Hace cinco años le envié a Pedro Sánchez un eterno documento sobre la coacción coercitiva, una de las complejas técnicas que utilizan las sectas para su creación y solidificación. Sabemos que sus ideologías, llenas de sesgos, de mentiras, trampas, miedos y sueños baratos, a cambio de dejar de lado todo lo que vaya en contra del pensamiento único son claves, junto a técnicas de manipulación conductuales para convencer al súbdito de que lo mejor es ser un esclavo y depender de un amo sirven a este fin, empleándose los recursos más sucios y espurios que se puedan imaginar, son hechos, aunque muchos se los tomen a cachondeo. Es de suponer que, puesto en conocimiento de que le describía a la Moncloa lo del covid como una secta pura y dura, no le haría ninguna gracia, pero psicólogos por la verdad lo vio muy clarito desde los inicios.
Hago esta introducción pues va al hilo de lo que viene a continuación: el mismo perro, pero con distinto collar. El uso del dinero y la consecuente pobreza es un arma que utiliza el estado en el marco de dicha coacción coercitiva, un arma silenciosa como el aire radiactivo tras una explosión a miles de kilómetros de la que no hemos tenido ni noticia. Al estado comunista le interesa que la masa sea pobre, muy pobre y su deseo es eliminar cualquier ámbito en el que se puedan tomar decisiones de manera autónoma sin buscar la aquiescencia del gobierno, sobre todo si se trata de supervivencia, el marco perfecto para explotar a la sociedad y dejarla completamente desarmada. Siendo consciente de que lo que les cuento hoy puede sonarle exagerado, los datos son tozudos.
Unas 700.000 empresas cerraron el año 2024 con pérdidas, según la gaceta, en España, a lo largo del año pasado, un 26 por ciento más que en 2023. Este simple datos nos habla de una disminución de la demanda interna en nuestro país, significando esto que los españoles tienen menos dinero para gastar y que el temor a quedarse sin fondos es una realidad en muchas mentes, aunque suene muy exagerado para los buenistas y optimistas. Si según el mundo más de 26000 empresas cerraron ese año por los altos costes empresariales y los salarios que se mantienen o bajan en lo que llaman los socialistas la clase obrera, quien no quiera ver las señales de alarma es porque ya fue cegado. Muchas de estas empresas siguen en niveles de 2019, pero con una deuda mucho mayor, viéndose obligadas a devolver los bonos ICO recibidos cuando la economía se hundió por la plandemia covidiana. No analicemos estos datos de manera fría, el hundimiento pecuniario es un plan clave y nada de lo que ocurre es casualidad, tampoco que asfixien a los autónomos a impuestos o que los requisitos para continuar con su labor, que es nada más y nada menos que dar trabajo a los españoles que no desean hacerse funcionarios o que no tienen la suerte de tener un enchufe con el partido socialista. Más de lo mismo si hacemos un análisis a lo largo del tiempo.
La introducción ideológica de la agenda 2030, con los nuevos requisitos y obligaciones introducidas por orden del ministerio de trabajo en nada ayuda. El estado, convertido en una empresa confiscatoria y que vive del diezmo medieval de los que apenas llegan a fin de mes, introduce los principios de dicho plan de un mundo maravilloso para que los empresarios se vean obligados a convertirse en fieles servidores de toda esa bazofia ideológica. La imposición de formularios extensos, en cuanto se refiere a medio ambiente o de que tengan que hacer cursos de violencia de género, derechos de la mujer, no discriminación de los LGTBI o todo lo relacionado con el falso cambio climático es un dato que se escapa y al que no se da ninguna importancia, a tratarse de meter toda la moral del nuevo régimen 2030 en los empresarios a bocajarro, como siempre hacen.
