sábado, abril 26, 2025
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Francisco I, el antipapa que preparó al mundo para el anticristo

Para aquéllos que creían que con Francisco I se fue un buen papa, lamento echarles este jarro de agua muy helada. Todo lo contrario, a tenor de la oscura historia paralela que rodea al Vaticano como una presa fácil para fagocitarla y destrozarla. Es un hecho que la masonería, cuyos principios han sido los rectores de los sangrientos y destructivos principios de la revolución francesa, pensó que su objetivo era la iglesia católica. Muy conocedores los masones luciferinos de que al cristianismo se le destroza desde dentro, buscaron mil y una formas de infiltrarse como un ejército durmiente para ir variando la simbología y acostumbrar a los creyentes a signos que son claramente paganos. Lo más curioso es que esto ya ocurre desde 1820. En un documento secreto de la época se puede ver lo siguiente: “Nuestro objetivo final es el de Voltaire y la Revolución Francesa: es decir, la aniquilación completa del catolicismo e incluso de la idea cristiana…». «El catolicismo, menos aún que la monarquía, no teme la punta de un estilete, pero estas dos bases del orden social pueden caer bajo el peso de la corrupción. No nos cansemos, entonces, nunca de corromper”.  La larga historia de crímenes por las sucias finanzas vaticanas, sus asesinatos como el de Juan Pablo I, el modo en el que se han desarrollado tanto la pedofilia en menores de edad, con millones de casos y de rituales satánicos en el mismo Vaticano, así como el hecho de acostumbrar al fiel a la obscenidad moral, son estrategias que se observan también en la política, donde se hace creer al ciudadano que la corrupción es sencillamente inevitable y que no se puede luchar contra ella. ¿No es lo mismo que lo que nos propone este documento? Bergolio, siguiendo esta lógica, no es más que el continuador y confirmador a través de lo que será narrado después y que no tiene desperdicio alguno.

Los avisos ya de varias encíclicas, Mortalium Animos P, Pío XI (6 de enero de 1928) acerca de cómo se ha de fomentar la verdadera unidad religiosa, Pascendi P. Pío X (8 de septiembre de 1907) sobre las doctrinas del Modernismo (la síntesis de todas las herejías),  Quod Apostolici Muneris del Papa León XIII (28 de diciembre de 1878) sobre el socialismo, comunismo, nihilismo y otros errores, Pío IX Encíclica Qui pluribus, (9/11/1846) (“Satanás, aunque derrotado por Cristo, no deja de obstaculizar la salvación con todas sus energías. Alienta el paganismo, la idolatría, la brujería, la impiedad y especialmente la herejía y la apostasía. Los herejes y los cismáticos que no siguen a la verdadera Iglesia de Jesucristo, son miembros del ejército de Satanás, son sus agentes en la guerra cósmica contra Cristo”), son algunos de los muchos ejemplos de papas que dieron la voz de aviso.

Uno de los aspectos más siniestros del anterior papa fue su preferencia por una cruz en la que Cristo aparecía con los brazos cruzados en forma de X y el ganado detrás. Es importante señalar que poner este gesto era un ritual que significa la supervivencia del antiguo dios egipcio Osiris, empleado en el ritual del grado 29 del rito escocés antiguo y aceptado, en el que masón escoge entre la cruz cristiana y la impostura, es decir, negar a Cristo. Este gesto, relacionado con la adoración de Baphomet, dios de la luz, aspecto que luego estudiaremos con más detalle, se viste de ritual cuando si pisa la cruz de Cristo primero con el pie izquierdo y luego con el derecho, tras lo cual se recita un juramento con los brazos en forma de X. Nos encontramos con uno de los símbolos delatores de que lo que se adora es al demonio, mas no a Dios y la cruz que tiene Bergolio en una foto mantiene esta postura. ¿Significa esto que el papa cayó en la trampa de la simbología pagana y masónica, mezclada y disfrazada con la cristiana, para que el populacho fuese adoptando el satanismo como religión, lo cual se realza, como siempre, mediante la instauración de estos oscuros seres en silencio, haciendo que el pueblo ignorante se haga eco de santos que son demonios? Mucho ojito con esto.

