El gobierno del Reino Unido ha sido objeto de críticas por intentar acelerar la aprobación parlamentaria de un proyecto de ley polémico, conocido como el Proyecto de Ley de Autoridades Públicas (Fraude, Error y Recuperación). Los detractores sostienen que esta legislación incluye medidas de vigilancia que recuerdan a sistemas distópicos de crédito social.
Presentado hace apenas una semana, este proyecto de ley de 116 páginas ha generado preocupación en Big Brother Watch, un grupo de campaña por los derechos civiles, que teme que los parlamentarios no tengan el tiempo necesario para revisar el documento a fondo antes de que comiencen los debates.
A pesar de su título aparentemente inofensivo, los opositores argumentan que bajo la excusa de combatir el derroche de fondos públicos por fraude en beneficios, se está justificando la implementación de un sistema de «vigilancia masiva» sobre las cuentas bancarias, gestionado por el Departamento de Trabajo y Pensiones (DWP).
Esta vigilancia implicaría el monitoreo constante de los extractos bancarios de las personas, la capacidad de revocar permisos de conducir y realizar registros en propiedades, ordenadores y otros dispositivos.
Silkie Carlo, directora de Big Brother Watch, advierte que esto podría transformar el sistema de bienestar del Reino Unido en «un sistema de vigilancia digital con intrusiones sin precedentes en la privacidad».
Por su parte, el DWP defiende que, aunque tendrán acceso a los extractos bancarios señalados por actividades fraudulentas dentro del sistema de beneficios y podrían autorizar la retirada de fondos, no tendrán «acceso directo» a las cuentas bancarias en sí.
Los defensores de la privacidad encuentran poco consuelo en esto, señalando que el proyecto de ley obliga a los bancos y sociedades de construcción a reportar sospechas de fraude, lo que permite a los investigadores del DWP solicitar órdenes de registro y, junto con la policía, realizar búsquedas en hogares y dispositivos.
Este escenario sugiere un sistema de justicia «de dos niveles» en el Reino Unido, como destaca Carlo. Ella está preocupada porque los más vulnerables – ancianos, pobres y discapacitados – podrían perder su derecho a una representación legal justa, volviéndose más susceptibles a «castigos erróneos» que podrían devastar su estabilidad financiera.
Además, Carlo argumenta que estas disposiciones introducen «intrusiones y castigos a la privacidad sin precedentes», potencialmente dañando más los valores británicos fundamentales de equidad y justicia que disuadiendo a los verdaderos estafadores.
(Nota introductoria: Una cosa es la población. Y otra bien distinta son sus supuestos y aparentes «representantes». Puedo identificarme con la población de otros lugares o países. Al menos con los que no son autómatas o muertos vivientes. Pues cada uno de ellos aquí son Humanidad como yo. Según mi entendimiento, mi repulsa es a la tiranía gangrenosa y falsaria. Nunca desafecto o incomprensión hacia sus poblaciones y gentes engañadas, parasitadas, explotadas y sacrificadas).
Vivan en Inglaterra o donde fuere les dedico estas palabras:
«Ni torre de piedra, ni los muros de bronce, ni el calabozo angustioso, ni las fuertes cadenas de hierro, pueden retener la fortaleza del espíritu». (Shakespeare)
La IA que se pretende imponer no es cosa de vacuos y falsos actores políticos «representando» a la población. Aunque evidentemente sean cómplices del hecho y serán prescindibles cuando dejen de ser necesarios a los propósitos de terceros.
Tampoco es una ocurrencia de ninguno de los personajes públicos que salen en los (monopolizados) medios de persuasión y manipulación de masas.
El origen de la IA que se pretende generalizar en este mundo procede de los controladores del plan-ET-a. O como cada cual desee denominarlos: colonizadores, visitantes, ocupantes, etc.
Los nuevaeristas monetizadores -los más conspicuos instrumentalizados por agencias- los denominan «galácticos», «maestros ascendidos», «federaciones de luz y planetas libres» (…) y similares moñerías.
Sobre los controladores, como los denomino yo, no voy a entrar aquí. Primero porque a una persona promedio no le interesa y, aparte de eso, si no hizo sus deberes en esta vida no lo asimilaría. Segundo porque hay no poco escrito y desclasificado, ya no es materia sensible, pero sigue siendo un tema extraordinariamente prolijo y complejo. Y finalmente, porque los controladores no habitan aquí. Ni siquiera sus minions/sosias/alter-egos quienes apenas pasan breve y esporádicamente por este predio.
La IA que se despliega viene a ser como aquellas botellas de alcohol y mantas impregnadas con viruela que los puritanos calvinistas entregaban (eso sí en nombre de su credo y reina) a los indios de Norteamérica. Y antes de meterlos a continuación en las reservas (los primeros campos de concentración de la era moderna).
Por tanto, una IA diseñada muy específicamente por y para las Corporaciones. Esa IA no excluye redecorar el continente (la explotación), repartir algunos gadgets distractivos y entregar nuevas algunas herramientas de alteración genética, así como de control y monitoreo 24/7 -como por ej. los créditos sociales, criptomonedas, identidades digitales, etc.- a los alcaides y carceleros (los cuales esos ya sí habitan este mundo sin ser conocidos por el público).
Pero la pretensión es utilizar su IA para seguir manteniendo esta granja en funcionamiento. Presentar tal necesidad, en otros planos y/o mundos, y a la Humanidad misma como fuente, causante y origen del brote de toda la negatividad en este cuadrante y sector.
Y así emplear su «libertadora» y «salvífica» IA para mantener a los pocos que vayan quedando y sobrevivan (a los incesantes ataques por todos los frentes al que se añade la ubicua sopa de radiación electromagnética aguda) a un presidio digital omnímodo e «invisible».
«En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad humana, ninguna tiranía puede dominarle.» (Gandhi)