En los últimos días, se ha desatado un nuevo escándalo en torno a la figura del rey emérito Juan Carlos I, tras la filtración de unas grabaciones que datan de la década de los 90 y que revelan una relación cercana con la vedette Bárbara Rey. Estas grabaciones, publicadas por ‘OKDiario’, han revelado conversaciones entre ambos, en las que el monarca expresa abiertamente su malestar con figuras clave de su entorno y se refiere a diversos acontecimientos políticos y personales.
En una de las partes más reveladoras de las grabaciones, Don Juan Carlos critica duramente a Sabino Fernández Campo, jefe de la Casa Real entre 1990 y 1993, acusándolo de estar «largando» sobre su vida privada. “Estoy sufriendo ahora las cosas de Sabino y, palabra de honor, me río, cariño, de Alfonso Armada. Siete años de cárcel (Armada), se ha ido a su pazo de Galicia y el tío jamás ha dicho una palabra. En cambio, este (Sabino) está largando”, comenta el monarca a Bárbara Rey en uno de los fragmentos de la conversación. Esta referencia a Alfonso Armada, condenado a 30 años de prisión por su participación en el golpe de estado del 23-F, destaca la lealtad que, según el rey, Armada habría demostrado al no divulgar información sobre su tiempo en prisión.
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En el transcurso de la conversación, Juan Carlos I también menciona las dificultades que está enfrentando con Sabino Fernández Campo, señalando que este estaría hablando con periodistas sobre aspectos privados de su vida, y lo acusa de no cortar las conversaciones en las que se criticaba al rey. “En reuniones donde me critican y hablan de mí, de mi vida y de cosas, él está presente y, en vez de cortarlo, dice: ‘si yo hablara, si yo dijera…’”, confiesa el monarca.
El rey también compartió su preocupación sobre la situación política del momento, especialmente sobre los movimientos de Izquierda Unida (IU) y ciertos intelectuales que, según él, estaban conspirando contra Felipe González y, por extensión, contra la monarquía. “Hay un grupo de IU importante de intelectuales que quieren acabar con Felipe y que están detrás de una cosa que es la República”, asegura Juan Carlos I, ante lo cual Bárbara Rey responde: “Ya, ya, por supuesto, y están en contra de la Monarquía”. Esta conversación revela la inquietud del monarca sobre la estabilidad del sistema político y su temor ante un posible cambio hacia un modelo republicano.
Otro de los puntos destacados en las grabaciones es cuando ambos hacen referencia a Luis Roldán, exdirector general de la Guardia Civil, que en ese momento estaba prófugo de la justicia. “Entre tú y yo, la Guardia Civil dice que es mejor que no lo encuentren. Mejor encontrarlo muerto”, menciona el rey, reflejando la gravedad del caso que rodeaba a Roldán, quien más tarde sería capturado en Tailandia y condenado a 28 años de prisión por delitos de malversación y fraude fiscal.
Pero uno de los aspectos más controvertidos de estas filtraciones es el supuesto chantaje que Bárbara Rey habría ejercido sobre el rey Juan Carlos. En otra conversación de 1997, también revelada por ‘OKDiario’, la vedette declara: “El Rey está en deuda conmigo, porque no lo he sido nunca, pero si tengo que serlo, como puta, voy a ser la más cara del mundo. Porque le puede costar todo; le puede costar la Corona, le puede costar el puesto que tiene y que no piense jamás que le tengo miedo”. Esta afirmación sugiere que Rey habría estado dispuesta a exponer al monarca, poniendo en peligro su posición y reputación.
En este contexto, Bárbara Rey también expresa su resentimiento por haber sido, según ella, desprestigiada públicamente y hace una declaración firme sobre la relación que mantuvo con el rey: “Yo lo que quiero es que se sepa todo eso, que la gente se entere de cómo es él. Que se sepa si él se merece estar donde está, que su familia se merece estar donde está… A mí me van a matar, pero me van a matar con la cabeza muy alta y sabiendo el mundo entero a qué persona me he enfrentado”.
Este nuevo episodio en la vida del rey emérito añade más leña al fuego en torno a los múltiples escándalos que han rodeado su figura en los últimos años, incrementando la tensión alrededor de su legado y su papel en la monarquía española. Las implicaciones de estas filtraciones, así como los detalles personales que revelan, podrían tener efectos duraderos en la percepción pública de Juan Carlos I y en el futuro de la institución monárquica en España.