jueves, noviembre 21, 2024
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Soldado español, cumple con tu deber y denuncia

Estimados camaradas de las Fuerzas Armadas, muchos habéis manifestado vuestra decepción y rabia porque no os han dejado acudir a ayudar a las víctimas de la catástrofe perpetrada en el levante español, y otros porque, estando allí, veis cómo se miente y engaña al pueblo para que no se levante contra nuestra corrupta clase política, culpable de este desastre.

Todo ello puede constituir delitos de prevaricación, homicidio por imprudencia profesional omisiva, contra la eficacia del servicio, deslealtad y otros.

Soldados, vamos a cambiar el mundo, pero no con nuestra opinión, sino con nuestro ejemplo. Ha llegado el momento de acabar con la corrupción en España, y nada mejor que empezar por nuestras queridas Fuerzas Armadas.

Dicen, que un buen oficial no dice ¡adelante!, sino ¡seguidme!

Por eso, si alguien piensa que yo veo los toros desde la barrera, se equivoca de medio a medio. Para empezar, acabo de denunciar penalmente a la presidente de la Agencia estatal de Meteorología, por posibles delitos de homicidio por imprudencia profesional y prevaricación, pero además, si juráis guardarme el secreto, os contaré una historia. 

En 2011 fui destinado por el general Jefe de la UME al quinto batallón, el de León, como técnico de prevención de riesgos laborales. El recibimiento no pudo ser mejor. El segundo jefe, el Comandante Santiago Prego, me dijo que los prevencionistas sólo sirven para tocar los cojones, y el jefe del batallón, el teniente coronel César Gutiérrez de la Cámara, me dijo que no necesitaba un técnico de prevención, y por mi currículum de supervivencia, lucha contra incendios y rescate quedaba destinado como oficial a una compañía de intervención.

Muy cortitos ambos. Porque a los técnicos de prevención, precisamente para que no incordien, se les suele mostrar una falsa realidad edulcorada. En cambio, estando en el meollo, yo pude ver con mis propios ojos cómo se vulneraban de modo sistemático las más elementales normas de seguridad, con el agravante de que un mes antes de mi llegada al batallón, había muerto, en unos ejercicios de buceo en Guadalajara, el soldado Héctor Luelmo Mayo, lo que demuestra el absoluto desprecio de estos mandos por la vida de sus hombres.

Pues bien, vistas las irregularidades, las denuncié al Juzgado Togado Militar de Valladolid, que instruyó diligencias. Esfuerzo aparentemente inútil, porque entre bueyes no hay cornadas, y vino a archivarlas el Tribunal Militar Territorial de La Coruña. Digo esfuerzo “aparentemente” inútil, porque sirvieron para dos cosas. 

La primera, para que yo fuera expulsado de la UME y se retrasara mi ascenso 6 años, y la segunda, porque gracias al campanazo que pegué, se resolvieron muchas de las deficiencias de seguridad del batallón, de modo que es más que probable que mis denuncias salvaran alguna vida.

Además, aparte de ganarme el odio de un puñado de gañanes, me gané el aprecio y respeto de toda la tropa y varios excelentes oficiales, como el Capitán Fernández y el Comandante Morchón. 

Y os garantizo que eso vale mucho más que cualquier ascenso o medalla conseguidos vendiendo el alma al diablo.

Hoy, como los buenos oficiales, os pido que me sigáis y que denunciéis. 

Pero para que vuestro camino sea más seguro y cómodo que el mío, os daré unos consejos.

El primero, si os habéis enterado de que el Ministerio de Defensa tiene un autodenominado “Canal interno de información” para presentar denuncias, y tenéis la tentación de usarlo, olvidadlo. Es una burda patraña para engaño de incautos.

Segundo consejo, afiliaos a una asociación de militares que disponga de asesoría jurídica.

Tercer consejo, si en el combate es importante conocer el manejo del fusil HK, o la MG-42, en la lucha contra la corrupción es importante leerse bien la Ley 2/2023 de protección de denunciantes, porque en ella explica las condiciones y el tipo de protección que podéis exigir como denunciantes de corrupción. Como esta ley está en pañales, será interesante ver si se aplica, o es otra burda patraña para confundir al personal.

Cuarto consejo, cuando os decidáis a denunciar, pedid cita en el Colegio de abogados y solicitad justicia gratuita y abogado del turno de oficio para ello. Es importante saber que para la cita en el colegio de abogados tenéis derecho a permiso retribuido en el cuartel, y el derecho a la justicia gratuita lo tenéis garantizado, siempre que exijáis que se os aplique la ley 2/2023, que amplía el margen de ingresos para tener derecho a la justicia gratuita hasta los 33.600 euros anuales, lo que son 2400 mensuales por 14 pagas. Normalmente por desgracia, pero esta vez por suerte, probablemente no alcancéis esas cifras.

Quinto consejo, antes o después de presentar la denuncia penal, grabad un video explicando la denuncia, y dadle la máxima difusión. Si queréis que lo vean muchas personas, procurad que sea breve y claro. Por ello merece la pena prepararlo bien. La razón de este video es que la revelación pública, según los arts. 27 y 28 de esta ley, garantiza la protección, sin más requisitos, y por sí misma es una garantía de protección. 

Un detalle, todo lo antedicho es igualmente predicable para cualquier otro funcionario de España, no sólo para los militares.

Para terminar ya sólo me queda desearos un poco más de suerte que la que yo tuve, y garantizaros que quien de este paso, con absoluta seguridad, será el mejor servicio que hará en toda su carrera militar en defensa de España.

También os garantizo, que sólo por la difusión de este mensaje, a muchos canallas van a empezar a temblarles las piernas.

Por favor, no te niegues el placer de cambiar España. 

Fiat iustitia, ruat caelum.

Hágase justicia, aunque se hunda el cielo.

 

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