Por Alfonso de la Vega
La Ética como filosofía práctica que responde a la pregunta kantiana «¿qué debemos hacer?» se supone que es una, aunque desde luego hay morales distintas según lugares y momentos históricos. La moral es una realidad social que se encuentra en conexión con la constitución espiritual más íntima o profunda de un pueblo en una determinada situación histórica.
Durante el régimen anterior existía una estrecha relación con la moral católica. No sin ciertas resonancias anteriores como las de un Comte que basaba la moral en la búsqueda del bienestar general como principio exclusivo de la moral. O de un Schopenhauer quien creía que solo las acciones que tienen su raíz en la compasión, o voluntad que quiere el bien de los demás, son buenas.
Sin embargo, esta moral asumida antes por el pueblo español ahora ha sido sustituida gracias a la izquierda posmoderna por actitudes nihilistas o utilitaristas en el sentido más degradado del término no combatidas por una pretendida derecha de conducta hipócrita o apocada. Cuando se asocia la moral a un código religioso cerrado y este falla o se desacredita por lo que sea, suele producirse una anomia personal y social que termina fomentando la corrupción. Se oscurece el entendimiento cuando se asocia moral a una religión o a las legislaciones positivas, y no a la propia naturaleza humana y sus exigencias.
Uno de los problemas más preocupantes de la España actual es la degradación moral que afecta a personas e instituciones y que nos condenan a un presente lamentable y a un futuro desastroso. Se preguntaba Cicerón: ¿los hombres pueden hacer bueno lo que es malo, y malo lo que es bueno?
Eudemonismo como moral
El eudemonismo es una concepción muy antigua que tuvo su mejor desarrollo durante la filosofía griega, y pretende que la ética se reduce al logro de la felicidad. Habría un eudemonismo individual de carácter egoísta si está ligado al hedonismo o propio placer y otro social pretendidamente altruista. Según la visión del emperador estoico romano Marco Aurelio: “No son ni la elocuencia, ni las riquezas, ni los placeres, ni la gloria lo que hacen feliz al hombre, sino sus acciones. Para que estas sean buenas, es menester conocer el bien y el mal…ser feliz es formarse uno a sí mismo una suerte agradable, la cual consiste en las buenas disposiciones del alma, en la práctica del bien, en el amor de la virtud…”.
El barón Holbach, postulaba en su famoso libro La Moral universal, traducido al español en 1812 por Manuel Díaz Moreno.
““La Moral es la ciencia de las relaciones que existen entre los hombres, y de los deberes que nacen de estas relaciones. O de otro modo: la moral es el conocimiento de lo que deben necesariamente hacer o evitar los seres inteligentes y racionales que quieren conservarse y vivir felices en sociedad…” , “El pacto social es la suma de las condiciones tácitas o espresas, bajo las cuales cada miembro o individuo de una sociedad se obliga con los otros contribuir a su conservación y felicidad, y a observar de su parte los deberes de la justicia. En una palabra el pacto social es la suma de los deberes que la vida social impone a los que viven juntos para sus ventajas comunes.”
Pero ¿es altruista el socialismo?
Bien, teóricamente en abstracto pudiera serlo en la medida que buscase la felicidad general. En palabras del citado emperador Marco Aurelio: “No puedo apreciar una felicidad que sólo se ha hecho para mí”.
Ahora que predomina la nueva izquierda mercenaria de la plutocracia financiera globalitaria conviene recordar que Aristóteles consideraba que “muy razonablemente es aborrecida la usura, porque en ella la ganancia procede del mismo dinero, y no de aquello para lo que éste se inventó”. En su Ética a Nicómaco critica a “los que se dedican a ocupaciones degradantes, como por ejemplo, la prostitución y otras semejantes, y los usureros que prestan cantidades pequeñas a un interés muy elevado.” El filósofo sostenía también que el mayor daño que le podía venir a una república era la venta de los oficios. Un reino sólo podría ser bienaventurado despreciando el rey su propia ganancia.
