¿Cuántas veces hemos escuchado, en las últimas décadas, a políticos y a multimillonarios decir eso de que «es necesario reducir la población mundial»? ¿Decenas, cientos de veces? Y lo más curioso es que, a pesar de haberlo escuchado en tantas ocasiones, se nos califique de «conspiranoicos», magufos, o calificativos del estilo.
Pero ellos lo dicen abiertamente y pocos parecen darse por enterados. Unos porque deben pensar que serán otros los que serán «reducidos», otros porque no ven el verdadero significado que tiene esa frase y los demás, porque probablemente estén de acuerdo.
Y la realidad es que «reducir la población mundial» significa, literalmente eso, reducirla. ¿Y cómo se va a reducir la población mundial? Pues eliminando individuos de la faz de la tierra con «derechos» como el aborto, la eutanasia e incluso promocionando medicamentos experimentales con gran éxito en la reducción y no precisamente en la cura de ninguna enfermedad. Sobre todo si esa enfermedad no existe.
Lo más lamentable es que son muchos los que, a pesar de oírlo siguen sin querer verlo. Por eso, personajes como la vicepresidente de los EEUU, Kemala Harris, lo dice tan abiertamente y tan claro.
No hay nada que hacer con esas masas que prefieren creer las mentiras de los medios de comunicación terroristas, y mientras tanto a los que decimos la verdad nos llaman negacionistas, ya podemos aportar documentos que prefieren creer a esos excrementos que los aterrorizan sin aportar ninguna prueba de lo que dicen. En el año 2020 le han lavado el cerebro a la mayor parte de la gente y no se enteran que nos quieren exterminar, aún se piensan que los ancianos murieron de esa enfermedad ficticia y no que fueron asesinados por los protocolos de la OMS, organización mafiosa y criminal que promueve la muerte y la enfermedad y cuyo director es un terrorista al servicio del genocida y eugenista Bill Gates.