Si cualquiera de ustedes hacen una búsqueda en Google para tratar de encontrar quiénes son los accionistas de The Economist, localizarán, por ejemplo, este texto de Wikipedia:
«El Grupo The Economist es una compañía de medios de comunicación multinacional con sede en Londres, Reino Unido, que se especializa en la información sobre negocios y sobre asuntos internacionales. Su ámbito de actuación se circunscribe a revistas, periódicos, conferencias y estrategias de mercados.
El Grupo The Economist es en un 50% propiedad de Pearson PLC a través de The Financial Times Limited. La mayor parte de las acciones restantes están en manos de accionistas individuales, como los Cadbury, Rothschild, Schroder, Agnelli».
Es decir, este grupo empresarial está controlado por un grupo de grandes familias históricamente poderosas que, en muchos casos, están sospechosamente detrás de los grandes movimientos que alteran el devenir de nuestro mundo.
En estos momentos, Francia está pasando por uno de los momentos más delicados de su historia por lo que es, bajo nuestro punto de vista, una clarísima falsa bandera cuyo objetivo es desactivar las protestas de la sociedad francesa debido a que, de momento, son los únicos que están luchando contra la imposición de esta dictadura global que estamos sufriendo.
Pero como a todos estos que controlan el mundo les gusta mucho eso de jugar con nosotros, nos volvemos a encontrar con que, lo que está sucediendo en Francia, ya lo anunciaba ‘The Economist‘ en una portada del año 2006: «Cuentos de Eurabia».
Qué, ¿seguimos creyendo en las casualidades o nos vamos centrando en lo que nos tenemos que centrar?