Stuart Mill explicaba el eudemonismo dentro de la doctrina utilitarista que indica como fundamento de la moral, la utilidad o principio de mayor utilidad. Pero en teoría no solo la mayor felicidad de la gente sino de la mayor felicidad total y general. Ahora bien ¿un socialista puede procurar algún tipo de felicidad generalizada? Pues depende. No desde luego si su apropiación de bienes, latrocinio o despotismo vulnera los derechos del resto.
Pero todas estas distinciones pueden resultar demasiado abstrusas o complicadas para un socialista tipo, por lo que se han propuesto definiciones más prácticas, tales como: “Socialismo es lo que hacemos los socialistas”. Así, por ejemplo, las acciones de un Roldán, la expropiación y reparto como botín de RUMASA, FILESA, las hazañas de los Koldo, Tito Berni, Mimaleni, Illa el de la mascarilla, los Guerra, ZP, los desfalcadores de los EREs,….
Dentro del Suma y Sigue de esta relación interminable la UCO de la Guardia civil investiga la trama de mordidas con ocasión de tráfico de mascarillas y otros contratos fraudulentos durante el confinamiento anticonstitucional perpetrado por el gobierno. Y resulta que aparecen presuntas actividades delictivas de allegados al heroico gran timonel. La última, por ahora, es la del solidario y resiliente hermano del presidente, esforzado teletrabajador de la diputación pacense que tiene su domicilio fiscal en una localidad portuguesa junto a la frontera de Badajoz para, según se ha publicado sin ser desmentido por Hacienda somos todos, pagar menos impuestos mediante un traje fiscal hecho a su medida. Pero no sólo sería esa querencia tan filantrópica o socialista ejemplar: según la UCO se habrían derivados fondos de otras tramas delictivas mediante sociedades de pantalla para comprar un palacete.
Una muestra más aunque significativa de lo que hoy pasa. Lo peor es que la corrupción, empezando por la del entendimiento, aumenta al parecer con impunidad. Espinosa lo explicaba con lucidez: «La corrupción desdobla, multiplica, genera secuaces y mana entusiastas, rellenando con el bodrio el hueco de las palabras. Quienes acusan al mando de corrupción arguyen contra su definición, pues el mando se practica corrompiendo ideas y hombres. La corrupción agrupa, el corruptor puede imperar indefinidamente sobre el rebaño corrompido. El necio murmura: esto se halla corrupto, pronto caerá. El sabio le replica: esto va corrompiéndose durará milenios.Pese a todo en España aún existe mucha gente decente, honrada, competente que es sobre la que pesa el actual tinglado político económico social y que hoy se encuentra desamparada y a la defensiva. Sin el ejercicio moral no puede haber verdadera estabilidad ni progreso político. Según Cicerón, «Nadie debe obedecer a los que no tienen el derecho de mandar». El socialismo actual ha roto el pacto social y la convivencia. Este y no solo la corrupción generalizada quizás sea su mayor abuso o felonía.
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Cuando se llega a estos extremos es por el buen numero de traidores y complices.
La revolución va a llegar es inevitable, mientras que sigan estos imbeciles con sus tonterias para distraer, la gente esta hasta las narices de una u otra forma por lo que se liará si o si. Luego habrá que pedir responsabilidades a todos estos listos de la mal llamada «autoridad» de porque no lo evitaron diciendo la verdad y cumpliendo con sus deber frente a todos. Todos estos traidores lo pagaran con su libertad, bienes y patrimonios con una hipocresía insultante y provocativa propio de los regimenes totalitarios, nosotros somos las victimas y ellos los ejecutores del plan de genocidio. No van a escapar.
El socialismo siempre se ha basado en un conjunto de personas idealistas sectarizadas y fanatizadas que creen que las dictaduras del proletariado al servicio de los agentes de los illuminati equivalen al bien común