jueves, enero 23, 2025
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“Borbones, jamás, jamás, jamás”

Por Alfonso de la Vega

Tal día como hoy pero de 1870, el general don Juan Prim, que fuera presidente del Consejo de ministros resultó víctima de un crimen de Estado, asesinado por una conjura en la que es posible interviniese uno de los Borbones que el finado pretendía desterrar de España para siempre.

El magnicidio de Prim recuerda otros graves atentados políticos estratégicos que cambiarían la suerte y el futuro de España, el asesinato de otro presidente del gobierno, el almirante Carrero o el terrible 11M, donde casi dos centenares de inocentes fueron cruelmente sacrificados para permitir entronizar el desastre político actual cuyas consecuencias de todo orden, o desorden, seguimos padeciendo con uno de los peores Borbones de la Dinastía.

Los cambios patrocinados por el presidente asesinado habían modificado la política exterior española y le habían granjeado muchos enemigos fuera y dentro de España. Su alocución en el Parlamento: “Borbones, jamás, jamás, jamás” acaso resultaría su sentencia de muerte. Se había dado lugar a la guerra franco prusiana al buscar un rey para España, oferta rechazada por varias casas europeas. A destacar aquí: la corrupta camarilla de la reina Isabel, los partidarios de la Restauración borbónica en la persona de su hijo Alfonso (Serrano) o de su cuñado, el de Montpensier, (Topete). También los defraudados por la evolución de la Gloriosa, republicanos federales además de sus paradójicos aliados objetivos en el desmantelamiento de España, los carlistas. Como se puede ver, en España la historia se repite una y otra vez como en el bolero de Ravel.

La Justicia de la época hasta el sobreseimiento del sumario, ordenado siete años después por los alfonsinos ya durante la anterior Restauración, se vio incapaz de llegar a aclarar totalmente los hechos pues el Poder resultante tras el atentado se lo estorbó creando pistas falsas e inutilizando pruebas. Y eso que hubo gentes heroicas que, como el fiscal Vellando, se vieron apartados arbitrariamente del caso por no obedecer las consignas obstruccionistas, se intentó secuestrar a un escribano y varios de los jueces instructores de la causa sufrieron vejaciones, amenazas y coacciones. Seguro que al amable lector no le sorprende nada de esto.

En el crimen de la madrileña calle del Turco cabe distinguir entre los asesinos materiales reclutados entre los bajos fondos y el hampa y los diferentes intermediarios incluidos servicios policiales y guardaespaldas o secretarios políticos hasta llegar a las cabezas y patrocinadores. Tanto la víctima como algunos de los principales sospechosos pertenecían a grupos masónicos españoles. Prim rechazó esa tarde la invitación del gran maestre Morayta para la cena de celebración del solsticio en su logia, circunstancia que le hubiera salvado la vida. Paul y Angulo y el heredero de la presidencia del Consejo el general Serrano eran masones, como también Amadeo de Saboya el nuevo rey perjudicado por el asesinato de su gran valedor, quizás único, en España. La afiliación no está documentada en el caso de otro de los poderosos y principales sospechosos: el Duque de Montpensier, yerno de la reina abuela Cristina, cuñado de la destronada Isabel y primer suegro luego de Alfonso XII. El duque era un personaje tenebroso cuyo secretario personal el coronel Solís y Campuzano estuvo implicado en el pago de alguno de los sicarios. Como también Pastor, el jefe de escolta del nuevo presidente del Consejo, Serrano. Para lograr la impunidad de los implicados claramente imbricados con el Poder político beneficiario del atentado, hubo más crímenes, se utilizó mucho dinero e influencias para tapar bocas.

El sumario de dieciocho mil folios fue recuperado noventa años después por el que fuera decano del colegio de abogados de Madrid y paisano de Prim, Antonio Pedrol Rius quien realizó un estudio exhaustivo del asunto, pasadas las presiones políticas que llevaron a su oportuno empantanamiento. Luego otro criminalista español, Pérez Abellán, también investigó la cuestión antes de morir inopinadamente. Según estas investigaciones Prim, gravemente herido, fue rematado en su residencia lo que avalaría la importancia de la conjura.

Antes habían estudiado el trágico caso el gran Valle Inclán que se inspiró y desarrolló su famosa estética del esperpento contemplando y estudiando con gran aplicación a los Borbones, o también Galdós y Pi y Margall, entre otros autores.

Pero como decía uno de los protagonistas de la Restauración, el bien informado pero tenebroso Sagasta, ministro de la Gobernación en el momento de los autos: “¡si ustedes supiesen…!”

