Por Alfonso de la Vega
Hechos unos pimpollos con estudiada indumentaria informal de diseño, una servil impostada clá de figurantes y una mansa muchedumbre resignada a la fuerza, Sus Majestades se han dignado visitar por sorpresa el pueblo de Chiva, en arriesgada expedición prudentemente suspendida cuando en la vecina Paiporta fueron recibidos entusiásticamente al grito casi unánime de “asesinos, asesinos” o de “fuera, fuera”. Todo un momento cumbre en el escandaloso reinado de don Felipe y su virtuosa consorte, hito prodigioso sublime que no ha pasado desapercibido a nacionales y extranjeros. El cieno recibido en la cara habría dejado un mal sabor de boca y era preciso resarcirse.
Hay precedentes históricos de estas farsas monárquicas. Así en la autocrática Rusia zarista se cuentan las hazañas del consejero Potemkin con el fin de disimular desastres o hacer creer que las cosas van mejor de lo que van en el calamitoso reino. El general Grigori Alexandrovich Potemkin había sido nombrado gobernador del territorio ruso junto a Crimea. Es tradición que para impresionar a la zarina Catalina II de la que era amante, levantó un decorado teatral compuesto por una serie de aldeas cuyas casas eran solo una fachada a orillas del río Dniéper, rodeadas por árboles y jardines falsos, y pobladas por actores disfrazados de felices habitantes de la zona.
De modo que Potemkin no dejaría de ser un pionero de las modernas maneras mentirosas de hacer las cosas y del propio periodismo mohatrero que las legitima.
Así que, sin anunciarlo antes por si acaso, Sus Majestades habrían disfrutado de un bonito Potemkin valenciano jaleados por una masa coral zarzuelera digna de los chisperos de la Corte del Faraón, o el coro de viudas de La Rosa del azafrán. Si bien no habría hecho falta que se desplazaran de Palacio porque pudiera haber sido instalado en sus vastos jardines apartando los gamos, lo que hubiera redundado en una mayor sostenibilidad y resiliencia así como en una menor huella de carbono. Disfrutamos del permanente reino de la Mentira pero por lo que se ve no se puede estar en todo.
Entretanto, ha sorprendido al respetable público la maniobra del inepto capo turnista de la taifa valenciana de recurrir a un militar para tapar las mortíferas vergüenzas del régimen y gestionar la reconstrucción y ordenación del territorio ahora devastado.
Un asunto que merece atención porque no termina de entenderse bien del todo. En sí mismo resulta una confesión de la degradada naturaleza de los políticos tras medio siglo de Monarquía. Una cooptación de los peores con los lamentables resultados que comprobamos una y otra vez. Para colmo, en la ruinosa pepitoria político administrativa borbónica española no se sabe con qué medios pueda contar la taifa para esa reconstrucción. Pero, haya sido o no provocado por acción criminal, si se confirmase lo indicado por medios de comunicación independientes y bien informados acerca de que el desastre de Valencia vaya a ser empleado para desarrollar la infame agenda 2030 y sus ciudades establo, el papel del general al final pudiera resultar de paradójico cómplice del Mal. Ojalá que no termine convirtiéndose en otro general Potemkin.
Porque la Técnica, el intentar hacer la cosas bien, con criterio y conocimiento, en principio es buena y meritoria cosa, pero en realidad depende de qué se pretenda hacer. Se sabe que existen mercenarios muy eficaces dispuestos a todo. Con su extraordinaria lucidez y conocimiento de la naturaleza humana, Cervantes explicaba las reglas de Monipodio:”cosa nueva es para mí, que haya ladrones en el mundo para servir a Dios y a la buena gente” se sorprende uno de los pillos menos avisados. A lo que contesta otro más experimentado: “señor yo no me meto en tologías. Lo que sé, es que cada uno en su oficio puede alabar a Dios”.
Don Quijote ya le aconsejaba a Sancho Gobernador: “No te muestres, aunque por ventura lo seas, lo cual yo no creo, codicioso, mujeriego ni glotón, porque en sabiendo el pueblo y los que te tratan tu inclinación determinada, por allí te darán batería, hasta derribarte en el profundo de la perdición”. A lo que el buen Sancho le contesta para tranquilizarle que “hasta agora no he tocado derecho ni llevado cohecho”. Finalmente, cuando el buen gobernador Sancho dimite de su cargo, don Quijote le consuela: “ven tu con segura conciencia y digan lo que dijeren”…
Excelente opinión.
Yo me imagino que alguien entre aplauso y aplauso y vítores, alegorías y abrazos al «héroe», le habrá preguntado sobre los cientos de vuelos sin «justificación» «vacíos» de sus Airbus de doble pasillo y Falcons militares a R. Dominicana en solo un par de años…, y porqué firma todo lo del B.O.E. y cualquier ley que recordéis inconstitucional o disparatada, siendo cómplice necesario, y si le dio brillo al pin 2030/ciudades establo (eso me lo apunto jaja) bebe leche de cucarachas antes de salir.
Puro teatro como Potemkin seguro, sí, incluso podría ser que la devastación creada por elles & Co., y después van a visitarla que tal ha sido, y hacer otro poco más de engaño y performance.