Por Alfonso de la Vega
Mientras estamos entretenidos sobre la cantidad y calidad de los decibelios contra el presidente de gobierno de Su Majestad o si acaso la hija malquerida habría sido disfrazada, pobriña, de espantapájaros para tan alta ocasión como vieron los siglos en notorio contraste con el meticuloso acicalamiento de su familia, siguen pasando cosas por esos mundos de Dios, hoy dominados por el diablo. Todo un triste panorama como puede observar el más topo en un peligroso suma y sigue. Ahora en Egipto todos los heroicos líderes del Occidente arrumbado y con soberanías en almoneda han hecho audaces piruetas para que el emperador les pase la mano por el lomo y les dedique unas palabras de atención mientras les echa las sobras de la pitanza. Los mejores opinantes hermenéuticos evalúan muy serios y ceremoniosos la categoría y forma de cada caricia, en sustitución de innecesarios análisis geopolíticos que de todos modos la plebe no entendería.
En Delfos, un lugar imponente que los griegos consideraban el ombligo de la tierra, existía un templo del dios Apolo ya ocho siglos antes de Cristo y desde entonces se estableció una red de peregrinaje que unía toda Grecia con ese majestuoso lugar. Lo habitual era que las ciudades o polis enviasen delegaciones sagradas que debían transmitir al oráculo preguntas sobre los asuntos públicos. Frente al templo estaba el altar para los sacrificios. Las consultas al oráculo se pagaban en forma de sacrificio o de pastel: el propio templo vendía los animales que debían sacrificarse y las tartas sagradas. Los más ricos solían ofrecer, además de un sacrificio, presentes como estatuas y exvotos. Las tasas en forma de sacrificios o tartas que había que comprar para acceder al oráculo debían ser más elevadas para las consultas oficiales que para las privadas. Con los grandes adelantos de la posmodernidad los chiringuitos los paga el erario.
Heródoto afirma que la pitia le habló directamente al político consultante sin esperar siquiera a su pregunta y, de hecho, le dictó la constitución espartana. Plutarco, que además de historiador fue sacerdote de Apolo en Delfos no describe el frenesí o trance de la pitia, ni lo incoherente de sus palabras. Se cree que no sólo que la pitia estaba presente ante los consultantes, sino que se dirigía directamente a ellos, como cuando los atenienses le solicitaron que escogiera los nombres de las diez tribus o cuando los tesalios le pidieron que eligiera a un rey. Al parecer, en ambos casos se ofreció a la pitonisa una urna con distintos nombres para que ella eligiese. En definitiva, lo que ocurría dentro del templo y la manera en que actuaba la profetisa constituye un misterio. En cuanto al origen de su inspiración, se ha intentado explicar por el uso de sustancias psicoactivas que podían estar presentes en el agua o el laurel, planta protectora, o por algún vapor que actuara sobre su mente. Incluso pudiera ser por hipnotismo o sugestión. Aunque tampoco habría que descartar el soborno o debilitamiento de voluntades en algunos casos. Si bien Delfos al parecer no intervenía directamente en la política de las ciudades, sus oráculos podían ser usados como arma política en caso necesario.
Volviendo a este desquiciado reino cabe señalar que se ha conocido una oportuna visión de la pitonisa barbuda, esa querenciosa Pitia talludita mezcla de Casandra, Pandora y Circe que intoxicada con los efluvios psicogénicos de Delfos con sus piernas sin depilar bien abiertas y sentada sobre el trípode profetiza toda clase de calamidades fatal resultado de la magia negra woke. No hay porqué sorprenderse el socialismo devastador ha ido colocando a sus piezas en las posiciones clave o debilitando voluntades para el mayor y mejor control de la monarquía bolivariana. Salvo algunos jueces que resisten a la numantina, en precario y sin apenas apoyo, ni con la lámpara de Diógenes resultaría casi posible encontrar ya institución o persona que cumpla honradamente con su deber en lo que ha devenido una mohatra prevaricadora, devoradora de impuestos abusivos que nunca vuelven y malversadora de caudales públicos. Y quienes estarían obligados a formar una opinión pública consciente y acorde con lo proclamado en el Preámbulo constitucional para contribuir al bienestar y prosperidad de los españoles resultan encontrarse entre los peores cómplices del tinglado liberticida.
De acuerdo con la visión de la pitonisa oficial el falsario valido de Su Majestad Católica aumentaría su apoyo entre las ignaras hordas votantes, distanciándose de los que le siguen en la carrera por el botín, gracias sin duda a su buen hacer filantrópico y honradez ya demostrados. El rey así lo reconoce y le sonríe encantado. Pero también aparece una negra sombra de lo más preocupante para el tinglado: las huestes judeocristianas de VOX ya casi alcanzarían a las abortistas renegadas del PP entregadas al disimulo y la molicie estupefaciente del cuento de la lechera.
No es de extrañar porque como decía Stalin lo verdaderamente importante no es tanto lo que votan unos pringaos avasallados sino quien cuenta los votos, de manera que conviene calentar el puchero con la pomada del engaño. No obstante, quizás ni siquiera hiciese falta recurrir al pucherazo ex post salvador. En la presente oclocracia borbónica, las famosas masas de Ortega parece que se han rebelado sí, pero en el colmo de embrutecimiento contra la razón, la dignidad, el sentido común y la propia conveniencia, de modo que en este reino bolivariano ahora todo es posible. Basta con observar conductas y conversaciones del gentío o la infame bazofia televisiva que degluten las masas para comprender que cualquier cosa puede pasar. Una chusma empoderada, fanatizada, resentida, psicópata de la que hemos tenido una reveladora muestra con las dos cretinas salvajes miembros de la secta destructiva Futuro vegetal que atacaron con pintura roja un importante cuadro conmemorativo de nuestra gesta histórica. Un chiringuito woke tras del que se encontrarían gentes tan sospechosas como la Aileen Getty, la Abigail Disney, entre otras oligarcas “filantrópicas” al peculiar gusto gringo. En efecto, Futuro Vegetal fue impulsado por el Fondo de Emergencia Climática.
Incluso los escenarios más disparatados como, por ejemplo, que no se vuelvan a convocar elecciones aparecen ya como verosímiles, e incluso probables ¿Por qué convocarlas? No hace falta el paripé, mientras se cumplan las órdenes de Bruselas y la Agenda 2030.La constitución es violada hasta ahora sin mayores consecuencias. Si no se presentan al parlamento el proyecto de presupuestos generales del estado y ni pasa nada, ni el garante Jefe del Estado dice ni mú, siquiera para disimular su complicidad, en verdad no hay motivo para creer que el falsario vaya a cumplir algún otro precepto constitucional de esta pretendida monarquía parlamentaria, tinglado oligárquico arrebatacapas en la que ni el rey ni el parlamento al que debe el nombre pintan nada.
Quizás en sinergia con el antes citado Fondo de Emergencia Climática el falsario propone un Pacto de Estado pero no para cualquiera de los infinitos problemas por él creados o agravados sino para la impostura subversiva de la emergencia climática.
Nos encontramos en la antesala del transhumanismo donde el chip monitorizado sustituye al alma. Despojado el hombre de su dignidad ya vale todo. Y, en efecto, casi todo es al revés con una realidad oficial orwelliana impuesta por el poder, alternativa a la escondida verdadera. Consultaremos al oráculo de la pitonisa barbuda.