Por Alfonso de la Vega
Poco después de la peligrosísima crisis de los misiles cubanos de octubre de 1962 con semejanzas con la actual de Ucrania y del posterior magnicidio de Dallas, castigo del héroe que se enfrentó no solo a Rusia sino al establecimiento económico político militar americano, aunque mucho antes de películas como Trece días (2000), allá por junio de 1964 el gran Stanley Kubrick estrenaba su escalofriante película: Doctor Strangelove (Insólito) o: Cómo aprendí a dejar de preocuparme y a amar la bomba. Conocida en España con el nombre menos preciso aunque más comercial de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú.
Otro caso, como decían en La Codorniz, de los de “Tiemble después de haber reído”. Considerada entonces como una comedia de humor negro, una exagerada sátira de política ficción, tras lo ocurrido durante más de medio siglo después y observando la penosa realidad internacional que nos ofrece el siglo XXI, debemos reconocer que de ficción, nada de nada. Más bien profecía y desde luego preocupación humanista y filantrópica por lo que le pueda pasar a la Humanidad en manos de quienes está.
¿Nos gobiernan psicópatas y o corruptos que tratan de convertirnos en idiotas, es decir, que procuran que nos despreocupemos de la cosa pública, geopolítica, bombas y arsenales militares incluidos? Parece cada día más claro que sí. ¿Qué es lo que en verdad se cuece entre bastidores, detrás del tan vistoso, manipulado, embrutecedor y narcotizante escenario “democrático” que nos muestran habitualmente los media globalistas? El caos actual, ¿es resultado del desorden derivado de la suma aleatoria de vicios humanos: ambición, codicia, lujuria, maldad, egoísmo, fanatismo, hipocresía…o, al contrario, estaría planificado por una reducida plutocracia escondida tras diferentes sociedades secretas interrelacionadas que administran las instituciones globalistas y vacían de contenido la soberanía de los antiguos Estados nación? Es difícil saberlo. Hay que buscar en la red, con mucho tino, prudencia y criterio selectivo y aún así se obtienen pocas certezas. Y atentos a lo que se pueda vislumbrar fuera de ella. Pero los hechos son los hechos y algunos pese a todo salen a la luz.
Si hacemos caso a algunos de los informadores ¿supuestamente? fuera del sistema, lo que se ha venido en llamar “Deep State” o estado profundo global controlado por una oligarquía omnímoda que actúa en la sombra estaría conspirando mediante diferentes instituciones sinérgicas controladas para provocar una gran conflagración mundial que hiciera eliminar a buena parte de la población “superflua” , desaparecer el dinero falso o de encaje bancario y generar nueva riqueza para la oligarquía gracias a la reconstrucción de lo que quedara del planeta. Y les corre prisa porque la gigantesca mohatra global por mucho que los media la disimulen, tergiversen o encubran cada vez resulta más insostenible y existirían muchos terribles escándalos relativos a la plutocracia mundial a punto de emerger que sería preciso tapar: Satanismo, sacrificios humanos, pederastia, tráfico de personas, órganos, armas y drogas, abusos transnacionales, devastaciones medioambientales, manipulaciones genéticas, pandemias provocadas, dinero de encaje, macro corrupción… Para colmo, no han conseguido eliminar a Trump, o es que quizás Trump sea un plan B, de modo que la cosa bélica la financie ahora el populacho ignaro europeo y aumentemos la amenaza a Rusia con tropas europeas en la misma frontera.
Las versiones oficiales difieren por completo de este panorama y de modo menos burdo pero no menos incoherente mantienen la contaminación propagandística que muestra la película de Kubrick. Nosotros somos los buenos. Los buenos son los nuestros, hagan lo que hagan. O perpetren lo que perpetren. Nuestros piadosos democráticos dirigentes que invaden con pretextos inventados antes Vietnam, Granada o Panamá y ahora practican el genocidio de poblaciones indefensas por razones filantrópicas en Irak, Libia o Siria… o dan golpes de Estado en Rumania. Los malos siguen siendo los rusos, aunque ahora ya no so sean comunistas pero… claro es que siguen siendo… rusos. Hay más malos, malísimos, los chinos, los coreanos, los sirios, las artificiales de quita y pon de Al Qaeda o Isis o HTS. Sin olvidar la quinta columna de gentes preocupadas por la suerte de la civilización que en Occidente están empezando a comprender lo que pasa y reniegan de que el terrible aparato militar con pretexto de falsas banderas se use en contra de poblaciones indefensas para crear el caos y la destrucción, asesinar a miles de civiles inocentes, generar migraciones masivas para desestabilizar sociedades, en fin, para cuestiones como las que anticipaba el Plan Kalergi hace ya casi un siglo.
