martes, diciembre 16, 2025
InicioCienciaSi renunciamos a las centrales térmicas y nucleares renunciamos también a participar...

Si renunciamos a las centrales térmicas y nucleares renunciamos también a participar de la gran revolución de la inteligencia artificial

Comunicado Asociación de Realistas Climáticos

El profesor Samuel Furfari, fue alto funcionario en materia de política energética en la Dirección General de Energía de la Comisión Europea durante 36 años y profesor de Geopolítica Energética en la Universidad Libre de Bruselas. Es profesor honorario de la Escuela Superior de la Universidad Politécnica de Madrid y actualmente imparte clases en la ESCP Business School de Londres. Es autor de 18 libros sobre energía y política energética. El 8 de diciembre, el prof. Furfari participó en Budapest en la conferencia que tuvo lugar en la Academia Nacional de Ciencias de Hungría titulada ‟Más allá del consenso climático”, junto con el Dr. Javier Vinós, presidente de la Asociación de Realistas Climáticos (ARC). El prof. Furfari quiso hacer una advertencia a la sociedad española a través de la ARC.

Prof. Furfari, ¿cuáles son las necesidades energéticas de la inteligencia artificial y por qué las energías renovables no satisfacen esas necesidades?

Con una rapidez extraordinaria, la inteligencia artificial (IA) ya ha cambiado nuestra forma de trabajar, de pensar y de informarnos. Y esto es solo el principio. Pero la IA consume mucha electricidad. Si su ordenador portátil se calienta en sus rodillas, imagine el calor que desprenden los potentes servidores de los centros de datos.

No solo consumen una enorme cantidad de electricidad, sino que exigen una disponibilidad no del 80 %, sino del 99,99 %, las 24 horas del día. Un corte de electricidad es impensable. Los centros de datos se alimentan de la red y disponen de sistemas de emergencia in situ (generadores diésel, baterías). Un apagón como el del 28 de abril de 2025 en España es impensable en este universo. Sufrir un apagón mientras se carga un coche eléctrico no es nada dramático: se espera a que se restablezca el suministro eléctrico. Sin embargo, un corte que afecte a una red informática, y más aún a las aplicaciones de IA, tiene consecuencias importantes.

Por lo tanto, los actores de la IA y del sector digital buscan soluciones extremadamente estables. Están dispuestos a pagar una prima por la mayor fiabilidad, prefieren sobredimensionar su capacidad y, si es necesario, revender el excedente a la red. Lógicamente, descartan la energía solar y eólica para el suministro básico y se decantan por la nuclear. La industria de la IA necesita enormes volúmenes de electricidad de forma continua: las fuentes intermitentes no satisfacen este requisito.

El problema fundamental de la energía eólica y solar —que muchos aún se niegan a admitir— es su intermitencia, lo que la hace inviable para un servicio 24/7. Esto no va a cambiar: no hay sol las 24 horas del día ni viento continuo. En la UE, el factor de carga medio de la energía eólica es del 25 % y el de la energía solar del 12 %. Esto significa que, la mayor parte del tiempo, estas instalaciones no producen electricidad. No se puede construir una economía sobre bases tan inestables, por no hablar de los costes derivados: aunque, puntualmente, el kWh producido pueda ser barato, el impacto en el sistema eléctrico encarece la factura de los consumidores.

¿Cuáles son esas soluciones estables que buscan los desarrolladores de la inteligencia artificial?

Los gigantes de Internet buscan una generación estable. Muchos se comprometen ellos mismos como productores para reforzar su resiliencia y controlar su suministro. Microsoft, por ejemplo, ha firmado con Constellation un contrato de veinte años respaldado por electricidad nuclear 24/7; este tipo de acuerdo se basa en el parque existente, como Three Mile Island, que se cerró en 2019. Otros apuestan por los reactores modulares pequeños (SMR): Amazon se ha asociado con el desarrollador de SMR X-energy. La idea es sencilla: unos pocos reactores compactos bastan para suministrar electricidad continua y competitiva a estos campus críticos.

Se trata de una estrategia beneficiosa para todas las partes: las plataformas de IA, los productores de electricidad y los fabricantes de SMR. Estos últimos necesitan clientes pioneros, con gran capitalización y comprometidos a largo plazo, para justificar los costes de desarrollo y demostración y acelerar la industrialización de esta nueva generación de reactores. Una demostración exitosa en el ecosistema de IA/servidores sería una señal poderosa para todo el sector eléctrico.

¿Constituye la inteligencia artificial un estímulo que va a impulsar a la energía nuclear?

El desarrollo de estas tecnologías es una ventaja para la energía nuclear, que está llamada a cobrar importancia. La demanda de electricidad va a crecer; cualquier fuente controlable es bienvenida. En los países occidentales, la energía nuclear existente sigue siendo una de las opciones más competitivas para obtener electricidad abundante y estable, siempre que se permita a los inversores trabajar en un marco predecible.

Pero desarrollar esa energía nuclear llevará años.

La IA invade ya nuestra vida cotidiana y la necesidad de nuevas capacidades es inmediata. No podemos esperar a las largas fases de desarrollo, construcción y puesta a punto de la energía nuclear. A corto plazo, la solución es, por tanto, la producción térmica: gas natural o carbón. Es la única forma de abastecer sin demora las cargas críticas, a la espera del despliegue masivo de nuevas capacidades nucleares.

Contrariamente a una idea muy extendida, el consumo mundial de energías fósiles sigue aumentando, y la IA acentuará esta tendencia al impulsar la demanda de electricidad. Dado que la IA está aún en sus inicios y requiere un suministro muy estable, hasta que la energía nuclear tome el relevo por completo, serán las centrales térmicas las que hagan funcionar los servidores.

¿Significa eso que las emisiones mundiales de CO2 seguirán aumentando?

Sí, seguirán creciendo, sobre todo porque ya han aumentado alrededor de un 65 % desde que se proclamó la voluntad de reducirlas, como demuestro en mi último libro «La verdad sobre las COP: 30 años de ilusiones» (disponible en inglés y francés). …Y eso incluso antes del auge de la IA.

Prof. Furfari, ¿es el realismo energético que usted practica una opción ideológica?

El realismo energético no es una elección ideológica, es la condición necesaria para garantizar la continuidad de los servicios digitales de los que ahora dependen toda nuestra economía y nuestra vida cotidiana: ¡la energía es vida!

Muchas gracias, prof. Furfari. La Asociación de Realistas Climáticos comparte su análisis y defiende una energía abundante y barata para todos.

EsDiestro
Es Diestro. Opinión en Libertad
Artículo relacionados

Entradas recientes