Según diversas fuentes, Mark Zuckerberg está desarrollando un extenso complejo de 100 millones de dólares en Hawái, conocido como Koolau Ranch, que incluirá un búnker subterráneo y sistemas autónomos de alimentos y energía. Este proyecto secreto ha generado especulaciones sobre las preparaciones del magnate de las redes sociales para eventos catastróficos.
El complejo, parcialmente construido en la isla de Kauai, se perfila como uno de los proyectos de construcción personal más costosos en la historia moderna. Se compone de más de una docena de edificios, incluyendo dos mansiones conectadas por un túnel que conduce a un refugio subterráneo de más de 460 metros cuadrados con una escotilla de escape.
El refugio contará con al menos 30 dormitorios y 30 baños, junto con puntos de casas de huéspedes y un conjunto de 11 casas en los árboles conectadas por puentes de cuerda en forma de disco. El búnker subterráneo, con una aparente puerta resistente a explosiones, incluirá un espacio habitable y una sala de máquinas. Otras medidas de seguridad comprenden puertas con cerraduras de teclado, insonorización y salidas secretas, como una puerta «ciega» en la biblioteca.
El complejo también busca ser autosuficiente, con un tanque de agua de 17 metros de diámetro y más de 5 metros de alto, además de sistemas de bombeo en la propiedad. La existente ganadería y agricultura en las más de 560 hectáreas proporcionarán fuentes de alimentos.
Zuckerberg ha implementado medidas de seguridad, incluyendo un muro de 6 pies alrededor del complejo, y exige acuerdos de confidencialidad a todos los trabajadores contratados. El magnate considera esta propiedad como su hogar familiar, tras gastar 170 millones de dólares en la adquisición del terreno.
Viendo este tipo de informaciones, parecería que Zuckerberg podría estar preparándose para el fin del mundo o, como mínimo, para una especie de ataque nuclear.
Ahora se comprende por qué ardió Hawai en agosto de 2023.
Los hacedores de la Historia pueden prevenir las adversidades consecuentes a sus acciones próximas pero somos tan inconsistentes que ni nos lo creemos. Los Rothschild también encargaron con urgencia, hace pocos años (unos 5 o así), toda una ciudad flotante autónoma (a base de múltiples módulos piramidales funcionalmente especializados) al arquitecto italiano Lazzarini cuyo rastro informativo ha desaparecido en Google