Por Alfonso de la Vega
El mundo del grial es todo un universo simbólico que abarca muchos y diferentes campos del conocimiento. Forma parte de la antropología, la estética, la literatura, del arte, de la filosofía, de las tradiciones iniciáticas y esotéricas, de la música… del ideal caballeresco. La cuestión metafísica del grial es la de qué significa la totalidad de nuestra vida, qué fines tiene, qué felicidad nos cabe esperar.
En el famoso mito del Rey Arturo y el Santo Grial, la llamada Tabla o Mesa Redonda era una mesa mágica donde los caballeros del rey se reunían para debatir actuaciones para combatir al Mal. Junto a esa mesa, existía un asiento específico, el conocido como Asiento Peligroso, reservado para un caballero de especiales virtudes, destinado a encontrar el santo grial, misión o última razón de ser de la Orden. Sin embargo, para espantar posibles atrevidos ocupas el mago Merlín había dispuesto que el ocupante indigno pereciese.
Los tiempos pasan, la entropía aumenta, el espíritu se ciega. Los hermosos mitos inspiradores de virtudes espirituales se degradan. Como dicen los taoístas devienen en lo opuesto.
Un remedo deformado actual se encuentra en las peripecias judiciales del PSOE, partido de los comisionistas de la revolución, tanto sea la antigua aún pendiente de los proletarios y parias de la tierra en famélica legión como la posmoderna woke promovida por los plutócratas y filantropófagos que los seleccionan y promocionan.
El asiento de peligro actual en la orden contrainiciática socialista en realidad se desdobla en dos. Los de Presidente y de Secretario de organización del PSOE. Existe casi la seguridad de que más pronto o más tarde fatalmente serán procesados por la Justicia remanente pero nunca hasta ahora por acción bondadosa, heroica o filantrópica sino por vulgares delitos de código penal.
Se trata de una especie de maldición de naturaleza kármica en la que se han visto enredados preclaros varones de tan grandes, proclamadas y honestas virtudes como Chaves, Griñán, Ábalos, Cerdán…, en un extraño suma y sigue que no se entiende como resulta posible e incluso probable en Institución tan transparente, bienhechora y filantrópica.
Pero como no se escarmienta en cabeza ajena, ni siquiera de querido compañero, la Tabla Redonda en vez de menguar, crece y se multiplican intrigas y empujones para ocupar el puesto de más peligro. El botín, salir tuneado en los papeles, o el mecenazgo a gastos pagados de cariñosas y complacientes sobrinas bien valen el riesgo.
Sin embargo, aún quedan caballeros que hacen de la Justicia, del Deber y del Honor su divisa. Su puesto es en verdad muy peligroso pues se encuentra amenazado por el Mal. En el hombre siempre suele existir una pulsión psicológica para entregarse a algo. Puede ser por una persona, una idea política, un equipo de fútbol, o la adoración por un partido o alguna otra causa material. Hemos comprobado a lo largo de la historia que la mala salud psicológica dificulta la verdadera religiosidad y que esta a su vez alimenta la entereza moral para cumplir con el propio deber. El grial puede asimilarse a un arquetipo de la Divinidad manifestada. Ahora parecería que somos incapaces de encontrarlo, por desgracia ya muchos ni siquiera lo buscan. Pero, pese a todo, es preciso mantener la esperanza. Como acaba de proclamar León XIV: «El Mal no prevalecerá».
Me he permitido esta aparente digresión anacrónica porque estoy convencido de que el mito y saga del grial no es solo una curiosidad del pasado. La búsqueda del grial es también la del sentido de nuestra vida. De la mente esclarecida y de la pureza del corazón. Los mitos explican importantes cuestiones del mundo espiritual. El grial no es símbolo del fenómeno sino del noúmeno o de la Cosa en Sí.
¿Tenemos respuestas a las permanentes preguntas que nos hace el grial?: ¿Quién soy? ¿A quién sirvo?
Sin respondernos sinceramente a nosotros mismos para obrar en consecuencia el grial seguirá eternamente perdido.
Qué joya.