un problema tan serio que ni el ministerio de sanidad, ni los psiquiatras ni muchos psicólogos saben qué hacer al respecto. El empeoramiento en este sentido desde la plandemia, comenzando por los encierros forzosos, el miedo inoculado en la población de manera subterfugia, el impacto en el inconsciente, en el sistema inmunológico, no digamos ya los efectos colaterales de ciertas mal llamadas vacunas en el cerebro, han creado todo un nuevo cuadro emocional y mental que, hasta ahora, casi nadie se ha dedicado en investigar por razones muy obvias. Se les fue de las manos y se ha convertido en el principio que rige muchas interacciones sociales, incluso en círculos íntimos como la familia y los seres que consideramos más próximos. Problemas como la depresión, la ansiedad, la indefensión aprendida y otros trastornos están entonces servidos en bandeja de manera expansiva y colectiva.

En nuestra obra “Pandémica mente”, que podéis encontrar en Google se especifican mejor los aspectos asociados al mal llamado covid en este sentido para entender un punto de inicio de todo lo que nos ocurre en este 2024; del mismo modo, en mi tesis “La globalización-capitalismo y su relación con el desajuste emocional de los estudiantes de maestría del segundo ciclo de la universidad Alas Peruanas”, que también se encuentra en Google, se dan otras pistas al respecto.

En este punto, se va a destacar la clave para entender el modus operandi de cómo se desencadena todo el proceso degenerativo del bienestar del sujeto.  Por sentido común, todo se rige según un proceso, con un inicio y un fin, más o menos de una duración larga (Pensemos en la evolución que va desde que se siembra la semilla hasta que crece un frondoso árbol). Se trata de una evolución natural del que dicho ser vivo no puede escapar, por mucho que quiera. Es por ello que nos podemos preguntar si los procesos sociales tienen la misma esencia de cambio lento, no siendo posible entender lo que ocurre echando un vistazo a lo que pasa simplemente en un punto de ese supuesto presente (al que luego nos referiremos), dado que el universo es siempre cambiante y a veces brusco en ese sentido.  En consecuencia, tener una conciencia clara sólo es posible si partimos del análisis de los pasos del proceso que ya se dieron, viendo los aspectos comunes, pero, mucho cuidado, porque la evolución sigue, incluso más allá de nuestras cortas y aparentemente insulsas vidas.

Somos entonces testigos de nuestros propios procesos, pero, al mismo tiempo, podemos ver que la clave reside en si podemos salirnos de ellos. Podríamos ver perfectamente cómo de la semilla sale el árbol durante generaciones, pero que alguien vea nuestro proceso, o que alguien, más difícil aún, sea capaz de saltar la barrera y supervisar su propia secuencia, es algo literalmente imposible. Ello hace que la capacidad de comprensión que creemos poseer es mínima y, por tanto, si queremos aprender, lo primero que hay que aceptar es que no sabemos absolutamente nada y el problema es que deseamos conocerlo todo por mero principio de seguridad y al instante, lo cual nos conduce a la soberbia ante el más insignificante éxito.

Supongo que te estarás preguntando qué tiene esto que ver con este tema. La relación es tan estrecha que ni se ve. El mundo nos obliga a sacar conclusiones adaptativas de manera rápida, con un grado de estrés, con tanta información que nuestro cerebro no puede procesar, al tiempo que nos obliga a reaccionar muchas veces de manera automática, como si fuésemos robots o transhumanos. El elemento que nos perjudica es que somos seres muy emocionales y el código de éstas no se atiene a un lenguaje lógico desde un punto de vista social, al tener sus propios simbolismos y extraños símbolos, que son los que se proyectan, por ejemplo, cuando soñamos. 

Ello implica que factores externos, de los que no somos responsables en no pocos casos (situaciones o personas), nos obligan a reaccionar de manera urgente dado que sentimos y podemos oler el peligro. Todo ello nos rompe el ritmo interno y nos obliga a prestar una atención excesiva en aspectos que pueden ser intrascendentes, de modo que nuestra mente se centra en lo negativo, en aquello que nos avisa de que algo horrible nos va a pasar si no reaccionamos a tiempo. El problema reside en el modo en el que la información se va acumulando en nuestro cerebro de manera descontrolada y desorganizada, hasta el punto de que llegamos al momento crítico en el que ya no sabemos donde se encuentra la verdad ni la mentira, como ocurre en muchos casos en los que la fantasía sustituye a la realidad. Si en esa coctelera introducimos el estado de miedo permanente, que se queda en nuestro eje hipotalámico y que nos bloquea todo análisis lógico o racional y, de ser, nos conduce al miedo o terror que nos hizo sus esclavos, tenemos el resultado final. La crisis permanente como una bola de nieve.

