En este puñetero país, por desgracia, todo se basa en hacer negocio a costa de lo que sea. Lo hemos visto con la farsemia, lo estamos viendo con la ideología de género, con los lobbys LGTBI, lo estamos viendo con todo y lo estamos viendo incluso con el robo de los niños a sus familias por parte del estado.
Porque ahí también hay chiringuitos, señores. Ahí también hay asociaciones, psicólogos, abogados… profesionales de todo tipo que ganan un dineral por ayudar al estado a arrancar a los niños de sus familias. Y después vienen las consecuencias, ¿recuerdan lo de los menores tutelados de Baleares o de Valencia?
Y después, ¿qué hacen los partidos políticos y la Justicia con los responsables? Nada. Pero para que el negocio funcione tiene que haber colaboradores necesarios. ¿Recuerdan a los sanitarios con la farsemia? Pues ahí tenemos a los funcionarios que colaboran con esta trama. No todos, claro, pero sí muchos de ellos.
A continuación podrán escuchar el testimonio de una funcionaria que no ha querido colaborar. Ojo, que sufren consecuencias los «no colaboracionistas». ¿Les parece esto normal? ¿Van entendiendo ahora los motivos por los que no hacen más que realizarse convocatorias de oposiciones para contratar funcionarios? Necesitan muchos colaboradores.
¡¡Qué vergüenza de país este!