De este modo el pequeño empresario es como un niño de colegio que se ve obligado a seguir todas las absurdas lecciones que les da su maestra, Yolanda Díaz, siguiendo los viejos principios educativos de otros tiempos, todo a la fuerza, por el bien de los empresarios y sin rechistar, porque si no te fríen a llamadas porque no obedeces la voluntad de tu ama y das mal ejemplo al resto de los compis de la clase que sí están de acuerdo o entraron por el aro de la estupidez que pueda tener la ministra en su cerebro. Todo ello mientras oculta los parados discontinuos, no considerados en las cifras reales de desempleados en España, con un servicio de contratación en el que el estado ya no da trabajo, sino que se encarga de lo contrario o de complicarlo a quien quiere creárselo, todo en el marco de la persuasión coercitiva, para lo cual vienen muy bien políticos con un pasado más comunista que el criminal que pueden tener los matones de la mafia.
El verdadero objetivo es crear una masa de esclavos desesperados que sobreviva con un plato de lentejas en ciudades de quince minutos, que no puedan sacar el coche, que tengan que guardar velas en un cajón si se va la luz o que se vean obligados a compartir sus casas con los inmigrantes ilegales, so pena de ser multados, como ocurre ya en ciudades alemanas. La miseria es el objetivo del socialismo, sólo tenemos que echar un ojo a lo que ocurre en Venezuela o Cuba, donde la mayoría es pobre y la clase superior o del partido vive a todo lujo, robando sin control y sin que la justicia les ponga freno porque ya se encargaron de eliminarla en su quehacer para que no sean juzgados como Dios manda. Lamento decirles que en España ya vamos por ese camino, pasito a pasito, poco a poco y a la chita callando, gracias a la parsimonia democrática en la que se trata de ir descomponiéndola hasta convertirla en un mito sagrado o tótem.
Es este uno de los sinos más preocupantes de nuestro país, donde sólo los que se enchufen al estado o al partido de turno tienen el pan asegurado, permitiendo que las mafias políticas hagan su agosto a costa de la inocencia de los españoles que empiezan vivir en sus carnes serias dificultades frente a las cuales no saben qué hacer, la indefensión como medio y como instrumento perfecto para el sometimiento al nuevo sistema comunista tecnológico.
Nunca se vio nada semejante, pero tampoco como lo que viene a los españoles de a pie si no se levantan y reaccionan. El estado no es lo que creían que era porque nunca lo ha sido. Abre los ojos.
La izquierda es tan sectaria y engañosa como la derecha. El oculto enemigo de siempre las creó a ambas ideologías indisolublemente unidas, junto a las reglas del juego llamado “democracia” representativa de partidos jerarquizados y junto a los medios de manipulación social para engañarnos y que sin darnos cuenta actuáramos a favor de su objetivo y contra nosotros mismos: la esclavización y destrucción de la Humanidad. Este juego se basa en la dialéctica entre fuerzas opuestas: a la izquierda le dieron el rol formal de avanzar hacia el objetivo (llamado “progreso” en su diabólica neolengua) y a la derecha el rol de oponerse, logrando así que los ciudadanos puedan convencerse de que su acción es clave para mejorar el futuro humano. En este juego el individuo se identifica con alguna de estas ideologías-trampa: renuncia a su entidad humana, libre e individual identificándose con, y confinándose en, alguno de estos rediles mentales, convenientemente separados y enfrentados. De esta forma logran convencernos de que el bien es el mal y viceversa.
Todos los líderes de los partidos parlamentarios españoles, agrupados en alguna de estas dos sectas, están en el ajo y engañan a sus bases. Todos aceptan que en los actos públicos de los escrutinios generales provinciales no se sumen las actas a pesar de ser la única forma legal de conocer el resultado oficial de las elecciones (LOREG). Todos estos líderes forman una asquerosa compañía teatral de bienpagás que representa esta grotesca farsante obra de teatro llamada democracia, cuyo título podría ser: Cómo engañar a los ciudadanos para que actúen a favor de los amos del dinero para que éstos se adueñen de sus patrimonios y sus vidas sin darse cuenta.