Al inicio de la película un texto ad hoc intenta tranquilizar al espectador. Las cosas del film no pueden pasar. Y por supuesto que ninguno de los altos oficiales americanos son psicópatas, faltaría más. Pero, la amenaza existe. El 26 de setiembre de 1986 gracias a la sangre fría, inteligencia, lucidez y al cabo, bonhomía del teniente coronel ruso Stalinav Petrov se evitó una conflagración nuclear por un error de interpretación de la defensa aérea rusa que interpretó erróneamente que se había lanzado contra ella un misil balístico intercontinental. Una falsa alarma que pudiera haber resultado fatal.
Y no sólo por falsas alarmas accidentales derivadas de fallos mecánicos o humanos. Los atentados y ataques de falsa bandera se han venido utilizando históricamente para provocar el inicio de guerras. Los hipócritas americanos son auténticos especialistas en estas cuestiones como bien sabemos los españoles.
Otro aspecto inquietante, muy bien expuesto en otro famoso film bélico, El Puente sobre el río Kwai es el del análisis de las diferencias y a veces incoherencias entre táctica y estrategia. El entrenamiento militar cuando se pierde el sentido común y se convierte en obediencia ciega puede resultar suicida y demoledor en su devenida ciega eficacia de destrucción. Los logros tácticos pueden resultar contraproducentes cuando no desastrosos para lo objetivos últimos. Resulta hilarante la imagen del piloto gringo cabalgando la bomba, trasunto acaso de la de Abaris, el sacerdote de Apolo, montando a horcajadas una flecha de oro a fin de lograr así la perfección de los ritos para lograr la benevolencia de los dioses. Pero, también es escalofriante ver a la entusiasta Úrsula o a nuestro falsario o al pardillo decididos a robar al pueblo para dar gusto a sus amos.
Peter Sellers interpreta a tres personajes diferentes e incluso estaba previsto que lo hiciese con un cuarto lo que no pudo hacer por lesión. Un mismo rostro de los que vemos cada día, en realidad, ¿cuántos roles distintos tiene? ¿Cuál es el más importante sino el verdadero? Tampoco tranquiliza demasiado el final de la sátira de Kubrick. Cuando los dirigentes contemplan embelesados las perspectivas explicadas por el siniestro científico nazi de formar un grupo de supervivientes dentro de su casta que esperaría durante décadas a que pasase la gravedad de la radiación utilizando minas como madrigueras.
En efecto, si tuviesen razón los más alarmistas cierta reducida plutocracia mundial más o menos satanizada valoraría la posibilidad de sobrevivir en residencias subterráneas provocando una gran conflagración para instaurar un tenebroso y esclavizado NOM.
¿Cosa de locos? No, de filántropos globalistas y sus mercenarios.
Nadie puede creer que un cómico televisivo,haya provocado una guerra contra Rusia,quien se lo crea pierde!.
Si es cierto que las ordenes de Zelensky fueron atacar el Donbas y esa fue la primera agresión,que recibió su correspondiente respuesta de Rusia y desde ahí surge la narración de Nación agresora fue Rusia que mala memoria!
No nos engañemos todo el dinero gastado por la CEE ha sido destinado a comprar PETROLEO RUSO.Tosas esas restricciones a Rusia han sido una farsa.
En Ucrania la única tierra rara es el litio,estás minas fueron adquiridas por los Biden,por sus convenios con China,para fabricar baterías,siendo más caras y peligrosas,esas minas actualmente son de Rusia.
Mientras que a Trump le da lo mismo si Biden ha arruinado los EEUU enviando armas y mucho dinero a una guerra perdida,y de algún modo Europa lo tendrá que devolver,aunque sea con aranceles.Y lo mismo en Israel.
Así que los responsables son los que dirigen la CEE,que ahora quieren pintar a Trump,como el malo de la película,mientras que el Estado profundo,está destruyendo las empresas de Elon Musk,quien está siendo amenazado de muerte.
Que trama la CEE?,y cuanto tiempo más nos seguirán mintiendo?que nos ocultan?,que son ya una dictadura Europea?.
He visto mucho cine. En las pantallas (y fuera de ellas 🙂 Las cintas de Kubrik las vi todas. Algunas varias veces. Como su incisiva y crítica trilogía enfocada en el complejo militar industrial de la Corporatocracia Cleptocrática.
Cada una de ellas una aproximación y enfoque propios a distintas cuestiones castrenses.
La segunda (a la que alude el artículo) y la tercera (‘La Chaqueta Metálica’) me parecen de sobresaliente alto. Sin embargo, ‘Senderos de Gloria’ está, a mi entender, a otro nivel. Lo tiene todo. No se le puede poner pero alguno. Fuera de serie en cada aspecto: Guión, interpretaciones, diálogos, fotografía, ambientación, vestuario, escenografía y escenarios., etc.
Adjudicarle matrícula de honor sería ser rácano. Cada cinco o seis años la vuelvo a ver. Y cada vez, desde hace cuarenta años o más, he descubierto nuevos ángulos. Trasciende su temática ofreciendo un panorama sin concesiones del principio causa-efecto. Lo que acontece cuando personas de palabra y honor (como el coronel interpretado por Kirk Douglas) son embaucadas y burladas contra su juramento y, aún peor, su naturaleza. Acabando así inesperadamente a disposición servil de la infestación mental y de sus contenedores/envases en este plano: Las marionetas del mal.