Desconocemos exactamente lo que tendrían que haber sabido los contemporáneos de Prim. Pero sí, ese el problema: más de siglo y medio después que los españoles siguen en Babia, sin enterarse de nada o dando por buenas las trolas más complacientes e increíbles de la dinastía.

Y así nos va.

 

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1 COMENTARIO

  1. Gracias por su artículo. Al hilo y a modo de «curiosidades» de Borbonistán: El bolchevismo creado, promovido y financiado en la segunda mitad del s. XIX por los banksters (y su Cleptocracia globalista-internacionalista) se apoderaba de las instituciones en España hace ahora cien años y tras finalizar la I Guerra Anglosionista (1914-18). Miguel Primo (de Rivera) y otros quienes no deseaban traicionar a España, y mucho menos sucumbir a la humillación proyectada para la Hispanidad toda, se plantaron en redondo. Pero cometieron un error de bulto al favorecer al Borbón (Alfonso XIII). Considerando (eso ciertamente) que no se le había permitido involucrar a España en la mencionada contienda bélica. Desgraciadamente, cuando Miguel P.R. entre otros ya le habían sacado las castañas del fuego, hizo la típica borbonada habitual: lo tomó por primo y lo traicionó de la peor manera. Algo que se le quedó bien grabado al ejército de entonces. Como última curiosidad, y para no abusar de su tiempo, el almirante Carrero Blanco (y Laureano López Rodó) eran las candidaturas de una de las (innumerables) sucursales del negociado religioso (el Opus «Dei»). De ahí que otra de las sucursales en liza, La Compañía, no deseara más competencia para colocar a su candidato-pelele. Como es bien sabido por los no profanos, la Religión Organizada siempre juega con cartas marcadas. Y Carrero fue precisamente uno de los encomendados, desde 1969, en la «Operación Salmón» para tratar de convencer al general Franco de la candidatura del Borbón-Demérito. Ya que estaba escaldado al recordar la felonía inolvidable al general Miguel P.R. y no lo veía nada claro. De todos modos, tampoco tenía en ese momento demasiado margen. Ni por su mala salud y vejez. Ni por la bancarrota en que había dejado el socialcomunismo a la nación tras el (saqueo) vaciado del Banco de España (1936-37). Ni por las (extorsiones) presiones, recurrentes desde los años ’50, de la anglosfera. Que andaban cual hienas enardecidas tras las comisiones procedentes del expolio al Banco de España. Y que habían recibido de las consabidas (asociaciones delictivas) compañías de actores políticos a cambio de reintroducirlos en España. Lo que finalmente sucedió con la engañifa de la «ejemplar transición borbónica del ’78». Donde ya no había Banco de España que saquear y el plan de expolio acordado -a grosso modo y actualmente a la vista de todos- provendría vía desindustralización del sector secundario; fragmentación territorial; reconversión agraria y recorte del sector primario para pasar a estar subsidiado; corporativización y supeditación de las FFAA a intereses de terceros (en detrimento de los intereses del pueblo español); concentración de los medios de (des)información y manipulación; sobredimensionamiento, ineficiencia y duplicidad de las administraciones «públicas» (con un incremento generalizado de la burocracia); enajenación y venta a comisión de las empresas públicas que no eran deficitarias (las que sí lo son se mangonean para incrementar la deuda pública); privatización de los cuerpos policiales y politización de sus cuadros de mando; endeudamiento público creciente; inmigración irregular, ONG’s-patera incentivadas y tráfico de personas (Plan Anglosionista Kalergi); estrangulamiento fiscal para quebrar las clases medias; estupidización escolar y promoción de la leyenda negra; irrelevancia en el contexto internacional; y adopción del esquizoide movimiento de ultraizquierda, renombrado con el anglicismo «woke», que nada tiene que ver con los derechos de minorías y sí mucho con promover el debilitamiento de las familias y sociedades donde lo desean imponer (la cultura europea en particular y la occidental en su conjunto).

    Ese es un retrato actualizado de la falsa nobleza borbónica (y sus ávidos cortesanos del 1978) interesadamente ser-viles a las camarillas que los re-pusieron (y teledirigen). Eso sí, con la inestimable colaboración del desunido, enfrentado, letárgico e inconsciente pueblo español de su propia Historia.

    Un conocido discípulo de la Religión Organizada propugnaba: «Hemos tomado el gobierno, porque aquí creamos confusión y dolor, más que en el infierno». (Maquiavelo)

    A Ud. Alfonso, a sus lectores, y a todas las personas no deconstruídas que entienden el punto de la situación les deseo una Feliz Desobediencia Civil. Pacífica, pero firme.

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