Una de las imágenes preferidas de Bergolio, por cierto, era la virgen de los desatanudos, que tiene su origen en un cuadro pintado en 1700, propuesto 45 años antes por Athanasius Kircher, muy conocido por su atracción hacia la egiptología, la alquimia y el simbolismo más hermético imaginable, así como prácticas esotéricas, con el fin de mezclar estos componentes con los propios de la religión cristiana. Se sabe que la masonería justifica su ideología y rituales en estos fenómenos esotéricos paganos.  El fin no era otro que confundir e introducir esta imagen de culto en Alemania por orden de la masonería, que se crearía en Londres 17 años después, para crear un ejército de dormidos que alterasen el significado simbólico de la virgen. Fue el mismo Bergolio el que llevó esta imagen a Argentina en los años 70 del siglo pasado. Nada casual.

Analicemos ahora esta imagen en la que aparece una virgen con dos alfileres y con siete nudos que, tras ser resueltos, dan solución a los problemas de la fe. Recordemos que según la biblia la virgen tiene una corona de doce puntas y no de siete, nada casual. Pero los hechos van más allá. La virgen aparece como el sol, como si fuese el dios Ra, aunque algunos piensan que en realidad es una representación de la diosa babilónica Lilith, que era un demonio que proponía el sexo y el desenfreno absoluto, y no es casual que ambas aparecen en medio, la diosa pagana desnuda y la virgen con un hombro izquierdo sin cubrir. Pero lo que delata a esta imagen que tanto le gustaba al papa era una serpiente enredada en sus pies y que no moría, sin que la virgen la matase. Recordemos que nos encontramos ante el símbolo del mal y que el hecho de que se mueva de tal manera significa que al mal no se le puede vencer y que tarde o temprano quien gobernada el Vaticano será el anticristo, aunque ya ha habido varios a lo largo de la historia.

Uno de ellos fue el papa Anacleto, que falleció en 1138 y que instituyó el saludo marrano, que significa la adhesión papal al pueblo judío y el desprecio por todo aquél que crea que Jesucristo es el mesías. Dicho saludo consiste en unir los dedos medio y anular como signo de reverencia al demonio. Existe fotos donde se ve al papa Francisco haciendo este saludo. ¿Casualidad?

Analicemos dos hechos más antes de acabar. Primero las declaraciones con respecto a la vacuna donde decía que ponerse la inyección era un acto de amor y que éste era también social (todos sabemos los millones de muertos que ha dejado este remedio y sigue provocando) o la encíclica Ducia Supplicans de 18 de diciembre de 2023 en la que propone bendecir a las parejas homosexuales, en un guiño a la cultura LGTBI, algo que, por cierto, nunca ha criticado.

Ignorar que la masonería luciferina se ha instalado en el Vaticano y que ahora, habiendo elegido el papa los cardenales que van a elegir el próximo van a escoger otro de la misma ideología comunista y de izquierda (no hay que ver las fotos que tiene con Maduro o el modo en el que Sánchez ha declarado tres días de luto oficial, cuando no lo ha hecho por las víctimas de la dana de Valencia, algo muy sospechoso, aunque yo diría muy clarificador), es propio de ingenuos, aunque también lo es llorar por un papa que resultó ser un antipapa o anticristo más de la oscura lista de pontífices que han pisado Roma desde sus orígenes. 

El Vaticano y sus principios es otra arma para introducir en la mente del cristiano los ideales del satanismo y convertirlo en nuevo devoto de una religión diabólica. Nada de llorar entonces por un papa traidor que fue elegido por encargo de otra oscurísima secta. Si así tratan de ensuciar los principios de la fe, la gran pregunta es dónde quedará Cristo en nuestras vidas si seguimos a quien dice ser su representante en la tierra.

 

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