La farsa covidicia, acelerando el queo: secuestros domiciliarios, dizque confinamientos, impresionante poro abierto, decisivo asunto. Tiránica y biométrica identidad digital: esclavitud planetaria. Un mundo contemporáneo que está experimentando atroces mutaciones/revoluciones mediadas por tiránicas tecnologías (con el pufo climático como gran coartada), como la manipulación genética y la inteligencia artificial, que poseen el potencial y devienen avanzadilla para redefinirnos y reconfigurarnos, nanotecnología y robótica mediante, como especie. La mafia trumpista de Silicon Valley, pues. Y mientras, en España, entretenidos con «chistorras», «lechugas», «soles» y «folios».

Espanto
La reciente COP30: «Infraestructura digital pública mundial para el clima», guiada por conciliábulo de las satánicas Naciones Unidas. Donde se hibridaron farsa del calentón güebal y timovacunas. Y China, siempre modelo y avanzadilla: los humanoides Walker S2 llegando en masa. Mientras, la inteligencia humana, en pavoroso declive, en nuestra hodierna y esclavizadora Matrix. Y de paso, contándonos la falsaria milonga de la «conciencia» de la IA.
La tiranía tecnotrónica ya está aquí. Gulag digital, si prefieren. Feminismo, ideología de género y trangenerismo, “hábiles” precursores (además de aniquilar la fecundidad de los pueblos autóctonos occidentales y reemplazarnos por pueblos alógenos) Un mundo y una economía tokenizada sin escapatoria posible. Absoluto control mental, el Gang Stalking, vuelta de tuerca al programa MK Ultra de la CIA estadounidense: tan prefigurador. Lo hacen por nosotros. Rebuznan. Por nuestra “seguridad”. Por nuestra comodidad. Te descojonas con esta gentuza.

Y nunca olvides que «la manzana que mordemos a diario es la Vía Apia para crear un falso «yo» vinculado a algoritmos de estupor”(James Tunney, TechBondAge: La esclavitud del espíritu humano). Somos «actualizados» a diario, transformando a los humanos a transhumanos – previa posthumanidad -, cerditos de granja digitalizados, y cuyo único valor reside en sus datos. Y a veces ni eso.
En fin.

