Nos estaba hasta sorprendiendo la tranquilidad, previa a la tormenta, que estábamos viviendo en las últimas semanas. Sorprendía que pasaran por alto alguna de nuestras publicaciones pero, a pesar de eso, nos trabajábamos el asunto de ciertas palabras, inventándonos términos y «palabros» raros para tratar de pasar el filtro censor de la dictadura española comandada por Sánchez y seguida por millones de borregos, unos interesados y otros ignorantes ya completamente perdidos para la vida inteligente.
Pero una vez acabadas las Navidades y ya de vuelta a sus criminales tajos los políticos miserables que sufrimos, hemos podido comprobar en nuestras propias carnes que esa tranquilidad de la que disfrutábamos, completamente engañosa, no era más que un espejismo. Qué curioso que con la orden de embozalamiento gubernamental, el Googlag de internet se volviera a poner en marcha, ¿verdad?
Pues así estamos. Hemos vuelto de golpe a 2020, 2021, 2022 y buena parte de 2023. Hemos vuelto a tener serios problemas de censura y, como ya estamos bastante acostumbrados, sabemos perfectamente que la cosa va a ir a más. Y qué quieren que les digamos, estamos bastante hartos, sí, pero también estamos cada vez más beligerantes, porque no vamos a bajar la guardia. ¿Que cierran? Abrimos más. ¿Que censuran? Abrimos más. ¿Que intentan cortar el grifo de los ingresos? Buscaremos otras alternativas, pero no vamos a doblegarnos.
Nuestra vida, nuestro futuro, el nuestro y el de los nuestros, está en juego y lo que no vamos a hacer es aquello que criticamos. Si criticamos a la gente que es impasible, cobarde, vaga, que se niega a informarse y que acude tranquilamente al matadero como si fueran borregos, dejándose llevar, nosotros no vamos a hacer lo mismo.
Es cierto que nos tienen ya hasta las pelotas. Pero también es muy cierto que eso es precisamente lo que nos sobran: pelotas.
Tomemos antioxidantes y te de romero,un saludo.