Para más inri, tratamos de entender el proceso y el caos en el que estamos sumergidos, o bien exigimos a otros que nos explique qué carajo nos sucede porque esa desorientación, asociada al sentimiento de pérdida, que alcanza el nivel de sentirnos fuera de nosotros mismos (uno de los síntomas de la ansiedad, de hecho, es precisamente el terror a volverse loco, y con justa razón). En esta situación donde el proceso se vuelve entrópico (inicia la cuenta atrás hacia su desconcertante y esperable autodestrucción), no existe el control y el pánico, junto a la tristeza y la desesperación conducen a los más de 4000 casos de suicidios que suceden en España, cuyo 75% es de varones.

Por lo tanto, y resumiendo: el hincapié en el presente, causado por una situación (un problema real es aquél en el que el sujeto ha sido responsable totalmente o en parte; mientras en aquélla es algo externo) genera una sensación en primer lugar de urgencia porque el contexto ha creado un peligro potencial o real para el individuo, ante lo cual se busca una salida urgente. Éste es el viejo recurso que se emplea partiendo de Kurt Lewin, teórico de la técnica de manipulación sin líder, gracias a la cual los sujetos pueden caer en el convencimiento de cualquier tipo de ideología (como en el caso de las de tipo fascistas), lo cual exige que su introducción sea muy estudiada y la estrategia para ello más aún.

Si el sistema se basa en lo vulnerable de nuestras mentes y si quiénes lo ejercen son conscientes de ello, tenemos los ciudadanos un serio problema al emplear contra nosotros un arma invisible, el poder sobre nuestras mentes. Lo peor en ese caso, de darse, sería que nosotros mismos nos convertiríamos en nuestros propios y acérrimos enemigos o comenzaríamos expandiendo el virus simbólico en la sociedad para su propia autodestrucción.

No siendo para nada baladí este asunto, que tengamos un serio problema de salud mental y psiquiátrica es como la semilla del árbol. El fruto de ésta no sería un hermoso y bello roble que dé sombra en las calurosas tardes agosto, sino un monstruo que aún desconocemos.

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3 COMENTARIOS

  1. Instinto de debilidad, comodidad, placer, sarna con gusto no pica. El instintivo de la chusma no se detiene en las palabras, ha evolucionado en el sentido de aniquilamiento de todo lo que tenga valor moral, honor, por eso se consuelan en una verdad relativa, simulada y transvestida. Se han conformado con la mentira y se han adaptado a ella, una cárcel sin barrotes visibles para los ciegos postrados en la actitud lúdica. Ahora solicitan que todo el mundo sea igual y no pueden aguantar que alguien se aparte de su consumo diario por no aceptar ser parte de la infamia causante de la enfermedad.

    Saludos cordiales

  2. La gente está mal por enfermedad…por el control gubernamental…por qué no está bien.

    La pregunta correcta,sería:por qué la gente se ha vuelto tan agresiva?,incluso paseando con machetes y demás armas blancas?.
    Por qué están NEUROMODULADOS,con todo tipo de ondas radiación,etc.

    Son herramientas militares de control de población,usadas ilícitamente por los Gobiernos comunistas como el de España.

    Todo producto inyectable lleva óxido de grafeno:GO,que antes de 2019 no llevaban.
    La heparina produce trombosis por el GO.
    Las anestesias provocan miocarditis por el GO.
    Las vacunas provocan arritmias miocarditis etc.por el GO.
    La morfina no mata…es el GO el que provoca arritmia ventricular,y por eso mueren durmiendo.

    Todos los inyectables…y luego el GO se modula con antenas 5G,radares etc.Y la gente inyectada se vuelve loca por estar dirigida neuronalmente a distancia.

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