Cuando veo cine que no está rodado en español prefiero la V.O.S. Para mí (concretamente) las películas dobladas pierden bastante en todos los sentidos. Y, además, las traducciones mediocres desmerecen el trabajo tanto del elenco como de los realizadores.
La segunda cinta traducida incomprensiblemente como ‘teléfono rojo’ parece surrealista, pero nada de eso. Bajo el humor ácido y corrosivo de la superficie refleja lo que algunos sabemos. Una cosa es la narrativa del amañado discurso de la propaganda. Y otra muy distinta la realidad.
Ejemplos todos los que se quieran. A pesar de los convenios firmados, durante la 2ª G.M. se produjeron incontables matanzas sin cuento de civiles inocentes. Así, en la URSS/CCCP (que muy poco, o nada, tiene que ver con la Federación rusa actual) los bolcheviques asesinaron a millones de compatriotas y conciudadanos de todos los estamentos. Cuando el ejército terrestre del III Reich inicia la invasiva ‘Operación Barbarroja’ se quedaron estupefactos al ver a los comisarios políticos de la ‘liberación marxista’ disparando por la nuca y volando los sesos a no pocos de sus propios soldados. Gentilezas de la camaradería marxista.
«Los militares son mudos animales estúpidos para ser usados como peones en la política exterior.» (Henry Kissinger al secretario de la US Inc. Corp. Alexander Haig, ‘The Final Days’ 1995, Bob Woodward & Carl Bernstein)
(Continuación)
El distrito de la City no quiso ser menos. Y por cortesía Anglosionista, a la República de Francia les destruyeron y le hundieron el grueso de su flota (atracada en Mers-el-Kébir, Orán). Con el (burdo) pretexto ´preventivo’ de que no la requisaran los alemanes. Naturalmente, juego sucio piratesco para a) anular un competidor y b) engordar a los chanchos del Banco de Inglaterra (endeudando a los franceses).
(En su momento los trileros del Banco de Inglaterra ya financiaron las campañas bélicas de Napoleón contra… Gran Bretaña).
En su día se trató de tapar la cantidad de civiles franceses que la City ordenó liquidar ‘colateralmente’: Tras el desembarco de Normandía, por ejemplo en los bombardeos contra Caen, el ‘héroe’ Churchill y sus esbirros, a sabiendas y con premeditación, hicieron chicharrones a unos 25.000 civiles franceses. Todo a pesar de los reiterados teletipos remitidos desde el Estado Mayor del ‘OKW’ (Ober Kommando der Wehrmacht). Y también el almirante Canaris (quien para entonces ya era medio topo ‘allied’ en la Inteligencia Naval) advirtiendo para evitar la masacre de franceses.
Los civiles en Londres también padecieron durante la experimentación de la cohetería V1 y V2. Sus autores y desarrolladores (entre ellos Wernher von Braun) luego de la pantomima de Nuremberg y la intermediación de los agentes comisionados del Wetiko (Wetikannu/Roma) irían fichados por la US Inc. Corp.
«El sentido de la vida consiste en que no tiene ningún sentido decir que la vida no tiene sentido.» (Wernher von Braun)
Con todo, la peor parte se la llevó la población alemana (fuesen nacional-socialistas o no). En Dresde, por ejemplo, ciudad monumental y sin industria pesada, lanzaron en una sola noche contra la población civil más bombas (además incendiarias) de las que cayeron sobre Londres durante toda la guerra.
Y lo de Cipango daría para otro capítulo.
La tercera entrega de la trilogía (‘La Chaqueta Metálica’) refleja magistralmente tres aspectos principales:
1. La tradicional ingenuidad del jovencito idealista que se alista. Ignorando que no está sirviendo a una nación (Nota: inexistente como tal desde 1871) sino, en su caso, a una Corporación omnipresente. El señor Kubrik conocía la célebre obrita breve ‘La guerra es Latrocinio’ (del general de brigada Smedley Butler).
2. La gran diferencia que hay entre la previsible y rutinaria vida cuartelaria comparada con la realidad espantosa del frente de batalla. Los procedimientos empleados no precisamente para entrenar y potenciar las destrezas ciertamente más necesarias y útiles del futuro combatiente. Sino el ahinco de los posesos para quebrar el espíritu del recluta, alienarlo y traumarlo a fin de transformarlo en estúpida carne de cañón y forraje para los miasmas del bajo astral.
3. El componente propagandístico y los reporteros empotrados para influir frivolamente. Y aprovecharse de la acrítica, crédula e inconsciente parte de la población para que arrastra al resto. Y pagar con sus bienes e incluso con sus vidas el aquelarre de la Patocracia cleptocrática –> Subproducto de larga data por efecto de los controladores de este mundo.
«Aquellos que pueden hacerte creer absurdos, pueden hacerte cometer atrocidades.» (Voltaire)