Lo que echamos de menos. Las 23 dimensiones perdidas en el origen de nuestro universo. 23 dimensiones que luego se utilizan para configurar un universo vectorial que funciona a base de Nitrógenos. El hecho de que el universo de los demonios sea N3 tiene su vinculación con que se alimenten de deshechos de nuestro emocional. Ellos se manejan por el mental, pero viven de las emociones que nosotros producimos y utilizamos de catalizador en nuestros procesos energéticos.
El centro emocional procesa nuestras emociones produciendo un Nitrógeno cuyo octanaje va a trabajar con la octava que estemos transitando. De esa octava influenciada por esos Nitrógenos es de la que nos vamos a alimentar, nosotros y todos aquellos que estén vinculados a dicha octava. Debido a que las emociones afectan a través de las suboctavas perpendiculares, la influencia de las mismas puede concretarse antes o después de que la emoción se produzca si pensamos en una linealidad de la octava. También de esa octava influenciada por los Nitrógenos se alimentan los demonios. Todos, de una manera u otra nos alimentamos de la energía de las octavas y nuestros procesos emocionales son los que actualmente determinan que tipo de energía se termina consumiendo.
Nuestras emociones, debido a que son controladas por los centros inferiores de control, ya de por si producen Nitrógenos de bajo octanaje. Una emoción, aunque sea positiva como la alegría, no va producir buenos octanajes hasta que no utilicemos los centros superiores. Y entonces ya no va a ser una emoción sino un sentimiento. Cuando procesemos la realidad a través de los sentimientos, produciremos Hidrógenos base en lugar de endo y exoenergías y ya no habrá alimento para los demonios. Mientras tanto, seguiremos viendo como intentan que el DESAMOR encuentre su camino a nuestro universo y llegue a las almas de las cosas buscando desanimarnos por completo.
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